Es una tontería pelearse con una Musa. Si dice que no es que no. Y de nada vale rogar, ni arrojarse a sus pies suplicando una palabra iluminadora. Si dice que no, es que no. Y punto.
Puedes entonces mirar, pensativo, durante horas los botoncitos de Word que hay encima de la archiconocida hoja en blanco, que aunque digital sigue siendo igual de implacable.
Por cierto ¿Sabe alguien para que sirve el botoncito con la brocha? Bueno...

O la otra opción es echar mano de los nuevos recursos que hay para escritores.

Taller de cuentos: Práctica del relato breve.
El temario del taller abarca desde los procesos de creación y desarrollo de la imaginación hasta la manera de estructurar y construir las historias. Incluye además un apéndice con técnicas para combatir el bloqueo del escritor.

Si lo que no haya en Internet...

A ver esas técnicas:

Técnica nª1: El diccionario
Abra al azar el diccionario y elija una palabra. Ciérrelo y repita el proceso. Intente escribir un cuento en el que aparezcan esas dos palabras.

Por parecer, parece fácil. Mira tú para que servía el diccionario y yo sin saberlo. Pues nada, a desbloquear, a desbloquear...

Primera palabra: Tortuga.
Bien, estoy contento con la primera palabra. Las tortugas dan mucho juego. Mira la tortuga de Momo. O las Tortugas Ninja. La fábula de la liebre y la tortuga. Las tortugas son listas. Son como Búhos con caparazón o algo así.

Segunda palabra: Toalla.
Joder, siempre abro el puto diccionario por la to ¿o qué? Ya está. Una toalla es como una alfombra. Y hay alfombras voladoras. Pues podía ser una toalla nadadora. O una toalla de hotel. Bueno, ya veremos

Vamos con el título:
“La tortuga y la toalla ” no demasiado evidente
“La toalla de la tortuga” suena infantil
“la tortualla”animal mitológico mitad tortuga mitad toalla. Tampoco. Vaya mierda de animal mitológico.
“La toalla” Suena bien. “La toalla”. Simple y sugerente.


“La toalla”
A las dos de la tarde la piscina se quedaba prácticamente vacía. Casi todo el mundo se iba a comer a su casa huyendo de las horas de más calor. Después de un buen baño Ramón se tumbaba sobre su toalla a la sombra de uno de los dos sauces. Un niño lloraba porque no quería salir del agua. La luz blanca y fuerte hacia difícil mantener los ojos abiertos. La madre por fin se llevaba a rastras al niño hacia la puerta del recinto y sus lloros cada vez más lejanos sonaban como una nana. Ahora se escuchaba la radio por la megafonía de la piscina. Era una emisora local y sonaba algo que podían ser “Los secretos”.

- jajaja
- ¿Y desde cuando te llamas Ana?
- ¿Tú crees que esa es una pregunta seria? Todo el mundo siempre se llama igual ¿no?
- Yo pensé que las tortugas...
- Deberías de ser más respetuoso con la coherencia.
- Perdón, si te ofendí. En realidad me apetecería más darte un beso.
- Sabes lo abochornado que te sentirías al despertar. Por habar soñado que besabas a una tortuga. Freud y las tortugas no se llevaban bien.
- Pero tú no eres una tortuga. En los sueños todo es simbólico. ¿no?
- Si, eso he oído ¿entonces que soy?
- ¿Por qué crees que te llamas Ana?
- No sé, conoces más Anas a parte de mí.
- Te conozco. Eres una chica.
- ¿Y lo de que tenga forma de tortuga?
- Bueno, sobre eso podría darte la explicación psicológica de que el caparazón simboliza que eres inalcanzable. Que te defiende y que la a la vez te separa. Pero no es eso. Sólo eres una tortuga por un maldito juego de desbloqueo.
- Eso tampoco es verdad. No jugaste ningún juego.
- Es cierto olvidaba lo listas que sois las tortugas.
- Eres una tortuga porque no quedaban caracoles.
- ¿qué?
- Los orfebres odian los caracoles...
- Permíteme que te recuerde de nuevo la coherencia. ¿te gusta la toalla?
- Me encanta. Es muy cómoda. Y en ella se está muy a gusto. Mira como me he quedado dormido.
- Sabes, es una toalla nadadora.
- ¿Cómo sabes tú eso?
- Yo te la regalé. ¿No recuerdas?
- Sabía que la tortuga eras tú
- No hacía falta ser Sherlock. Me llamo Ana ¿no? La toalla es nadadora.
- ¿Para cruzar el atlántico?
- ¿Para que si no?
- Túmbate a mi lado.
- Espera que me quito el caparazón. ¿Estás seguro que esto es un sueño?
- Si seguro.
- Mejor vamos por la India. No tenemos prisa ¿no?
- Sabía que no eras una tortuga.
- Cállate y dame un beso.
- Agarramé fuerte. Creo que me voy a caer.
- No es una caída, idiota. Sólo es que te vas a despertar.

Ramón espantó la mosca que intrépida exploraba su rodilla. Intentó volver al sueño, pero la tortuga sólo era otra vez un dibujo en su toalla. Los secretos aún seguían con la misma canción.


Comentarios:

Creo que esto no es un cuento. No encuentro la trama. No ocurre nada.
Rapunzel

A mi me ha gustado.
Dante__stapelli

Otra vez el topicazo de los sueños. Alguien en la página los debía de prohibir.
Fofo

Muy divertida la envoltura del cuento. El cuento en sí no vale nada.
Elpopeyon

Cada vez que te leo, me pareces mejor. Hilarante e ingenioso. Probablemente lo mejor que he leído desde hace mucho tiempo.
Larsencito

¿??
A ver si alguien me lo explica.
Atlántico