Cuando llegò a la casa y pasó a la sala, él estaba tomando una ducha, entro al cuarto y preguntò diciendo su nombre. El agua caìa por la regadera, no respoondió ni una sola palabra. Con paso temeroso se acercó a la puerta del baño, el bolso de mano lo había dejado sobre la cama. Entró a la ducha, lo vió de espaldas, él ya la esperaba, ella entró sin desvestirse, los tacones la dejaron sóla sin que ella se diera cuenta, el vestido blanco se empezó a humedecer y su ropa interior saltó para ver que sucedía, era un bello conjunto negro, él volteó y la miró, ella no atino a decir nada, se abrazaron, el vestido cayó como una cascada y detrás de él, el diminuto negro.
Sus senos eran perfectos, él la tomó por la cintura, besando sus pechos la cargó y la llevó a la tina de baño que ya se encontrabá esperandolos. Se sumergieron en medio de los petalos de rosa, la beso de nuevo en la boca y juntarón sus cuerpos.
Esto lo habian soñado, aunque era la segunda vez que se veían y nunca habian cruzado palabra alguna , no fueron necesarias, pues lo único que querían al verse nuevamente era hacer el amor.