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Con tu puedo...Cap 29
Escuela

Faltan diez para las nueve de la mañana de lunes. Alamiro hace un par de horas trabaja en la plaza. Francisco y su hermano siguen arreglando el galpón para recibir las plantas. En la oficina del Administrador, doña Estela, conversa con su marido. En la puerta está Germán – el guardia – esperando a que le hagan pasar. Cuando sale la mujer, el guardia se quita el sombrero y la saluda, ella pasa por el lado sin siquiera mirarlo.

—¡Pasa, Germán!
—Buenos días, Don Fernando.

—No son buenos. Hay gente que ya no puede ser más huevona, tú, soy uno de ellos. Te colocai a discutir con mi mujer, ¿Tú creis que alguien va a decir que la Estela le dio permiso para sacar algo sin que sea cierto? ¡Imbécil! Eso y nada más eres. Por Gueón te vas de la Oficina.
¡Necesito gente con dos dedos de frente y no brutos, ustedes para lo único que sirven es para dar azotes y colocar gente al cepo.
El Ramiro – que se pierde sin dejar rastro – subleva al Alamiro, sólo porque no quiso sacarse el sombrero y ahora vos, por un saco con tierra que vale menos que un guardia, me hace el escándalo mi mujer.
Esta cagada te costó el cargo, le envié un telegrama al Administrador de la Oficina La rosa, allá si querís tenís un puesto, sino, te vas para tu casa, ahora tomas todas tus pilchas y mañana te vas en el tren, que el contador te liquide y hasta acá llegamos.
—Señor, yo...

—¡Vete de acá! ¿Querís alegar? ¡Sal de la oficina antes que haga que te coloquen en el cepo. Me está resultando que los trabajadores son más inteligentes que los guardias. Quiero guardias inteligentes, no me sirven los brutos, ¡Así qué lárgate, ahora, ya!

Alamiro, - discierne Fernando Gómez - maldita sea, me saliste inteligente y ladino, te pareces a los animales que viven en este desierto, te me vas afirmando cada día más y más. Ni siquiera puedo acusarte de robo, porque no eres ladrón, ni de borracho, porque no tomas, menos de que haces mal el trabajo, ya que eres de los mejores. Ayer fuiste a Iquique, te vieron en el mercado y en la playa, creo que eres parte de un grupo organizado. Tampoco yo soy imbécil, me imagino hablaste con alguien acerca de la Escuela.
¿Qué más conversaste? ¿Con quiénes? Vas a tener Escuela y vas a tener el mismo trato que al final tuvo el Bernardo y su grupo. Encontraré a alguien con quien hacerte pagar cada centavo que me saques. ¡No te vas a reír de mí, ya verás!
Le diré a mi hija que ella regale la escuela en su casamiento
.

—¡Arsenio!
—¿Don Fernando, dígame que necesita?

—Vaya a la plaza y mándeme a Alamiro. Luego vaya donde los huasos Aravena que están trabajando en los galpones, que le muestren donde van a colocar las plantas. Usted mire si ahí se pueden hacer dos salas, para que los cabros chicos vayan a aprender, burros, pocazos aprenderán, pero, mire usted, algo debes saber ya que tienes alma de maestro.
—Muy bien señor.

Vienen días largos y complicados y el responsable es Alamiro, ¿qué estás pensando hijo de puta? Necesito con urgencia saber que es lo que quiere este hombre, con ello podré adelantarme a sus ideas, si no lo logro perderé ante un jovenzuelo idealista. No ha querido dinero, creo que si le ofreciera todo el oro del mundo no lo aceptaría, por tanto el tratamiento debe ser otro, ¿algún guardia? Son tan imbéciles que quizá no funcione. Debe ser alguien de fuera, desconocido. ¡Me hace falta Ramiro para estas cosas!

—¡Alamiro!
—¿Qué pasa Arsenio?
—El Administrador quiere verte, creo que vas a salir contento.
—¿Van a subir los salarios a todos?
—No, no señor, no te voy a decir para no achicar tu alegría, ve luego.

