Sin duda, existen dos grandes motivos por los cuales el ser humano utiliza su inteligencia, el primero, mejorar ( individualmente) sus condiciones de vida, pura supervivencia, y el segundo, el engaño, no mostrar sus verdaderas intenciones, digamos que es aquello llamado Hipocresía.El ciudadano, aquel que vive en grupo, porque aporta y porque necesita de él, es partícipe de lo que yo llamo “Las dos realidades”.¿Existen tantos prismas verdad? Pero no se dejen engañar, somos unos verdaderos cretinos. Las dos realidades lo demuestran. Ambas se hallan al mismo nivel, comparten espacio y tiempo, aunque una seguramente subsiste en el hemisferio izquierdo y la otra en el derecho.La primera realidad son todos los actos, individuales y de grupo, también los actos del Estado que se consideran políticamente correctos. La falsa realidad, lo que deseamos demostrar al otro bien por agradar o llevar la corriente, por conseguir esto o aquello. Pasa igual en la relación de pareja, desde el inicio deseamos mostrar a la otra persona lo que ella desea ver de nosotros, nos exprimimos en intentarlo. Los seres extraordinariamente inteligentes son capaces de mantener esta farsa pasadas las bodas de oro, otros, somos más torpes. Esta primera realidad, la hipócrita, es la actual sociedad que incentiva la solidaridad, la política pro-social, el humanismo progresista, y lo más temible, es asumido por todos los colores políticos, es la realidad de la sonrisa, como la que te ofrece el director de una entidad bancaria cuando te dice: La operación es posible...Pero ahí está la otra realidad, esa realidad que nadie publicita porque avergüenza sostenerla en público, en el caso de los hombres, conducir el auto que más corra, follarnos a todas las rubias explosivas que nos envían los amigotes en Pw point, matar al jefe...tener más que el de al lado a fin de cuentas. La mujer (planteen en los comentarios ustedes mismas).El Estado, peor aun. Dice prestar por solidaridad pero ya pedirá mamadas económicas a cambio, o dice pedir por necesidad y se gasta en...Todos, absolutamente todos nosotros, sabemos que existen ambas realidades, ambas maquiavélicas, las dos necesarias como equilibrio de una balanza llamada vida. No desesperen, busquen el punto intermedio, hallen la felicidad, si pueden.