Reflexión de un abuelo, para los que aún creen en abuelos...
Hace unas 24 horas, cuando el sol apenas se recostaba
en el oeste, me han nacido primaveras. Dios y mi hija
me han traído una bella nieta. Se ha dejado
caer de alguna cigüeña pasajera que, olvidando que es
época de huracanes, se atrevió a cruzar estas aguas
caribeñas, de marullos y ventoleras, para caer en este
corazón de abuelo que la toma como lo que es: Pétalo o
Angel, pero algo sublime es.
Llegó justamente en el atardecer del día y en atardecer
de la vida. Cuando ya los caminos toman color de
puesta de sol y se hacen angostos, pero agradables;
cuando los pasos son más lentos, pero aún se perciben
fuertes y duraderos. Llega cuando los otoños dejan caer
hojas de nostalgia, pero una flor de primavera abre
senderos nuevos. Y esa nieta es flor de primavera.
Se llamará Alanis por obra y gracia de los padres, que
traen nombres de novela, pero no quita...
UN ABUELO