Alamiro, - medita Arsenio - quién iba a pensar, que en tan poco tiempo te hayas convertido en alguien que tiene loco al patrón. Te deseo suerte amigo, ya que la vas a necesitar, Fernando Gómez pasa mucho tiempo encerrado, nunca antes se había visto tanto en su oficina.
Escuela van a tener los pequeños, te adelantaste al tiempo Alamiro, la educación va a ser obligatoria en todo el país. También tú debes aprender, te voy a llevar algún libro para que te prepares,
Y ahora donde los hermanos Aravena para saber si el galpón servirá de aula. Y claro que servirá. ¡Como sea hago que sirva! Le diré al jefe que sirve
.

—¡Pancho, Ernesto!
—¿Sí, Don Arsenio?
—Muéstrenme el galpón donde trabajan, por favor.
—Pero al tiro patrón.

Arsenio, mira el espacio, está listo con su cojín de tierra a la espera de las flores que han de llegar. Mira y mide con los ojos, su mente saca cuentas, recorre los espacios a pasos iguales. Mide el largo y el ancho. Los Aravena le miran, se rascan la cabeza, no saben que hace el joven. Arsenio sonríe y se va.


Por lo normal Don Fernando – medita Alamiro mientras camina hacia la oficina - me manda a buscar a las doce o a las seis de la tarde, hoy cambió la manera, no son las once y ya quiere hablarme. Sabe que fui a Iquique, no sabe si fui acompañado o sólo, algo se trae entre manos el caballero.
Mariana ¿Será cierto lo que me dijo? Eso de que no es virgen, me pegó fuerte, a lo mejor ella esperaba una reacción diferente. Sí hubiese mostrado otra actitud, me cae encima con lo de la Clotilde.
Si es verdad lo que me dijo, no puedo decir nada, siempre había pensado que el día de mi casamiento lo haría con una mujer virgen. “Uno propone y Dios dispone” dice el refrán. Mariana es una mujer de fuertes convicciones, bien pudo no haber dicho nada y como en lo nuestro se ve que no irá hasta mi cama hasta el día del casamiento, nada podré decir, ¿Cómo saber si es verdad o no? Le dije que yo tenía historia, Mariana lo sabe.
La Clotilde ¡Qué mujer, Por Dios! Claro ella me dijo que no me enamore que sólo era una mujer prestada por unos días. También me dijo que sabía que yo amaba a mi niña y que Marianita me ama, que cuando se fuese de mi cama, nunca más la tendría, ¡Nunca más!... ¿Cómo me la saco de la cabeza?
Nada, a la noche converso con José y María, debo hablar del casorio, le colocamos fecha y resta sólo ser fiel. Amo a esa niña, la amo con todo
.

—¡Buenos días! Me ha mandado a buscar don Fernando.
—Sí, pase Alamiro, le están esperando.

—Buen día Don Fernando
—Pasa hombre, siéntate, no, no te sientes ¿te gustan los caballos?
—Claro que sí
—Vayamos a ver los de la Oficina, a esta hora hay poca gente allí.
—¿Fuiste ayer a Iquique?
—Sí señor, tal como le dije, fui con mi novia.
—¿Te vas casar?
—De seguro que sí, señor.

La cuadra de los caballos es larga, hay dos mozos que atienden a las bestias, lavan el piso a diario, suelo pavimentado con concreto, en los comederos hay alfalfa seca y pasto verde, agua siempre fresca. Alamiro mira todo sin expresar nada.

