El amor nace del recuerdo


El amor, el amor: palabra a menudo aplicada por escorpiones vituperados
de escombros en la puerta de la memoria del olvido.
Los corazones se almacenan en un soplo del viento.
Se enciende en un mismo instante de fósforos
bajo distintos enjambres de murmullos.
Pasa al galope en sendas gloriosas de la medianoche
alumbrando estelas cumbres en la baraja del cielo.
Por las tardes desbarata al heraldo que juega con luciérnagas de fuego
venciendo al suspiro fraguado entre panes deliciosos.
Es una cena opípara el amor, un encuentro de pájaros
en la ceremonia del hueso desnudo del alma.
Las castañas en almíbar se cuecen bajo mirada
que jadea a menudo en hartura de péndulo.
Enhebra silencios un latigazo que sabotea la carne
y el deseo huye de las calaveras de los cuerpos
que se miran la muerte
que cae
así el espanto de la búsqueda
incita a comenzar de nuevo...

(o se vive del recuerdo y se deja morir
por el olvido que se enrosca en la memoria
insaciable...)