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Inicio / Cuenteros Locales / sindari / La persistencia de la memoria

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Tomábamos para olvidar, pero la memoria era persistente.
Me había dicho que era su noche de bodas, y le pregunté por qué estaba en el bar.
- Cuando llegamos al hotel ella me dijo “¡Qué vergüenza! Me acuerdo del papelón que hizo tu tío cuando bailó el vals conmigo y me quiero morir. Estaba totalmente borracho, casi me rompe el vestido cuando pisó la cola, pero lo peor no fue eso, el vestido me hacía panza, tanto que tu hermana me dijo que le preguntaron si nos casábamos de apuro. ¡Ya me imagino lo que van a decir las viejas chusmas del barrio! Yo le dije que era la sidra, que me había caído mal y me hinchaba, porque te dije que no le encargaras la sidra a mi primo, que es un chanta, pero vos no, como es tu amigo... ¡Claro! Él nos presentó y tenías que devolverle el favor encargándole la bebida para la fiesta, ni siquiera se jugó con un regalo decente ¿Viste lo que nos regaló? ¡Una cacerola! Espero que no sea usada, porque si la uso la gorda de su mujer vaya a saber uno qué cocinaron ahí. ¡Cómo está esa mujer! Para mí que está enferma, no puede estar así de gorda y ser normal. Como tu vieja. Y encima entre las dos se comieron casi toda la torta. Te digo que pensé que no iba a alcanzar. Y para colmo le pusieron esas cositas duras que no se pueden morder y apreté una con la muela que tengo cariada, y yo sonreía y sonreía. ¡Y esos sandwiches de jamón con ananá! Yo no sé a quien le pueden gustar. Para mí las cosas son saladas o dulces, y no esas mezclas asquerosas. Ni esperes que te cocine alguna cosa como esa. Empanadas de carne con azúcar sí, pero nada más. ¡Qué asco! Ahora que me acuerdo, espero que si tenemos hijos no salgan con ese culo cuadrado que tiene tu vieja, igualito al de tu hermano. ¿Viste que después de comer se aflojó el pantalón y se le veía la raya cuando bailaba? Yo no sé a quién saliste. Encima cuando me sacó la liga me manoseó por todos lados y vos no dijiste nada. Pero peor fueron tus amigos. Yo no sé cómo podés llamarlos amigos a esa manga de degenerados con los que te criaste. Las que son unas santas son mis amigas, que estuvieron toda la fiesta soportando al baboso del cura que no las dejaba bailar tranquilas. ¿Viste la cara de degenerado que tenía? Para mí que a ése lo echaron de algún lado y lo mandaron al pueblo para que no haga escándalo. Encima mi mamá se confiesa con él. Yo le dije que ese cura no me gustaba, pero ella insistió en que nos casara. Estuvo haciéndonos un discurso de dos horas y casi me muero de risa cuando se le corrió el peluquín. Yo no lo escuché, hubiera preferido un cura que no diga tantas pavadas sobre los hijos y esas cosas. Parece que viviéramos en la prehistoria. ¿Qué se cree? ¿Que todavía soy virgen? Deberías haberle dicho en la reunión, ésa que tuviste con él. Porque yo le negué todo. Porque viste que los curas después se rayan y capaz que no te casan. ¡Ay! ¡Estos tacos me están matando! Encima el estúpido del fotógrafo me hizo meterme en el barro cuando me llevó al parque a sacarme las fotos. Yo le dije que no me metía por ahí, pero mamá insistió, que le hiciera caso, que me iba a hacer unas fotos hermosas, y que era la única vez en la vida y todas esas cosas que dicen las madres cuando se les casa una hija, pero la verdad es que el fotógrafo me pareció un tarado, encima en la iglesia se la pasó haciéndonos señas para que lo miremos cuando nos poníamos los anillos, cuando nos dimos el beso, cuando el cura hablaba, cuando dimos el sí... A todo esto... ¿Por qué tardaste tanto en decir que sí? No habrá sido porque estaba la negrita esa de la Chula, porque desde ya te digo que ni se te ocurra pasar por la casa de esa chiruza, negra engrupida, que desde que te conozco que te busca. A mi no me vas a hacer creer que no pasó nada. Encima sacó el anillo y cuando le tiré el ramo a mi prima la solterona la muy tonta no lo agarró y la Chula lo manoteó peleándose con mis amigas como si fuera un billete de cien pesos, porque por cien pesos la Chula debe hacer cualquier cosa. ¡Qué cien! ¡Por diez! ¡Gratis! ¡Si esa negra tiene una fama! Si te contara las cosas que me dicen de ella. Yo no sé cómo la invitaste. Pero ahora va a tener que resignarse porque sos mi maridito...” y no seguí escuchando porque me fui a buscar a la Chula...
El fondo blanco le crujió en la garganta.
- ...pero estaba con mi primo. Yo los presenté cuando empezó la fiesta.
Pagué los tragos y me puse de pie. No recordaba por qué había ido al bar, pero me sentía reconfortado.
Su reloj seguía reblandecido, así que me despedí deseándole que hubiera suficiente vino en la ciudad.

Texto agregado el 27-10-2003, y leído por 1297 visitantes. (17 votos)


Lectores Opinan
05-09-2009 Como dijo Dalí: "para ser un genio, hay que creérselo". La Chula parece gozar de mejor subrrealismo. y, cambiando algunas palabras del maestro: "para ser feliz, hay que creérselo". De lo contrario la memoria persiste, pero el amor no. nabrolquiscem
24-05-2008 Eres un genio, que buen diálogo, casi un monólogo... me encantó.. me reí bastante con tu texto.. te felicito!!! liruviel
11-12-2007 Qué buena frase de cierre. Muy buen texto. eride
09-03-2005 Todas mis estrellas son tuyas, amigo, una vez más. Y son pocas, como siempre. vaerjuma
14-02-2005 pobre tipo!!! muy gráfico y diverido.. --Vincho--
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