—Este alazán era el que usaba el jefe de la guardia, Ramiro, el negro es de mi hija, el roano de mi mujer.
—Sí, conozco el caballo de Ramiro, se veía que ambos, amo y bestia se conocían bien, yo, don Fernando, solo he montado bestias de trabajo, aquellos con los que subía la cordillera hasta la Argentina para dejar el ganado en las veranadas, estos son muy caros.
—¿Has sabido algo de Ramiro?
—No señor, debe haberse empampado, a lo mejor algún día encuentra su cuerpo seco como momia en algún lugar de la pampa.
—Lo más seguro, Alamiro, ¿qué le dijeron de la Escuela?
—Qué algún día obligatoriamente va a tener que construirse una en cada Oficina.

—Y de ese Luis Emilio ¿qué piensas?
—¿Estamos de confesión o interrogatorio?

—Nada, hombre, nada, ¿sabías que lo leo siempre?
—También lo leo, no escribe nada que sea mentira, en todo tiene razón, bueno, para nosotros, los obreros, me imagino que a usted, le duele lo que lee.
Me encantaría que viniese a la Oficina a conversar con nosotros.

—Jajajajaja, ¡Jamás, tendría que estar huevón, para dejar entre acá! E otras Oficinas le admiten, ¡Yo, nunca! Mira, lo que te iba a contar es que mi hija conversó conmigo en cuanto les conté de tu locura, me dijo que ella quería ser la madrina de la escuela. ¡La juventud!, yo me he sacado la cresta trabajando y ella quiere gastarse la plata que yo he ganado.
—Hágalo antes de que lo obliguen, señor. Voy a conversar con ella a lo mejor intercede por nosotros y nos sube el sueldo.

—No, eso si que no, ella sabe, que de ello depende su luna de miel. ¿Para qué quieren ganar más? Lo que ganan está bien. ¡Si les pago más, más toman! Más plata juegan. ¿Cómo va la plaza?
—Hoy queda lista la fosa para taparla.
—Entonces, pondré un telegrama para que envíen los arboles y plantas.
—Muy bien, señor, gracias.

—Alamiro, conozco a los socialistas y también a los anarquistas, también a los curas, ya te decía que los leo, son peligrosos y solo van a acarrear dolor a los trabajadores. A ellos nunca les pasa nada, pero, ustedes que trabajan son los que sufren, mira lo que pasó en Antofagasta y en la Escuela Santa María, no ganaron nada, solo un centenar de muertos. Cuídate hombre, trabaja para ti, para tus hijos, los otros que se las arreglen solos.
—En la Escuela Santa María fueron un par de miles los asesinados, no cien como dice usted. Señor, si mejoran las condiciones de los otros rabajadores, las mías también y también las de mis hijos cuando los tenga.

—Araya, yo he estado en Europa, allí conocí a otros de la misma ralea. Los leo Alamiro, los conozco, nunca van a ganar, recuerda lo que te digo.
—Señor, le voy a contar que – a lo mejor me echa- dejé una nota escrita por lo de la Escuela, a lo mejor llega a la Intendencia y también a algún diario, así que le aviso, por si lo ve, se lo digo ya que usted dice que lee a todos esos diarios. Pero si es verdad lo que me dice, puedo mandar un telegrama diciendo que no lo publiquen.
—Manda el telegrama, ya que la Oficina tendrá escuela. ¿A quien le escribirás el telegrama?
—A un primo que tengo en Iquique.

—Ya hombre, vamos saliendo para que sigas trabajando, que necesito te vayas al rajo a perforar mineral.
—Bien señor, gracias.

—¿Y de las Mancomunales?
—¿Qué, señor?
—Nada, hombre vete ya.

El Administrador se fue hacia su casa. Alamiro saludó desde lejos a los hermanos Aravena. Se ve feliz, antes de irse a la plaza, pasa por el teatro y escribe la pizarra

CITACION
Se cita a todos los socios de la Filarmónica para mañana martes a las 20,00.

Tabla.
ESCUELA

También pueden asistir quienes no son socios, quienes solo tendrán derecho a voz.

El presidente.


