conflicto en puerta...

-Pero, entonces...¡vos no has entendido nada!...
-Vamos a ver; empecemos de nuevo: No es tan así, que yo no haya entendido nada, sino que...
-...que seguís sin entender, porque no querés entender-. El tono de ella era marcado, irritantemente didáctico.
-Quizá yo no pude entender “todo” lo que me dijiste..
-Y buscás que te lo repita para ir ganando tiempo. Ése es el juego tuyo desde siempre...
-Me parece que la que está jugando desde hace un rato son vos, querida...
-Paso lo de “querida”, que no pega en tu historia familiar, y no pienso repetírtelo...Creo que va siendo hora de cortar esta conversación de...
-No hablamos muy a menudo, ¿eh?, y está Martín de por medio, que no tiene por qué cargar con las culpas...
-¡Eso digo yo!- y se oían extraños ruidos detrás del teléfono. Ella se preparaba una bebida, o procuraba encender un cigarrillo.
-¿Estás ahí, todavía?- preguntó él luego de la pausa.
-¿Y dónde querés que esté?...
-Calma, querida, calma. Hablemos como seres civilizados, ¿te parece?
-Me parece que antes de hablar como seres civilizados, hay que serlo, o por lo menos, parecerlo- y echó una bocanada de humo hacia el tubo, buscando pasarlo junto con la voz .. Sonreía, satisfecha con la frase.
-Ahora tampoco sé a qué te estás refiriendo- parecía sincero el desconcierto del otro lado.
-Ah...¿no sabés? Pues entonces, ¿por qué no le preguntás a esa bruja que ahora tenés por novia?
-Pero, ¡Hacéme el favor! ¿Qué tiene ella que ver? A vos te parece...¡Meterla en una conversación de familia!
-¡Familia las pelotas! ¿Por qué no le decís a esa metida que deje de hacerle preguntas a Martín sobre mí y sobre nuestra “desgraciada vida en común”?
-Pero mirá que...Vos estás totalmente equivocada: Ella simplemente es cariñosa con Martín, y busca que esté a gusto con su nueva familia; que cuando vengacon nosotros se sienta “como en casa”.
-La familia ser quedó aquí y punto. Y para que se sienta “como en casa”- el tono de ella era livianamente musical en esta última frase-, ¿me tiene que sacar el cuero a mí- y aquí cambió al groseramente rasposo-, y con un chico de ocho años de por medio? Es directamente...
Él había alejado el tubo de la oreja, y no llegó a enterarse de que, antes de emitir el exabrupto, ella se había interrumpido al escuchar una llave en la puerta. Saludó a alguien con afecto, y cuando regresaron ambos al aparato...
-Ahhh, te lo voy contando así, despacito, para que lo vayas sabiendo...-Ella había recuperado el humor y saboreaba el treinta y tres de mano que iba a jugar:- Resulta que Javier le está enseñando a Martín a jugar al golf, y el chico está ¡encantado!-La última palabra con letras espaciadas y enfáticas-. Ha encontrado un nuevo “hobby”...-.El silencio del otro lado se prolongaba:-¡Hey! ¿Estás allí, o te tragó un agujero negro?
-No, no me tragó ningún “agujero negro”., Y estoy aquí, y voy a seguir estando aquí, mal que les pese a algunos...- La presión del otro lado se percibía como un aliento fuerte y agrio.
-Por mí, no hay problema...
-Pero la orientación de la actividad deportiva de un chico varón, a esta edad, es privativa del padre, no del “noviecito de turno” de la madre, así que, te voy anticipando...
-No me anticipes nada. Al chico le gusta el golf, y vos, nunca pisaste una cancha...Y Javier tiene experiencia en enseñarles a los chicos...Les tiene una paciencia de santo-.El aliento a ajos y cebollas del otro lado era tan evidente que ella alejó el tubo cuando...
-¡Me importa un carajo la paciencia de santo que cargue ese fulano! Martín es mi hijo, y los deportes: los hace conmigo y punto!
-¿Qué...? ¿Lo vas a llevar de pesca con tus amigos, que después de divertirse hablando mal de cada una de sus consortes o ex consortes, se emborrachan y duermen la mona tirados en una cabaña todos amontonados, o en una carpa roñosa?
-¡Pero qué imaginación, mi querida, ni que hubieras estado en la última orgía que organizamos junto a río...! Me parece que esto no da para más...
-Paso lo primero y quiero lo segundo-, la risita de ella se escuchó clarito del otro lado...
-Está bien, voy a hablar con Malena...Hay que separar los tantos, para que el chico sienta que acá es acá...
-¡Y acá es acá!
-Y en cuanto a los deportes...
-Martín aprende a jugar al golf con Javier, y lo que se dé con su padre. Terminó el partido y no hay revancha. ¡Abur!- y colgó
Del otro lado, él depositó con lentitud el tubo sobre el aparato, lo ajustó, extendió los dedos para abarcar todo el plástico posible con aceptable firmeza, y luego... comenzó a practicar el lanzamiento del disco como había visto por televisión en los últimos Juegos Olímpicos.