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Inicio / Cuenteros Locales / gui / ¿El General del desconcierto o el desconcierto general?

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Cierta vez escribí un poema que me incendiaba las entrañas y era imposible que lo dejara permanecer allí. Hablaba algo de “botas pestilentes que aplastan los sueños de los inocentes” y de muchos otros asuntos que se me hacía imposible acallarlos. Era la época en que reinaba en gloria y majestad el detestable General Pinochet con su numerosa corte de esbirros infiltrada en todo el sensible tejido social. Mis compañeros de trabajo, leales los muchachos, leyeron el texto, lo aplaudieron a rabiar, pero después lo hicieron añicos porque era sabido que los que exponían su pensamiento con todas sus letras, corrían el serio peligro de ser anatematizados, despedidos de sus trabajos, acusados de comunistas y por ende, marcados a fuego por esa delirante e implacable inquisición. Debí tragarme la rabia y la decepción para conformarme con escuchar los tamborcillos acuciantes de la radio Cooperativa, que cada vez que sonaban era para anunciarnos que algunos grupos habían incendiado neumáticos, que tal político valientemente había levantado su voz, que alguien importante en el exilio nos exigía ser consecuentes con nuestra historia libertaria y enrostrarle a la dictadura toda nuestra disconformidad. Claro, ellos estaban afuera y en esa cómoda posición no era difícil pedir justicia, pero nosotros sabíamos a lo que nos exponíamos, conocíamos muy de cerca la crueldad de esas fauces que cuando atrapaban la presa, ya no la soltaban nunca más.

Transcurrieron largos años de iniquidades, de unilaterales descalificaciones, de frases para el bronce como aquella que decía que “aquí no se mueve ni una hoja sin que yo lo sepa” o esa otra que retrataba de cuerpo entero a la bestia disfrazada de militar cuando consultado por el hallazgo de restos de desaparecidos, sepultados de a dos en cada uno de los féretros, exclamó con la más absoluta liviandad: “miren que economía más grande”.

La ciudadanía finalmente impuso sus términos, primero en el histórico plebiscito que desbancó al tirano de su cetro y un año más tarde, en la elección ganada con holgura por Patricio Aylwin, quien recibió de manos de un cabizbajo general, la banda que lo proclamaba como el presidente de la transición. Pero las ansias de poder del carcamal no se extinguían. Buscó protagonismo a toda costa y cada una de sus apariciones en los medios de comunicación eran aplaudidas por el cada vez más disminuido grupo de seguidores, quienes finalmente se desmarcaron olímpicamente de su imagen, ya que lejos de potenciar sus aspiraciones presidenciales, les perjudicaba abiertamente.

Hoy, sus casi centenarios fans, aún lo vitorean, pese a su muerte política y militar y no faltan quienes desean su resurrección. Son los nostálgicos de sus días de gloria, cuando sus ucases causaban dolor, destrucción, humillación y muerte, cuando su palabra no era discutida, cuando su historia aún no se escribía…

Hoy me encuentro con la sorpresa que un extemporáneo cultor del tirano, ha abierto una página en su nombre y no puedo menos que asombrarme por este acto de birbirloque en que se pretende rejuvenecer el desgastado discurso y la deleznable incursión de un personaje que no tiene parangón en nuestro país y que sí puede llegar a compararse con los más despreciables individuos, bajo cuyo mandato tembló la humanidad… No le doy la bienvenida, tampoco le pido que se vaya, sólo le agradezco en parte por haberme hecho recordar una de las páginas más negras de nuestra historia…






Texto agregado el 15-04-2004, y leído por 403 visitantes. (10 votos)


Lectores Opinan
18-04-2004 Bien hecho, bien dicho. Viene bien un recordatorio. En cuanto a el... que disfrute de la libertad de poder hacer estupideces que no tendría en otras ciscunstancias y que se dedique a la historia; porque su idolatrado tirano ya lo es. Saludos. nomecreona
16-04-2004 impresionante.. un abrazo monilili
16-04-2004 Magnifico escrito que describe bien una extraña situación ¿como puede haber personas tan ciegas, tan incapaces de ver, que continuen admirando a seres así? Dictadores, asesinos, criminales...todos tienen seguidores...pero ¿que nos pasa? yoria
16-04-2004 Vea estimado, yo debo agradecerle a su pluma muchos buenos ratos, ella me ha permitido reir, emocionarme, reflexionar, y hoy, después de un día negro, me permite descansar. Por un momento creí que sólo a mí me brotaba ver en la lista de cuenteros presentes tan nefasto nombre. creí también que sólo a mi me parecía que la violación a la única restricción que la comunidad internacional reconoce a la libertad de expresión (la apología de un delito y/o de quien fuera condenado por él), merecía algún tipo de respuesta. Con el correr de las horas vi que no. No era sólo a mi, y lo que es mejor aún, me encuentro con su texto que con la autoridad moral que le da el ser chileno, pone la cuestión en su exacta medida. No dejaré estrellas, no alcanzarían, dejaré mi respetuoso silencio por los muertos y los vivos de su patria y la mia. Gracias hache
15-04-2004 !QUE GRANDE ERES GUI! Los que alguna vez vivimos bajo una bota, no podemos más que señalar, como tú haces, esta podredumbre de personajes que se asoman y, con solamente asomarse, contaminan el ambiente. Esto que escribiste, simplemente me ha hecho emocionar al nivel de un lagrimón. Cierro igual que abrí. !QUE GRANDE ERES! rodrigo
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