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Como siempre, se ha levantado muy temprano (porque la universidad queda lejos), se ha bañado muy rápido, ha tomado su desayuno en 3 minutos... y ha salido tarde (como siempre). Llegó al paradero de la universidad y, oh cosa rara, la ha visto -a Andrea-, o sea, la ha reconocido (tienen la misma clase). Como de costumbre, ha bajado la cabeza fingiendo arreglarse las uñas para evitar toparse con la mirada de Andrea y tener que saludarla. El semáforo aún está en rojo, así que tiene que seguir arreglándose las uñas. Una vez que cambia, cuenta hasta 10 para que Andrea se adelante y no tenga que toparse con ella. Mientras camina, sigue arreglándose las uñas. Detiene esta operación porque tiene que sacar su carné de su mochila y mostrárselo al vigilante para que la deje entrar; porque si no lo muestra, no puede entrar, esto a pesar de que el vigilante la ha visto todas las mañanas (cosas de la burocracia). Ha entrado. Examina rápidamente el área buscando alguna cara conocida; si encuentra alguna, debe evitar toparse con su mirada... lo que implica a veces recorrer otra ruta. He ahí una cara conocida... pero es Pedro. A él si lo saluda. Hola Pedro, cómo estas, qué clase tienes. Hola, tengo Linguística. Y qué tal. Bien, pero hoy la han suspendido. Viniste por gusto entonces?. Sí. Esos profes, bueno, ya me voy, chau. Chau, cuidate. A Pedro si le gusta saludarlo porque él es como ella. A él tampoco le gusta mirar miradas. Llega a su clase. Se sienta. Escucha. Escribe. No hace preguntas. Tampoco responde preguntas. Termina la clase y hace todo por guardar sus cosas a la velocidad de la luz para no tener que ver a ningún conocido, porque si lo hace tiene que saludarlo. Ya salió. Ha lejos observa a Teresa... viene para acá. Puta madre, ahora qué hago. No puedo voltear porque atrás están los otros; tampoco puedo avanzar porque está Teresa; qué hago. Gracias a nuestro creador por las uñas. Esas uñas que siempre están imperfectas. Gracias a Dios que no nos hizo perfectos y que siempre hace que queramos mejorarnos constamente. Por eso, ha decido volver a arreglarse la uñas... va a tener que agachar la cabeza; y no va a ver ni a los de atrás, ni a Teresa, ni a nadie, sólo a sus uñas (que son perfectas).

Texto agregado el 17-11-2006, y leído por 69 visitantes. (0 votos)


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