Son las 7:30 y el Capitán del vuelo 456 nos informa que debemos abrocharnos los cinturones de seguridad, estamos llegando a Santiago y nos preparamos a aterrizar. Son ya casi 20 años que la abuela no veía Santiago desde un avión, atrás quedo la última imagen de su hogar en el despegue, desde donde pudo divisar por un momento la grandeza de su querida ciudad. Claudio exclamó: ¡Abuela!, ¡Abuela! Llegamos a Santiago, la abuela se inclina hacia la ventanilla y responde con un dejo de tristeza, no veo nada, ¿Qué hicieron con ella?...