“Y detrás de los mitos y las máscaras,
El alma, que está sola...” (J. L. Borges)



La muerte que me nombra, ante ese pasadizo de ensueños que es la vida. Tras el correr de los semblantes como un fino silogismo he desafiado vidas; batido a duelo o entablado una cordial charla. Así, bajo el confín, hay un momento en que las almas se confabulan; ese ínfimo segundo que nos trasciende para llegar al todo. Allí estoy ahora, detenido en un pasaje del tiempo; en ese sublime instante de infinitas horas; despojado de máscaras; mutable; generoso; aguardando en la antesala de quien sabe que otra vida... Dentro de mi ser hay un abismo de vanas imperfecciones; sentenciado a este sino comulgo con el atardecer que me han legado, para perderme silencioso en los jardines de otro edén. Quizás mañana mis letras perduren grabadas sobre un epitafio; o tal vez, sea una cruel memoria quien me nombre...

Ana Cecilia. ©