Sin creer en el destino, recorde tus palabras
la brisa trajo tu cuerpo, y tu escencia divina floto libremente.
Nadie puede escucharte como lo hago yo.
Nadie puede verte en las puertas del infierno sin sentir temor.
Ya nadie ve tus manos, que sangraron por cambiar,
a un mundo sin perfeccion, en el cual yo conoci un dia un hombre sano, una mujer de heroicos caidos.