Curiche
Abril 3, 2007. Aniversario 50 de la Revolución de la chaucha




Texto agregado el 03-04-2007, y leído por 266 visitantes. (11 votos)


Lectores Opinan
04-06-2007 Me gusta como pones lo pensamientos en italico; siempre mas profundo en los personajes con todas sus contradicciones, sus deciciones, como se lo piensan: vaya duelo entre los dos. mis 5* lo veo como si fuera una pelicula. salambo
13-04-2007 Una de las cosas que me gustan en este capitulo es es que muestra la dualidad del lenguaje del patrón, la forma despectiva y arrogante en que trata a Germán, por un lado, y el trato deferente con Alamiro, tratando de ganárselo de ese modo. También salen a flote las dudas de Alamiro, que aparentemente aceptó sin problemas la confesión de Mariana, y ahora vemos que no es tan así, ademas todavía le anda rondando el recuerdo de Clotilde; pa mas remate, ese 'gallito' entablado con don Fernando, el pobre esta pasando por momentos de gran intensidad emocional. El dialogo entre ellos es muy instructivo, don Fernando comienza poniéndose a su altura, le dice que ha leído a Recabarren, para luego mostrar que va mas allá, que ha estado en Europa y que conoce el pensamiento de quienes dirigen el movimiento obrero allá, y apoyándose en ello se arroga el derecho de aconsejarlo acerca de la actitud que según él debería tomar Alamiro. Aunque sabe bien que no le sera fácil desviarlo de su vocación de dirigente. Por último agradecerte el haber recordado esa Revolución de la chaucha de la que no tenía idea, leí algo en internet. loretopaz
08-04-2007 Va llegando la escuela y el amor va madurando, que bueno... ***** tequendama
05-04-2007 Hay enjundia y más enjundia… Y después me acusas a mí de buscar ahondar en los tipos psicológicos. De verdad que van crecindo en riqueza psicológica estos personajes. Compulsiones, miedos, insidia, envidia, amor, seducción, traición, ambigüedad, altruismo, egocentrismo, simulación y honestidad… Todos entretejidas, todas buscando una armonía imposible en los corazones cada cual… Lo que más me atrapa: Fernando conocedor de sus ideólogos enemigos, admirando y odiando a su peón que más parece su patrón; Marianita que aparece tremenda en su misterio para Alamiro; Alamiro entrampado entre un amor de proyecto, convicción y sentido y este otro de carnes y huesos declaradamente provisional pero violento y explosivo. Juan Manuel querido, te dejo mi gratitud admirada… nuevamente, ¡¡Gracias!! vacarey
04-04-2007 Pobre Germán, es uno de tantos que por querérselas echar de gran cosota, se resbala del tranco y cae. Fernando Gómez, sale de este tipo de hombres, simplemente echándolos del trabajo, pero no puede hacer lo mismo con Alamiro que le salió “inteligente y ladino”. De manera que no encuentra motivo para echarlo “Ni siquiera puedo acusarte de robo, porque no eres ladrón, ni de borracho, porque no tomas, menos de que haces mal el trabajo, ya que eres de los mejores. Pero Alamiro le tiene la cabeza grande Fernando, porque no sabe hasta qué punto será peligroso para su empresa explotadora de los obreros. Por lo tanto decide que la escuela debe montarse y para ello encarga a Arsenio, que seguramente lo hará bien de maestro. Dice que la hija será la madrina de la escuela, pero finalmente quien recibe los reconocimientos de la gente es Alamiro. Éste piensa en Mariana, no está seguro del detalle de su NO-virginidad, pero de lo que si está seguro es de que la ama de verdad. Don Fernando pretende entrarle a Alamiro con la astucia del zorro viejo, tal vez para que desista de cualquier posibilidad de insurrección: “Cuídate hombre, trabaja para ti, para tus hijos, los otros que se las arreglen solos”. Pero el protagonista no piensa solamente en los suyos sino en TODOS y no piensa solamente en ese presente sino en el FUTURO. Muy bien construido este capítulo. Es excelente la trama y la técnica. ***** SorGalim
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