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Inicio / Cuenteros Locales / lobomexiquense / EL ENGAÑO, LA MENTIRA Y EL REMORDIMIENTO

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Cerro la puerta de su recamara y se recargó en ella.

Ni ahí se sentía tranquila.

Camino hacia el baño, abrió la llave de la regadera, se fue quitando la ropa, su mente no coordinaba en forma conciente esos movimientos, el olor de su cuerpo le fue desagradable, olía a impureza, su conciencia le decía que olía a pecado, a engaño a infidelidad.

La tibieza del agua no logro relajarla, se sentía tan…¡culpable!

Atendía a sus dos pequeños hijos, durante la cena, en forma mecánica, ni sus gritos y juegos lograban atraer su total atención.

Temía el momento de verlo, a él; a su marido, si, a ese hombre que luchaba todos los días, por ellos, por sus hijos y por ella y ella…ella lo había engañado.

Trataba de no recordar, trataba inútilmente de no pensar, pero ahí estaba presente, el momento, la sensación, pero sobre todo, cuando fue débil y lo hizo.

El sonido de las llaves, la puerta se abría lentamente, la cara cansada de su marido, quien sin embargo sonrió al verla, ¿Dios mío por qué lo hice? si él es tan buen hombre.

El tierno beso que él le dio en la mejilla, su preocupación por preguntarle por como le fue en el día, eso la hizo sentirse mas culpable.

Carlos; le dijo decidida, tengo que decirte algo.

Carlos levanto la vista y sonriendo en forma indefinida, le contestó, después de cenar, cuando los niños duerman, por favor.

¿Sabría algo? ¿Lo sospechaba? Ésas preguntas como golpes, sonaban en su mente.

Carlos su marido reía y bromeaba con los niños, ella no lograba entender, su mente estaba esclavizada por el remordimiento.

Al fin.

Acostó a los niños, espero que su marido les diera el beso que cada noche, el cariñosamente les daba.

Se fue a su recamara, las manos le sudaban, un filo hilo de sudor corría por su cuello.

Desde ahí, escucho como Carlos prendía la televisión y escucho el familiar ruido del periódico al desdoblarse.

Era el momento, después de su confesión, estaba segura que todo cambiaria.

Carlos; se escucho en la sala.

Ella misma desconoció su voz.

Carlos levantó lentamente la vista del periódico, con la misma calma, bajo el sonido del televisor y con una mirada extraña se le quedo viendo fijamente.

Ella titubeó visiblemente, él no se lo merecía lo que había hecho.

Carlos te he engañado.

Carlos abrió los ojos, hasta dar la impresión que se saldrían de sus cuencas y con voz ronca preguntó:

---¿Me has engañado?

Si, perdóname por favor, casi grito.

Ante el silencio de él, ella continúo:

Hoy en la tarde, hoy precisamente……..


Rompí la dieta que te prometí llevaría.




Texto agregado el 31-05-2006, y leído por 359 visitantes. (16 votos)


Lectores Opinan
07-01-2007 vaya engaño! me imaginaba oto final pero este me gusta mas es muy divertido litio
09-09-2006 Haces que el lector se imagine algo que no es, con el doble sentido. Me encantó su humor***** --Danae--
19-07-2006 Huy de verdad esperaba la reacción de ambos, me quedaré con la duda. Eres genial***** purosentimiento
10-07-2006 Ingenioso cuento que me ha tenido engañado hasta el final ***** Felicidades. Un saludo de SOL-O-LUNA
02-07-2006 si todos los engaños fuesen como este otro sería el titulo de las crónicas FUE ENGAÑADA POR SU ESPOSA Y... NO RESPETÓ LA DIETA elidaros
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