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La Sala de Directorio de Brandstone S.A. estaba iluminada como nunca. Las secretarias iban y venían chocando sus caderas entre los muebles de acero y vidrio, apoyando flyers impresos y CD Roms sobre las mesas para que a las 19 en punto –Brandstone exigía absoluta puntualidad- todo estuviera listo para la presentación del nuevo producto de la empresa. Dos docenas de vasos fueron alineados junto a los folletos y carpetas. Al lado de cada vaso, habían colocado una cajita conteniendo dos porciones de ScotchBlock, un whisky sintético elaborado por la empresa, presentado en cubitos de pasta amarilla, y un aerosol de 125 grs. de hielo instantáneo con la marca Flash-Ice, producto exclusivo de la Corporación. Bastaba apretar una sola vez el disparador sobre el vaso para que se formase en el agua un perfecto cilindro de hielo.

A las 19.01, veintitrés ejecutivos y asesores de la compañía estaban acomodados alrededor de la mesa. Treinta segundos después, John L. Brandstone, Director General de las empresas del grupo, hizo su aparición. Esta vez llevaba un pantalón de lana gris claro, saco azul con botones dorados y camisa celeste con puños para gemelos, donde relucían dos óvalos de oro con las iniciales J.L.B. enmarcadas en rojo. La corbata era de un azul muy profundo, con finas rayas rojas y verdes en diagonales inclinadas a 40 grados, es decir, la misma indumentaria de siempre.

- Señoras, señores... - dijo el Director General, de pie y apoyando sus dos manos sobre la mesa: - ...hoy quiero presentarles la máxima realización de la Compañía, un producto que revolucionará los mercados de nuestro país y del mundo. Brandstone S.A. invirtió más de diez años de investigación, miles de horas de trabajo de químicos, ingenieros industriales, laboratoristas, expertos en alimentación, analistas de mercado, sociólogos y especialistas en packaging... Quiero presentarles con orgullo...el BrandPollo...!!!

Y diciendo esto extrajo de su maletín una lata del mismo tamaño que las habituales de arvejas, tomates o choclo en grano, sólo que la etiqueta tenía la foto de un pollo mediano y la marca Brandstone con su típico marco dorado y letras romanas.

Brandstone tomó el abrelatas que sus secretarias habían dejado eficientemente, y con manos hábiles giró la maquinita hasta que la hoja cortante dio toda la vuelta a la circunferencia. Apoyó la lata abierta sobre la mesa, cruzó los brazos y esperó.

Un pollo de plumaje amarillento asomó primero la cabeza, luego fue sacando el cuerpo como desentumeciéndolo, hasta sacar una pata y luego la otra. Una vez sobre la mesa, el BrandPollo caminó hasta el primer vaso de ScotchBlock que encontró e introdujo el pico para beber algunos tragos.

El aplauso fue cerrado. Los brindis, emotivos. Ejecutivos y secretarias se besaban apasionadamente. Ejecutivos y ejecutivos también. Nunca se había visto algo semejante. Las secretarias trajeron más latas que fueron abiertas sin demora. Ante el estupor general, veinte o treinta pollos salieron de los envases y empezaron a caminar hambrientos sobre la mesa del Directorio. Hubo que agregar nuevas cajitas de ScotchBlock y aerosoles con hielo para acompañar el festejo. Las luces se fueron apagando y comenzó a escucharse la voz de Louis en “What a wonderful world”.

El festejo estaba en su apogeo cuando se abrió la puerta de par en par, todas las luces se encendieron y se escuchó una voz potente pidiendo calma. Era Paul, el hijo de Brandstone. Venía acompañado de policías, médicos y dos enfermeros que en un instante dominaron al Director General, le colocaron un chaleco de fuerza y lo llevaron a la rastra por el pasillo. Las secretarias acomodaron con velocidad el ambiente, sacando pollos, restos de cubitos de ScotchBlock, aerosoles y folletos hasta que todo quedó limpio como un espejo. Los ejecutivos volvieron a sus asientos y Paul tomó la cabecera de la mesa, agachando la cabeza esperando el completo silencio.

-Señoras... señores...- dijo Paul, permaneciendo de pie y apoyando sus dos manos sobre la mesa.
- Tengo el lamentable deber de informarles que mi padre, nuestro querido John L. Brandstone, deberá dejar sus funciones en esta empresa debido a su grave enfermedad. Por supuesto, es algo propio de la edad, y ni siquiera podemos permitirnos poner en duda todo lo que él nos ha enseñado, como los trascendentales éxitos que bajo su mando y durante treinta años convirtieron en líder a la Compañía. Pero hoy necesitamos nuevas ideas, sangre nueva, en definitiva, como él mismo solía decir: “Tiempo al tiempo...”

Paul llevaba un pantalón de lana gris claro, saco azul con botones dorados y camisa celeste con puños para gemelos, donde relucían dos óvalos de oro con las iniciales P.L.B. enmarcadas en rojo. La corbata era de un azul muy profundo, con finas rayas rojas y verdes en diagonales inclinadas a 40 grados, es decir, la misma indumentaria de siempre.

- Quiero presentarles nuestro nuevo producto, que sin duda alguna revolucionará los mercados de nuestro país y del mundo. Brandstone S.A. invirtió más de diez años de investigación, miles de horas de trabajo de químicos, ingenieros industriales, laboratoristas, expertos en alimentación, analistas de mercado, sociólogos y especialistas en packaging... Quiero presentarles con orgullo... la nueva sopa de fideos... BrandSpaguetti... hecha con fideos al huevo y caldo de gallina, lista para calentar y servir...

Todos aplaudieron admirando el envase de hojalata que Paul había sacado de su portafolios. Tres pisos más abajo, los enfermeros cargaban a Brandstone en una ambulancia. Con chaleco y todo, el Director General logró acomodar una patada en la boca al chofer, entonces tuvieron que colocarle una inyección.





© RNPI Nº 155707 - Junio 2008

Texto agregado el 29-04-2007, y leído por 114 visitantes. (0 votos)


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