Una vez más sonó el despertador, no – dijo – hoy no quiero, ya no más, se incorporó aún dormida, entro al baño, se metió a la ducha y dejo que el agua la despertara, luego todo ese ritual para peinarse, ya parecía una foto, siempre con el mismo peinado…
Puso el café, preparó los huevos, tomo el pan y desayuno, como raro se le había hecho tarde, corrió por toda la casa tomando lo que necesitaba, se despidió y se fue.

Mirando por la ventana del autobús pensaba en su amor, a esa hora debería estar durmiendo, le encantaba verlo así, se veía tan tranquilo… La noche anterior habían discutido… otra vez, de un tiempo para acá sus discusiones eran muy frecuentes, él hacía cosas que a ella no le gustaban pero en el fondo sabía que si lo había hecho era porque quería y no tenía porque reprocharle, esa noche se lo dijo y el puso una mirada de tristeza, ella lo entendió como que era verdad pero no se atrevía a decírselo.
Muchas veces se preguntaba lo mismo, ¿Porqué si yo no hago cosas que se que no le gustan, él si las hace? ¿Aún sabiendo como me voy a poner?
En fin, ella lo amaba, lo había esperado mucho tiempo y ya no podía vivir sin él.
Durante todo el camino pensó en él, en su sonrisa, en su mirada, en sus ojos que le gustaban tanto, recordó el día en que se conocieron, ninguno había pensado durar tanto, pero ahí estaban casi 11 meses después y se amaban.

Entró a clase y al medio día cuando salió compró para él un durazno, sabía que le encantaban, se fue a su casa y cuando él llego, lo miró y no pudo contener el llanto, me estoy muriendo – le dijo –, él no entendió de que estaba hablando, ¿cuantas veces te he dicho que no digas eso, porqué estás llorando?, es verdad, esta vez es verdad, me queda un mes de vida y aunque no pensaba decírtelo pienso que es mejor así.
El aún de pie empezó a llorar, la abrazo fuerte, dime que no es cierto – decía – dímelo, lo lamento mi vida – dijo ella – pero no hay nada que podamos hacer, solo quiero que me hagas feliz este mes, siempre voy a estar contigo y le dio un beso largo…
Durante ese mes hicieron todo lo que no habían hecho juntos y que un momento habían pensado, incluso hacer el amor, no lo habían hecho porque ella le tenía mucho miedo a las consecuencias, ahora que ya no iba a estar podían hacerlo con libertad, pero hubiera sido mejor no hacerlo, después de eso los dos quedaron aún más convencidos que no se querían separar nunca, que el no podría querer ni amar a alguien más y luego lloraron, él no quería que se fuera y ella no quería irse, no podía entender porque después de esperarla tanto ahora que por fin la tenia Dios se la arrebatara de las manos.
Fue el mes más hermoso y a la vez el más rápido que pasaron juntos.

Sabían que al otro día él ya no la iba a tener más, así que no se quisieron separar desde la noche anterior, como no sabían a que horas se iría hicieron el amor y pasaron juntos toda la noche, hablaron y recordaron todo lo que habían vivido, ella como casi nunca lo hacía hablo y hablo para ocultar el miedo que sentía.
Ya en la madrugada hubo un momento de silencio y ella le dijo: Te amo, gracias por hacerme tan feliz y por enseñarme lo que es el amor, luego murió con una sonrisa en su rostro por haber muerto a su lado, él dio un grito desesperado.

Ella abrió los ojos y miró a su alrededor, estaba en un hospital, conectada a un montón de aparatos, su amor estaba dormido a su lado, le acarició la cara en un intento por comprender lo que estaba pasando, inmediatamente él se despertó y al verla no paraba de abrazarla, ni besarla y decirle que la amaba, que era su vida.
¿Qué pasó? – preguntó ella
La noche que discutimos tu saliste corriendo y llorando, trate de alcanzarte pero fue demasiado tarde y un carro te arrolló, en ese momento me sentí morir cuando te levanté estabas tan mal que llegue a pensar lo peor, fue mi culpa, por favor perdóname, no sabes como he querido devolver el tiempo, luego te trajeron aquí pero quedaste en coma profundo, desde ese día no me he separado de ti y no he dejado de pedirle a Dios que te despertaras y hoy un mes después me lo concedió, no te imaginas lo feliz que estoy, te amo.

Ella aún sorprendida sonrió, lo abrazó fuerte, le dio gracias a Dios por permitirles estar juntos y le dijo: gracias por enseñarme lo que es el amor…