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Ese día domingo llegó a las diez de la noche con una cara que prácticamente lo decía todo; algo malo, muy malo, realmente malo le había pasado. Estaba yo despierto aún debido a que era demasiado temprano. Mientras la esperaba, escuchaba música de esa que comprenderán es mi favorita, lleno de ánimo estaba esperándola, hasta que ella llegó, con un genio terrible entró cerrando la puerta de golpe. Me parecía que no quería hablar, mas yo aún así quise intentar sacarle alguna palabra, sin embargo todo lo que conseguí fue esto:
-Hola amor, ¿Cómo te fue?
-¡Déjame tranquila!- Exclamó ella y muy alterada se escurrió de mí.
-¿Podrías explicarme qué es lo que te pasa?- Le pregunté con un tono medio brusco y sosteniéndola del brazo.
-¡No me toques!- Dijo ella en tono violento y soltándose de mí –Estoy cansada y de muy mal humor- Agregó- Cuando se me pase te aviso y conversamos, ¿Está claro?
Ni se imaginan como quedé yo, el mal humor me contagió y encima quedé bastante desconcertado, no quise acercarme a ella por un buen rato para evitarme otro conflicto. Por lo tanto mientras ella estaba en la habitación yo me quedé en el living escuchando música a bajo volumen, estaban dando en la radio algo bastante relajante, “Oxígeno IV” de Jarré. Eran las diez y media y todavía no pasaba nada con ella, al parecer se había quedado dormida, o tal vez seguía masticando su ira, vaya uno a saber qué es lo que hacía.
Como yo soy un tanto prejuicioso- y lo reconozco- decidí dormir en el sofá para evitar un conflicto ¿se dan cuenta? más bien soy bastante prejuicioso, porque quise evitar un conflicto, es decir, era un distanciamiento enorme; ni yo soy capaz de creérmelo.
Y bueno pues, me quedé dormido, alrededor de las doce vino ella a despertarme.
-Amor ven, no te quedes dormido ahí, ven a acostarte.
-Espero que se te haya pasado la ira- Respondí yo en tono ácido.
-No me digas que todavía estás sentido conmigo, si es así perdóname, de verdad estoy arrepentida, lo que sucede es que yo también pasé un mal rato, pero realmente malo, y quiero que sepas que mi ira no era contra ti.
-¿Y se puede saber cuál fue ese “mal rato”?- Pregunté con la voz aún endurecida.
-Después te cuento- Me respondió ella- Ahora vamos a acostarnos que hace frío. No pretendo tratarte como un niño chico, sino que quiero mostrarte lo arrepentida que estoy.
-Mejor demuéstramelo en este momento- Dije yo para ver si realmente estaba arrepentida (ustedes saben, esas ideas que se me ocurren a mí). Inmediatamente acercó su cabeza a la mía y se sentía extraño tener sus labios en los míos, era una sensación extraña pero placentera.
-Esto es para que me perdones- me dijo – vamos a la cama- agregó tomándome de la mano, inmediatamente después de llegar a la habitación me dejé caer en la cama y me cubrí con la frazada
-Ahora abrázame que tengo frío- Dijo ella después de cubrirse con la manta, y yo lo hice.
-No me has contado cual fue tu mal rato- le dije después.
