TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / blindriver / Los inmigrantes

[C:22840]

Allá por la década del `40, Ucrania se debatía en aras de su independencia. Polonia no dejaba de ser un problema y las presiones armamentistas soviéticas, por temor a infiltraciones de otras potencias, se volvían prácticamente intolerables.
El doctor Felix Petrovic había trabajado semanas enteras en la enfermería del vivac en las afueras de Kiev.
Esa tarde para tranquilizar a su madre, aprovecho una tregua y se dirigió a su casa. Recostado sobre su lecho, le contaba las penurias pasadas, su cansancio y la angustia que provocaba esa mala guerra, hasta que se quedo dormido.
El timbre del teléfono lo despertó a altas horas de la madrugada: una voz femenina con acento extranjero rogaba la atención de un herido grave, y después de una pausa agrego:- En diez minutos te pasarán a buscar, estate listo... Evita las preguntas y comentarios -.
-Espera- pero su intento se perdió en el eco de una línea vacía. La contracción al trabajo y ese juramento profesional... Se vistió deprisa, revisó su maletín y desde la puerta escuchó el trotar en la calma de la noche.
Al llegar a las zonas bajas, en el laberinto de oscuros callejones, el lacayo indicó un pasillo largo. Al fondo, una puerta entreabierta dejaba pasar un hilo de luz. Reconoció en el saludo la voz del teléfono.
Vestía totalmente de blanco. El barbijo dejaba ver unos ojos verdes y un rizo travieso que asomaba bajo la cofia.
El recinto era pequeño, pulcramente arreglado con una litera, donde un joven se debatía entre la vida y la muerte.
Felix retiro la sabana ensangrentada, pidió una vasija con agua caliente y empezó a operar. La joven lo ayudaba con hábil soltura. A pesar de la pericia de los operantes, la perdida de sangre y la falta de una transfusión vencieron su pulso.
-¡Quién es!¿y tú?
-Ignóralo, si quieres salvar el pellejo, huyamos. A ninguno le conviene estar cerca cuando encuentren el cadáver; lo decidí mientras te esperaba... He previsto mi destino en la Argentina-
Entendió el mensaje, con un dejo de angustia observó por última vez ese rostro sin vida. El horizonte enrojecía cuando el acompañante lo dejó nuevamente en su casa.
Su cerebro había maquinado la idea muchas veces, ahora no había nada que pensar. Agregó a su maletín una muda de ropa, aseguró el poco dinero que tenia en su bolsillo interior; tomando su gabán con el gorro cosaco y echó a andar. Fué toda una odisea, para entrar en Hungría aprovechaba las noches para cruzar los campos arados y de día se escondía en los pajonales y arboledas. Su primo que trabajaba en la embajada de Ucrania en Budapest le arbitró los medios para atravesar la frontera yugoslava: la visa y el pasaporte para el tren nocturno, que cruzando los montes Necsek se internaría en Yugoslavia.
Se acercó a la estación ferroviaria cubriéndose el rostro con el diario, hasta que el guarda le indicó el camarote. Mientras el tren iba tomando velocidad, trataba de relajarse. A una hora de viaje, en una de esas tantas estaciones (ya entrada la noche) lo sobresaltó una voz que discutía con el guarda: -Sólo necesito saludar al pasajero del camarote número 9- y en un descuido de su interlocutor se introdujo, provocando el pánico de Felix que intentaba prender la luz. -No lo hagas- dijo al tiempo que cubría el pulsador con la mano. -Tú me conoces, la única manera que puedo cruzar la frontera es en tu camarote. Te ruego no me preguntes nada que no pueda contestar-.
Se las ingenió para encubrirla en los controles aduaneros. Luego unidos sus cuerpos sobre la pequeña litera, conversaron sus miedos, hasta que los venció el sueño.
Felix despertó sobresaltado (antes del amanecer), al inclinarse ella para el beso de despedida. –Te amo, pero aún así, no puedo identificarme, tal vez algún día nos encontremos en las Américas-. Sin más, descendió antes de que arrancara nuevamente el tren. Habia comprobado en la penumbra, como los ciegos, la perfección de sus facciones. Ahora por el pequeño ojo de buey veía como se alejaba, hasta perderse en la oscuridad. Su primer pensamiento fue seguirla, pero echaría todo a perder. Todavía tenía que tocar las costas del Adriático y lograr cruzar como polizón en algún barco pesquero hasta Italia, para luego, de alguna manera llegar a Estados Unidos, con su destino final en New York.
Los primeros años norteamericanos fueron duros, a pesar de que los miembros del Centro Ucraniano lo ayudaron hasta dominar el idioma y revalidar su título. Una preocupación lo tenia huraño: alucinaciones sin nombre ni rostro que se anteponían a su conciencia, y aunque sus dotes profesionales hacían de él un médico codiciado.
El subconsciente exigía saciar su curiosidad, dilucidando hasta la última consecuencia el enigma de ese amor desconocido.
El vuelo internacional lo dejo en Ezeiza. Buenos Aires era agradable esos días de fines de verano. Un aviso insólito despertó una mañana la curiosidad de los lectores del matutino; un recuadro en la sección clasificados decía: “Busco enfermera ucraniana, rubia de ojos verdes. - Tratar en el hotel Bauen de Buenos Aires y/o casilla de correo nro 20 -New York- Firmado: camarote nro 9”.
Pasaron los días sin resultado visible. En varias oportunidades tuvo la sensación de ser perseguido... Del mismo modo recorrió varias ciudades del interior, con la amarga realidad de la impotencia.
A su regreso New York, llamó su atención entre la correspondencia un sobre pequeño, con la caligrafía típica alemana: “Seguí tus pasos durante tu estadía en Buenos Aires y estuve muy cerca de ti todo el tiempo sin que me reconocieras. Fue muy duro para mí renegar de todo lo que representaba quererte, sin embargo, son más fuertes mis instintos de espionaje y la ansiedad de libertades tan limitadas en mi país.
Te amo mas que nunca”

(Firma ilegible)

Texto agregado el 14-01-2004, y leído por 169 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
21-01-2004 Está bueno, pero deja demasiados cabos sueltos. Fairytale
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]