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Sentado al borde de tu aliento el mundo se detiene
suspendido en la humedad de tu aroma que recorre cada momento
para alojarse en los rincones enquistados de toda memoria,
emociones que vuelan en alas ajenas a toda jaula,
unas fotos pegadas
unas letras colgadas y mis dibujos que como grafitis tatúan las paredes,
tus manos delgadas que apenas rozan las mías
ya gastadas sitúan todas las distancias
mientras un parpadeo incesante comienza a despertar olvidos.

De pronto...
todo se ha llenado de sueños en vuelo
y cuando eso ocurre,
un profundo silencio invade mi alma,
se enreda el tiempo,
los rostros aparecen y se diluyen sin cesar,
la nostalgia embriaga mis ojos nocturnos,
mientras un amor inocente moja mis labios
para nombrarla tan suavemente como la ligereza de su cuerpo
que cual columpio aún se cuelga de mi piel.

Me saltan a la mente recuerdos limpios,
risas y gemidos que estallan por los aires,
un mundo de intentos,
como ciego tanteando,
como niño soñando.

Me saltan las luces de la plaza,
las muñecas de una pieza,
una cama rosada cubierta de flores,
sus ojos verdes de sonrisa blanca,
la dulzura suave de un reflejo que es un beso,
un estremecimiento que irrumpe como llanto mudo
alguien que negó el olvido
pero que partió inevitablemente junto a tardes de juegos
y eternos paseos bordeando sus esquinas.

Luego el tiempo
como siempre adormeció las despedidas,
silenció un adiós implantado,
que rodó desde mis ojos a mis manos huérfanas.

Luego el tiempo como siempre movió horizontes,
transformó calles y cambio zapatos
la irrupción de la belleza rapto mi vida.

Ella era como mirar el cielo
tendido en una larga tarde sin partidas,
sus pupilas de miel eran un abismo,
que parpadeaba la vida en un vacío infinito,
no había límite alguno,
era como navegar sobre vastos océanos inexplorados,
descubriendo sus bordes en cada brisa de las olas,
que intenta no morir en la arena del tiempo.

Sus vestidos eran una fiesta de colores
que competía con la primavera,
brillaba como la luna que cae desmembrada sobre el mar,
enredando la plateada locura de la pasión
que caía constantemente sobre mis hombros.

Yo infinitamente trastornado transcurría sin bordes,
estudios, talleres, dibujos y más dibujos,
paseos interminables, estaciones de tren,
otra pieza como ésta,
entibiada solo por el universo que escondían sus párpados,
por los rayos invisibles que brotaban de sus manos atrapando todos mis sueños.

De pronto...
me invade la nostalgia que atraviesa mi espalda,
dejándome indefenso frente al mar de la desolación,
un brinco... una rabia, un temblor antiguo,
borra de un brochazo todo recuerdo hermoso,
clausurando la alegría.

Es ella que al final me atormenta,
ella que de recordarla duele
que clava como espina de rama seca,
que se hunde tras la sangre que lleno mis estadios vacíos,
luego viene nuevamente el silencio,
pero esta vez me conduce a oscuros laberintos,
a la locura de lo imprescindible,
lo entrañable de un aroma húmedo y nocturno,
que nace despuntando todos los amaneceres.

Ella es una herida eterna,
un salto al vacío,
ella siempre se cuela dentro de mi como epidemia,
como un viento helado que te traspasa y corroe,
que te deja indefenso y triste.

Ella grabó en cada línea de mis manos
un adiós de horizontes tendidos,
un dolor devastador
un desierto sin tregua
que solo lo posterga el tiempo,
pero que sigue allí
estoico al borde del acantilado de tu mirada
y eso es un tormento,
es una historia que no encontró el perdón,
que el tiempo como siempre se aferra en hacer creer
que se puede olvidar.

Quizás ahora que he vuelto a encontrar el amor,
que las paredes están rayadas con otro nombre,
otro cielo, otro siglo
que el aroma húmedo y nocturno que siento
y que aun perdura es de quién apenas roza mi piel,
si, quizás ahora todo cambie.

Ahora este nuevo eco de caricias aun consume la noche
y su ternura tiende a cegar todo tiempo pasado,
quizás ahora esta persistente e incansable mujer de días tormentosos,
traiga la lluvia que lave mis ojos,
llevándose para siempre las nubes,
que han cubierto mi sol durante tanto tiempo.

Ella ama con los secretos, la magia, la calma,
con la lucidez de saber que el temblor y la pasión
son sólo instantes,
que existen otras fronteras que cruzar,
que los colores del arco iris no terminan en el horizonte.

Ella es un misterio que ha ido llenando mi vida día tras día,
no se como, pero la ha hecho,
siento que sus ojos en los míos han reinaugurado el amor,
su belleza hoy despierta el cielo de las mañanas,
inundando toda la habitación,
esta en todo lo que me rodea,
un sueño, una caricia, flor, hierba, malesa,
un instante una eternidad.

Texto agregado el 24-07-2005, y leído por 264 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
14-12-2006 viertes amor e ilusiòn...precioso sueño... luzyalegria
07-01-2006 Perfecto, simplemente bellisimo.... sofiasol
09-08-2005 Despliegas, a través de este largo texto, todo tu esplendor de poeta. ¡Felicitaciones, amigo! ***** duckfeet
29-07-2005 ¡Hermoso! HoneyRocio
25-07-2005 qué estás haciendo que cada día siento que lo haces mejor? este es mi preferido... te ha quedado muy bello felicidades¡ un cielo completito mi querido matemático. amayrany
24-07-2005 Que hermoso te quedò Vac, tan hermoso como tu forma de amar, vas relatando todo y es tan fàcil ir imaginando cada palabra tuya hecha imagen.Me encantò, VIC.***** besos. 6236013
 
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