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Inicio / Cuenteros Locales / Airedevalencia / ♥♥Perdí el tren de los años veinte♥♥

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Imagina por un momento...,
estamos en otro siglo,
¿años 20 por ejemplo? , ¿ te va bien?.
Nos hemos conocido en una librería
repleta de libros de aventuras, de historia,
de cuentos, de hermosos poemas...

¿Qué bonita forma de conocerse, no?
La librería tiene dos pisos, ¿recuerdas?
¡Claro, hace tantos años...!
toda de madera, con estanterías cargadas y nutridas de libros, esas escaleras que al subir por ella crujían...

El señor Jacinto Méndez, propietario de aquél santuario de letras, me conocía bien desde niña, mis hermanos solían adquirir libros allí, y yo como la niña a pesar de mis veintidós, siempre era bien recibida. Claro mi padre lo sabía pero mamá no, ella solía comentar, que mi obligación,como una señorita que había estudiado con institutriz francesa, era encontrar un buen marido que me protegiera de todo, me cuidara y yo darle todos los niños que nuestro Señor dispusiera (Lógicamente, yo estaba en total desacuerdo), tenía otras inquietudes, cómo ir semanalmente a la librería de D. Jacinto, claro siempre acompañada, y que de forma medio clandestina me enseñara algunos de los escritos de mujeres de la época,( aquello si que era luchar por una igualdad y por la libertad de elección de la mujer, ser único timón que guiara nuestras vidas).
También me comentaba que en Madrid, en el Lyceum Club, se estaban realizando conferencias por mujeres tales cómo Teresa León, Concha Méndez y un gran abanico de mujeres que querían adelantarse a su tiempo, en aquella España de finales de los veinte y que claro, lo tenían mucho más fácil por su condición masculina Alberti, Baroja, etc...
Tertulias y discusiones siempre constructivas y muy adelantadas a la época era las que manteníamos D.Jacinto y yo.

Mamá quería que fuera una mujer de mi tiempo, mis escapadas a la librería eran encubiertas por mi padre, dedicado en cuerpo y alma a las finanzas y a su familia.

Mi excusa al volver..., unos dulces que con previo aviso tenía ya listos para llevar en la pastelería la Parisiênne, y luego lo típico bajo la sonrisa cómplice de mi padre, el haber visto unas telas divinas, finas y color blanco roto, unas medias de nylon importadas directamente de Francia, unos zapatos de tacón medio en charol negro con una fina hebilla que se cogía al tobillo...ah y que te voy a contar de las novedades para el guardarropa de verano de la señora Cocco Chanel...
Claro mi madre era feliz así, mi padre, cómplice también, y yo...
Bueno yo..., hasta que te conocí, también.

En aquella librería...el ver la expresión de tus ojos al cruzarse con los míos...
creo que me ruboricé, me cediste el paso como caballero de buenos modales, fuiste atrevido y me diste los buenos días sin conocerme, claro era moderna, pero nunca había salido de mi ciudad y tú con apenas dos años más que yo, habías recorrido las ciudades más importantes de España.
Me hablaste de usted y te presentaste, inclinaste levemente tu cabeza al estrechar mi mano, noté tu calor a través de la tela de mis guantes, preguntaste que si me gustaba leer, por Dios era lo que me hacía más feliz de este mundo, conectamos rápidamente.

Así transcurrieron las semanas, los meses, nunca faltábamos a nuestra cita de los Miércoles, estábamos entusiasmados con las letras y nuestra compañía, pero llegó el momento de tu partida, lo recuerdo como si fuera ayer, tu trabajo en investigación había concluido en mi ciudad y a pesar de haberlo demorado un par de meses ya requerían tu presencia en Madrid.

Recuerdo que fue la única vez que nos besamos, y¡¡ Jesús que atrevimiento!! ...nos miramos a los ojos y quisimos ser aire para seguir compartiendo el uno del otro.
Recibía casi a diario cartas tuyas, cartas que se iban acumulando a cajas en el viejo desván, aunque hasta que mamá murió nunca más volví a saber de ti.
Treinta años..., treinta años más tarde lloré más que en toda mi vida, al ver todas aquellas cartas cerradas, polvorientas,con rancio olor de humedad, esperando a gritos ser abiertas por mí, por su destinataria, no sabedora de su exixtencia, hasta hoy.
Entre lágrimas y azotes a mi mente, recordé la última vez que te vi.

Entre el humo de la estación, el ir y venir de la gente, bajaste, me volviste a besar, sentí tu calor y el temblar de mi cuerpo, hubiera dado todo por partir junto a ti...

Del viejo secreter saqué mi pluma y escribí unas letras que nunca te envié:

** A mi Amor Eterno**

Por ti seré aire puro,
que recorra todo tu ser,
te dé fuerza y aliento...
en la noche o al amanecer.

Serás para mí hospedaje,
donde pueda descansar
hacerte sentir...
lo más bello del mundo,
mi tarea primordial.

Sentir, lo mejor que puedas ofrecer,
recorrer con libertad los mil recovecos
de tu ser,
de tu mente, de tu alma...
En la mañana, en el anochecer.

Y así de esta forma regalarte un trocito de mi ser.

De mi existencia...,
ya ves sólo un suspiro...
estaría en ti, si los años veinte
me los hubieran dejado vivir.



¿Te das cuenta, sigo siendo la misma que la de finales de los años 20?

Además hace muchos años le compré la librería a D. Jacinto, ¿sabes como la llamé?,
Madrid ♥ Valencia
(en recuerdo a ese viaje que nunca realicé)

Airedevalencia
11/04/2004

Texto agregado el 11-04-2004, y leído por 592 visitantes. (18 votos)


Lectores Opinan
03-03-2005 Bella Historia de Epoca, con el sabor del romance dulce, del amor imposible que pudo ser y no lo dejaron ser... A la distancia pareciera que dijéramos, ni modo, pobre chica, pobre chico, pero acercándose un poco más, revienta el corazón, el hígado, la vida, que una absurda imposición negara la felicidad a dos seres que se amaban... Estrellas. 5***** tobegio
03-03-2005 Bella Historia de Epoca, con el sabor del romance dulce, del amor imposible que pudo ser y no lo dejaron ser... A la distancia pareciera que dijéramos, ni modo, pobre chica, pobre chico, pero acercándose un poco más, revienta el corazón, el hígado, la vida, que una absurda imposición negara la felicidad a dos seres que se amaban... Estrellas. 5***** tobegio
03-03-2005 Bella Historia de Epoca, con el sabor del romance dulce, del amor imposible que pudo ser y no lo dejaron ser... A la distancia pareciera que dijéramos, ni modo, pobre chica, pobre chico, pero acercándose un poco más, revienta el corazón, el hígado, la vida, que una absurda imposición negara la felicidad a dos seres que se amaban... Estrellas. 5***** tobegio
19-02-2005 quien sabe sabe... hay veces que leo tus escritos y me dejas sin palabras, por eso solo me limito a darte mil estrellas... tienes mucho talento, algunas de tus poesías las guardo con cariño en un rinconcito de mi escritorio, mis felicitaciones. Crisss
07-11-2004 hola airedevalencia soy Maria la hija de Blanca me a gustado muxo este cuento y la poesia del final.Besitos de Maria y sigue escribiendo estos cuentos tan bonitos anuska
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