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Le palparon el cuerpo mientras tomaban sus pertenencias, el cinturón, los cordones, la billetera vacía salvo por la foto de Miguel en la milicia, el reloj, toda su vida se cobijada en esas pocas cosas que significaban tanto. Luego la ducha helada con jabón barato, los pasillos ahondados de mugre, las voces de los otros gimiendo en la oscuridad o gritándole improperios por ser novato, las paredes ennegrecidas de dolor, una letrina, rejas chocando unas con otras anunciándole el final. Oscar depositó su cuerpo en el frío de la piedra, la poca luz sólo le dejaba ver el infierno encerrado detrás de unos barrotes domesticado por hombres de uniforme; el hedor transgredía todas las fronteras junto al hacinamiento de los cuerpos vivos, tras los restos de comida putrefacta cubierta por las moscas como un exorcismo del alma sin purificar rondando cada pabellón.
- Hora de dormir – Gritó el guardia, mientras pisaba con sus botas relucientes los hilos de orín de los roedores-
Oscar se mantenía con la mirada perdida recorriendo el mundo de paredes a su alrededor, descubriendo las frases grabadas por otras manos mientras su imaginación acreditaba posibilidades; asesinos, parricidas, estafadores, desertores, todo cabía allí como una infinita galería de terror, sin embargo él no estaba por ninguna de ellas. Una mano le entregó su billetera por entre las rejas murmurando: - Esto es de bienvenida
Oscar la abrió, la foto de su amor yacía desfigurada con bigotes, cuernos e insultos, la dejó a un costado para continuar su viaje mental de fechas e ilusiones truncas; a la derecha la escritura de: “ Nunca te olvidaré René”, lo movilizó, se imaginó la angustia oculta de no ver más a quien se ama, entonces vino a su mente Miguel con el cabello revuelto mojado, las manos acariciando su piel morena y la sonrisa danzando entre los labios, inspiró dentro de la congoja que sus lágrimas bañaban para desmayarse en un abrazo de recuerdos.

La madrugada lo despertó con la voz del oficial de turno, exhausto, perdido, con los huesos entumecidos de frío y la mirada aislada; la limpieza de las celdas había llegado. Pudo sentir el brillo de innumerables ojos pegados a su cuerpo mientras fregaba arrodillado, el dolor aprisionado de otros junto a la obscenidad encarnizada en la mayoría. Luego el almuerzo denigrante, el trabajo en las canteras paralelas a la cárcel, lo asesino rondando con el aire, las huestes del dolor atravesando los pasillos y otra vez la cena detestable junto a la oscuridad atrapándole la vida, hasta que el día reiniciaba nuevamente la monotonía:

- Visita – vociferó el guarda – Oscar fue llevado hasta el galpón más grande, allí estaba Miguel reluciente, con sus pupilas dilatadas de felicidad y sus cabellos rubios rozándole los hombros: - ¡Miguel! – exclamó estremecido – viniste...
- ¿Cómo has estado compañero? – preguntó con aires de galán maduro-
- Pensando en ti sólo así he pasado esta semana, te lo juro...
- No, no jures nada hombre, que todo saldrá bien, he hablado con mi abogado de todo esto, en unos días más se arregla toda la confusión – concluyó Miguel con el rostro traspirado de palabras –
- Eso espero – murmuró cansado Oscar – Y la voz del guardia nuevamente ejecutó su orden:
- Finalizó el tiempo de visitas.

Ambos se separaron con los ojos prendidos de una ilusión; Miguel, tratando de mantener una mentira; Oscar, con el peso del amor idealizando hasta la eternidad.

Después, un año sin visitas hizo que Oscar rozara la locura, sólo se le oía gritar el nombre de Miguel a toda hora, hasta que los guardias lo recluyeron en las canteras a trabajos forzosos.
Dicen que su cuerpo fue hallado debajo de una roca en la que se podía leer: “Nunca te olvidaré Miguel”

Ana Cecilia.




Texto agregado el 02-02-2003, y leído por 527 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
08-12-2003 Muy bueno amiga... eco
04-02-2003 Te envio una felicitación y me pregunto cuanto dolr puede haber oculto en un amor BESOS. gatelgto
03-02-2003 Buena historia. Manejas el tiempo y loa ambientes como si fuera cosa sencilla; no lo es pero tú lo haces ver fácil. Un abrazo. Gustavo gammboa
02-02-2003 Otro tema muy bien llevado y con mucha delicadeza. Estupendo Ana. lorenzomontserrat
 
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