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Veo el rostro de la realidad en cada uno a los que miro. Como en sus ojos existe esa expresión de tristeza, como a su vez esta plasmado en su cara un toque de felicidad y sobre todo de esperanza.
Miles de almas he visto, centenares de ellos me han ignorado, pero a una limitada centena he querido conocerlos. No solo quiero ver su rostro e imaginarme su vida como me lo pintan sus facciones, quiero entender el por que de sus miedos, quiero encontrar su razón de estar ahí, el por que de sus costumbres y sobre todo el por que de su existir.
He estado aquí esperando el día en que alguien se abra a mi, me cuente como están sus hijos, que le molesta del día o simplemente que me salude, pero eso nunca va a pasar, pues cada uno esta inmerso en sus historias, en sus sentimientos, lamentándose por que nadie los escucha o por las males del ser ignorado, no se dan cuenta que uno esta ahí, esperando a que alguien (quien sea) cuente su historia.
Cada uno tiene su historia, unos mas trágicas que otras, algunos han tenido mas fortuna que otros, pero cada cual tiene algo que contarle a este mundo, cada uno de nosotros podríamos convertir nuestra vida en guión de película o en libro de aventuras, pero son pocos los que tienen la facilidad de entender que no se necesita ser rico o famoso para que su vida sea valiosa sino solo se necesita tiempo para contarla, y eso es lo que muchas veces arruina la función.
Una vez mas me bajo del metro de mi ciudad, con una serie de historias inventadas de gente que cada vez mas se me hace conocida. Ha pasado otro viaje en donde nadie ha tenido tiempo para contar su historia de vida.

Texto agregado el 30-04-2005, y leído por 160 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
19-05-2006 Así es, somos hormigas, como habíamos dicho. Qué fácil es quedarnos en nuestra tranquilidad, encerrados en las barreras de nuestra piel. Caminas por la calle, no te conozco, ¿para qué te volteo a ver? Si no tengo interés en buscar historias, tal vez es que tampoco quiera contar la mía.Pero dejemos que las hormigas lo sigan siendo. Nosotros por lo pronto en lugar de esperar a que el extraño que se sienta junto a nosotros en el metro nos hable, deberíamos intentar, no se, por lo menos saludar. Y te dije que sólo 2 veces lo había intentado, pero ahora son 3, porque un extraño no necesariamente es el que se sienta en el metro, sino un compañero de clase que llevabas casi 2 años sin conocer. deaguasprofundas
30-04-2005 PS. Por favor cámbiame la "s" de la palabra "sicatriz" que escribí tan mal por una "C". Gracias calara
30-04-2005 Aceptando que tienes mucha razón, estimado hermano mexicano, ahí te va una resumida semblanza de este aprendiz de poeta chilensis: Lloré por vez primera cuando arribé a este planeta en un cuerpo que pesó 4,8 kilogramos (hoy, 97) el Sábado 12 de mayo de 1951 . Soy de Santiago de Chile. Me crié en el barrio de Avda. de La Paz (la que lleva al Cementerio General), hasta mis doce años vi pasar esos séquitos fúnebres. Me crió la madrastra de mi madre a la que cariñosamente yo llamaba NANA. Muerto mi "taita", el esposo de mi "Nana" (la que también falleció 3 años después), nos fuimos a unir a la familia que mi madre había formado con el padre de mis seis hermanos menores. Cuando tenía yo unos 16 años dejé de estudiar para dedicarme a trabajar y así aminorar las escaseses producidas por el descuido de papá quien, como camionero que era, tenía otros hogares paralelos en las ciudades de Chillán y Concepción. En 1971, estando trabajando en el balneario llamado El Tabo, conocí a la que fue mi primera esposa con quien me casé en 1972. Fruto de ese proyecto familiar hay una hija y un hijo. Nos separamos y anulamos ese matrimonio después de 20 años. El hijo (de 23 años) vive actualmente con ella y la hija (de 25), conmigo. El año1992 intenté un nuevo proyecto familiar que también fracasó en 2002. De eso también hay un hijo que hoy tiene 11 años y vive con su madre. Estas dos experiencias me han hecho cuestionarme si realmente estoy hecho para el matrimonio. Sería muy fácil justificarme y describirme como un hombre sin culpas; pero no lo haré. Sin embargo, en mi defensa diré que: - En ambas experiencias me dí por entero a formar hogar y familia trabajando con tesón, colaborando en la crianza de los hijos y guardando una fidelidad casi ingenua. - No soy ni he sido esclavo de ningún vicio denigrante que me haga un ser desechable: fumé durante 23 años aprox. y hace 15 que dejé el cigarrillo; en mi adolescencia fumé marihuana por tres años y, en cuanto al alcohol, bebo con límite, a lo lejos, en ocasiones muy especiales. Pero, NO suelo emborracharme. - En lo que atañe a mi desempeño de macho nunca tuve quejas; muy por el contrario, declaraciones de satisfacción es lo que siempre escuché. Ahora cabe la pregunta, entonces: ¿Porqué dos fracasos? Tengo mi explicación para ello; pero el juicio, para que tenga garantías de justo, debe hacerlo alguien desde una pespectiva netamente imparcial. Porque uno tiene tendencia natural a absolverse cuando analiza sus hechos y los de los demás. En lo referente a mi situación actual, ésta, es la siguiente: Desde la ruptura de relaciones con la madre de mi hjo menor, vivimos relativamente tranquilos, yo y mi hija, en un habitáculo interior que arriendo acá en un villorrio llamado Casas Viejas de Puente Alto, cerca de nuestra ciudad capital; lugar donde también trabajo, hace ya 4 años, como paradocente de una escuela local. A pesar de que las oportunidades se han dado NO he tenido pareja alguna después de esta última. Puede ser que las sicatrices de mi alma esten recordándome los riesgos de un nuevo intento. Aclaro que ambas rupturas son de carácter irreversible. Soy hombre de decisiones previamente reflexionadas y, por lo tanto, sólidas como mi codo. No me gustan las situaciones ambiguas. Bien pues, estimado Josafat. Si hay algún detalle que te inquiete no dudes en hacérmelo saber. Estoy siendo como un libro abierto a sugerencia tuya. Deseo (si aún no ha sido) que Dios te permita conocer la genuina y perenne felicidad que no se halla fuera de tu ser sino en lo recóndito de tu propio espíritu: Con afecto fraternal CARLOS. calara
30-04-2005 te felicito, excelente reflexión...excelente crítica a todos y cada uno de esos que les encanta hablar sobre lo que les pasa o lo que sienten, como si no hubiese en el mundo cosa más importante que su vida y sus sufrimientos...como tu dices: "Cada uno tiene su historia...", y es verdad, algunas son mas sufridas que otras, pero no por eso más interesantes o importantes... A veces el sufrimiento puede convertirse en egocentrismo, algo así como "mírenme, yo sufro, merezco de su lástima...mírenme"... Weno...hay de todo en esta vida...Nuevamente te felicito por la reflexión... calibraxis
30-04-2005 hay tantas historias llenas de lagrimas y aveces risas cmo histerias llenas de temores miedos y traumas, pero tambien hay tantos caminos para no dejarnos caer en el hoyo, contemoslas, saquemoslas y continuemos nuestro andar venusita
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