-Voy a tratar de contarte sin llorar. Es que me hizo sentir como un trapo sucio – respondió ella, inmediatamente agregó:
-Resulta que estaba el imbécil de mi ex con sus amigos y con la puta que él tiene de novia, estaban todos riéndose de distintas tonterías, hasta que yo pasé por ahí cerca tratando de no mirar a cierta persona y justo él me vio y me apuntó con el dedo, “mira, ahí va la puta de mi ex que se metió con el gringo de mierda ése”, y a mí me dio tanta ira que le tuve que parar el carro “¡A quién le dijiste puta!”, “a ti” me dijo “porque eso es lo que eres tú, una grandísima puta” y yo no dudé y le di vuelta la cara con mi mano y salió en defensa la ordinaria de su noviecita, “¡qué te pasa a vo’ con el Ricky, cuica de mierda!”. Yo le di un empujón y le dije “córrete tú chana picante de mierda” y me fui, y ella me puedes creer que se quedó ahí y yo sentía los gritos de la innombrable diciéndole a él que “por qué no me defendiste, que acaso no viste como esa maraca de mierda me empujó, y te quedai ahí, hueón maricón de mierda, anda a pararle el carro, no te quedís ahí como un saco de huea” y yo le dije “mira tú tonta hueona con quien te fuiste a meter, si este hijo de puta es un cobarde y un maricón” “¡no hablís así de él vo, cuica conchetumadre!” “ah, claro” dije yo, “como si no supiera lo maricón que es este hueón” y ella fue tan tonta que seguía en el suelo y no se paró a pegarme y en eso por fin el cobarde reaccionó y me agarró de un brazo y me insultó tanto que yo terminé dándole una patada ahí y yéndome con la vena así de hinchada.
-Vaya- Dije yo – ese bastardo se cree que puede hacer lo que quiera con quien quiera, sólo por ti no voy a darle una paliza a ese cavernícola hijo de puta.
-Yo creo que él quedó en vergüenza delante de todo el grupo de animales que había ahí, pero eso para mí no es suficiente, siendo que yo quedé peor sentimentalmente, todo empezó más o menos a las nueve y media, no lo tengo muy claro, pero apenas terminó todo ese bochornoso clima miré la hora y eran las nueve y media y más encima paso por donde habían unos mendigos y me tiran piropos picantes, yo no estaba de ánimo para recibir piropos y menos de ese tipo. Así que por eso llegué de tan mal humor y me descargué contra ti cuando tú no tenías nada que ver, así que una vez más te quiero pedir no mil, sino un millón de disculpas.
-Amor, no es necesario que pidas tantas disculpas, si tú sabes que siempre te las voy a aceptar- le dije y le besé la frente – comprendo ahora que me explicas cómo te sentiste, y no es tu culpa.
-Supongo que tienes claro que tampoco es tu culpa- dijo ella y asentí con la cabeza, inmediatamente dijo:-¿sabes que? Me dieron ganas de sacarme esta blusa que me está prácticamente cortando la respiración de tan apretada que está.
-A mí me está dando calor de tan tapados que estamos, y me están dando ganas de quitarme esta cosa- respondí yo
-Entonces qué esperamos- dijo y se abrió el escote, ahí entonces supe que ella no llevaba puesto el sostén y me quedé estático mirando su espalda, hasta que decidí despegarme y sacarme de una vez la camiseta y así estuvimos abrazados hasta entrar en calor (lo que viene es privado, así que ni piensen que lo voy a escribir).
Al otro día desperté mirando el reloj, eran las siete de la mañana y ella estaba durmiendo profundamente, lucía tan linda que no pude aguantarme de abrazarla, ella parecía tener el sueño bastante pesado porque ni con eso se despertaba, una hora después sonó el reloj y por fin abrió los ojos.
-¿Qué hora es?- Preguntó bostezando, y no alcancé a responderle cuando ya había visto el reloj y dijo:
-¡Ups! Son las ocho, me tengo que levantar, pero no sin antes despedirme de ti.
-¿Cómo dormiste?- Pregunté
-Bien- Respondió con una evidente alegría – soñé con el día en que te conocí, que nos dábamos el abrazo y mi ex se sentía tan miserable, tan destrozado, y yo lo miraba con odio y de querer reírme de él en su cara, eso me hizo sentir que ahora me tocaba a mí. Bueno, te veo en la noche – y nos dimos un topón.
Luego ella se fue y yo quedé como anhelando tener su presencia por un momento más (bueno, eso siempre me pasa) y luego me levanté, y creo que aquí termina esta historia.

Texto agregado el 17-11-2006, y leído por 444 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
18-11-2006 hermoso este me gusto mas5* neison
17-11-2006 La vida, cosas de todos los días, feliticaciones. clavelrojo
17-11-2006 que hermosa cotidianidad no?...bien narrado... luzyalegria
 
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