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Inicio / Cuenteros Locales / RaUko / La Huida [3a parte]

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Tercera parte.
Dentro todos dormían, fuera la mayoría jugaba cartas y otros tantos vigilaban las luces, de momento el sistema se puso en alerta, una luz de la torre cuatro se enfoco al centro del patio que compartía con la torre 3, los guardias se levantaron, varios meses tenia que la contadera de ratas había terminado en la torre vecina, aun así no era improbable que una rata activara el sistema, pero dentro de las tripas de cada guardia algo los ínsito a pararse y observar de manera inmediata a donde la luz enfocaba, los ojos se clavaron en ese circulo de tierra amarillento, donde la luz demarcaba y limitaba lo que los ojos de los guardias debían ver, fue cuando comenzó.
De la tierra surgió, aunque otros mas tarde en las declaraciones dirían que apareció puesto que la jerga penal permitía un número limitado de palabras para la tipificación de hechos; una figura humanoide en negro, todo se sintió gris, no se distinguía una figura humana de manera completa, solo era una especie de forma, la cual al terminar de surgir o parecer la ultima de las 4 extremidades empezó a caminar y dirigirse al muro, el guardia principal de la torre 4 tomo un micrófono que le permitiría hacer uso de unos alto parlante para poder girar instrucciones a la figura humana para que detuviera el paso y cesara cualquier movimiento, no había nada que le indicara o evidenciara que no fuera un ser humano en realidad, solo las tripas y sus constantes contracciones le decían que saliera de ahí en cuanto pudiera, mientras tuviera piernas y vida para hacerlo.
Antes de que pudiera terminar de secarse los labios para poder articular palabra alguna, sin contar que la mente no le indicaba que decir; lo cual le provocaría el ridículo de demostrar que estaba en pánico y falto de voz de mando y así perder autoridad, la otra lámpara empezó a moverse en una sola dirección dejando de ejecutar sus movimientos aleatorios, acompañada desde la torre 1, otra luz se dirigió al mismo punto, en el patio que compartían la torre 1 y 2, otra figura negra emergía, con la misma clara intención de encaminarse hacia el muro.
En este punto los oficiales de mayor jerarquía recibieron las llamadas para indicar la situación; sombras intentan huir de la penitenciaria por la vía del patio, gracias a un audaz vigilante que pudo comunicar lo acontecido solo tuvo un par de segundos para comprender que no fue necesario reflexionar y analizar a cada una de las sombras, para determinar la intención escapatoria de ellas, probablemente por el giro de su trabajo era la idea mas común en su cerebro para asociar con lo que sus ojos comunicaban al mismo; por supuesto, su trabajo consistía en eso mismo, detectar, denunciar y evitar que los residentes se fugaran, no le pagaban para otra cosa, aunado al hecho que siempre puede existir la ligera sospecha como lo es dentro cada espíritu humano, de que algún residente intentaba y mas aun lograba escapar, podría haber tenido ayuda desde adentro. Analizando la situación actual y para fines prácticos, no importaba quien o que intentara escapar, el cerebro de los guardias, de los vigilantes solo debía procurar las sinapsis necesarias para que la mente detectara cualquier intento de escape.
Pero el audaz vigilante solo tuvo ese par de segundo, ya que al cabo de esos dos segundos, emergieron docenas de sombras; solo por el reo proveniente de San Juan de Ala Triste se supo, ya en la tarde de ese nuevo día, que algunas sombras no emergieron del patio, sino que algunas cuantas, no muchas, pero si las suficientes para que este anciano con una decente debilidad visual pudiera detectar las sombras que salieron desde los pasillos.
Todas las sombras sin tropiezo, llegaban al muro, algunos lo atravesaban otras lo escalaban si se puede decir, puesto que no había nada a que asirse.
Al final de las 5:17 de la madrugada la ultima sombra alcanzo a atravesar el muro, nadie se dio cuenta que el camino de las sombras terminaba unos cuantos metros mas allá del lado exterior del muro.

La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre. F. W. Nietzsche

Para mis amigas y Jesús, las sombras que me acompañaron en este viaje, las que más recordare y me temo por las que mas me atormentare.
Porque al final no somos sólo lo que logramos y hacemos, sino tambien de lo que huimos.

Texto agregado el 27-08-2008, y leído por 162 visitantes. (0 votos)


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