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El pastor contemporáneo.
Hay dos tipo de pastores literalmente hablando, el pastor de oveja que es la persona que cuida del ganado, y también al pastor espiritual que es el líder evangélico de la actualidad, pero para entender bien el significado de esta palabra hay que revisar minuciosamente la labor de un pastor de la antigüedad y compararlo con el líder cristiano actual, ya que el apóstol Pablo citando nuestro Señor Jesús nos dice en Efecio 4:11 “y el mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas, a otros, pastores y maestros”.

¿Para que Jesús nombró pastores?

Veamos lo que dicen los versos 12 y 13 de Efecio 4: “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”

En un lenguaje figurado Jesús constituyó pastores, aunque estos no guiarían ovejas o ganado, sino a los santos que han entrado por la puerta estrecha que conduce al camino angosto que lleva a la vida eterna.

Entonces el pastor contemporáneo no es el mismo de la antigüedad, aunque sus características son similares.

La primera mención que hace la Biblia de la palabra pastor la encontramos en Génesis 4:2 “Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra”

Podríamos decir que el primer pastor fue Abel y que este pastor por agradar a Dios encontró muerte de parte de su hermano Caín que era labrador de la tierra, desde ahí la persecución pastoral.

Si nos detenemos a observar los oficios de los dos primeros hermanos en la tierra, veremos que tiene estrecha relación con sus personalidades y con la adoración a Dios.

Abel: pastor de ovejas, dedicado al cuidado de animales indefensos, aunque con el tiempo consumiría de sus carnes y sacaría provecho de la lana.

Caín: labrador de la tierra, un oficio que requiere de mucho esfuerzo personal y hoy es sinónimo de búsqueda de riquezas.

A simple vista se visualiza en estos dos oficios características muy diferentes, ejemplos:

• El pastor no espera sacar provecho a corto plazo, mientras el labrador si.

• El labrador hace alarde de su grandioso esfuerzo en el resultado de la producción, mientras que el pastor no puede.

• El pastor es paciente, el labrador no.

En fin se distancian considerablemente uno del otro, aunque eran hermanos de padre y madre.

Notas importantes que se deben tomar en cuenta:

1. Caín era el primogénito.

2. Fue de Caín la iniciativa de ofrendar a Jehová.

Sin embargo Dios no miró con agrado la ofrenda de Caín.

¿Qué significa esto?

1. Que no es cuestión de ser primogénito.

2. No es cuestión de tener la iniciativa.

3. Es cuestión de tener a Dios en primer lugar y darle lo mejor.

4. Dios busca adoradores que lo hagan en espíritu y verdad.

La ultima mención que hace la Biblia de la palabra pastor la encontramos en el ultimo verso del capitulo 7 del libro de Apocalipsis: “Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjuagará toda lagrima de los ojos de ellos”.

Sin comentario.
Pasando a otro ámbito trataré de definir las principales características de la personalidad de un pastor llamado por Dios o un buen pastor como lo define nuestro Señor Jesucristo.

Como referencia bíblica: Juan 10:11: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas”
Por el inmenso amor de Dios para nosotros los pastores llamados por el Señor con la encomienda de cuidar un pequeño remanente de su rebaño, o de su iglesia; almas ajenas que El compró a precio de sangre y que en las manos de los pastores alcanzarán su destino ¿No se arriesgó mucho el Señor al entregar tan delicado trabajo a seres débiles como nosotros los lideres cristianos de hoy día? ¿Tenemos la calidad específica para realizar la tarea y entregarle al final un resultado positivo?
Eso dependerá del carácter que estemos empleando para desarrollar la tarea, porque todos sabemos que hay pastores que han sido llamados y otros que se han levantado a si mismos y que, no todos deberían llamarse pastores ¿Cómo saberlo? ¿Cuáles son las peculiaridades del carácter del pastor?
Jesús lo precisa en su propia persona: Yo soy el buen pastor, dice, y luego define la principal característica: el buen pastor su vida da por las ovejas. Y no fue una frase, sino que lo cumplió en la cruz, al dar su vida por todos.
¿Alguna vez pensó que tendremos nosotros que dar la vida por los hermanos? ¿Tendremos que ir a la cruz?
Tenemos muchas pruebas pero gracias al Señor ya no tenemos que subir al calvario, porque El lo hizo y fue suficiente. Sin embargo, es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios (Hch 14:22) ¿Cómo le ha ido a usted con los ataques?
1Pedro 4:12-16: “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello”.
¿Por qué llorar tanto? hasta hoy no nos han aserrado como a Isaia, apedreado como a Esteban o a Pablo y el Señor asegura: Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos ¿No alaba usted al Señor por esto?
En el momento de la prueba no es fácil. En ocasiones me llama alguno acongojado y me cuenta hasta con detalle los ataques que recibe y yo siempre le digo: "Espérate, todavía falta… “Mejor ve conformando tu carácter de modo que no te agrades a ti mismo y puedas soportar las flaquezas de los débiles” (Rom 15:1).
¿Podemos decir como Pablo: sirvo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas y pruebas que me han venido por las asechanzas de mis hermanos?
Solo nos queda presentar sacrificios de alabanza y soportar algunas pequeñas "mieles" en el ministerio, que por difíciles que sean, no se comparan con los dolores que Jesús tuvo que pasar para ser el buen pastor.
El perfil de un verdadero llamado o de un buen pastor están señaladas en la Biblia, por un que supo cumplirlas, el apóstol Pablo; solo que la descripción hace que muy pocos puedan autocalificarse como pastores. Leemos:
“Irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad”
Esto además de otras particularidades más, consignadas en otras citas. La verdad es que al compararnos con esa lista, siempre estamos faltos, por lo que habrá que contemplar algunas virtudes más sencillas, que nos lleven de la mano a acercarnos un día al perfil que se solicita del pastor cristiano.
Como pocos llenan ese perfil, miremos algunas otras actitudes primarias, que nos ayuden a acercarnos al perfil especificado. Eso tiene que ver con dos posturas principales: una exterior y la otra, interior.
La postura exterior, es lo físico o del cuerpo, y lo anímico o del alma.
De la postura interior, lo espiritual, parte fundamental para el ministerio.
Mucho habría que decir de la postura exterior; lo principal: Jesús dice que la lámpara del cuerpo es el ojo; cuidado con todo lo que ven nuestros ojos, Por supuesto cuidando también los otros cuatros sentidos corporales.
Ejercitaremos nuestros cinco sentidos en el discernimiento del bien y del mal, si es que tenemos como meta ir alcanzando y proyectando madurez.
La presencia física es significativa: el vestido, el calzado, el corte de pelo, evitar modas, tintes, afeites y usar de pulcritud, como ministros de Dios, porque desafortunadamente lo que la gente ve por fuera, nos juzga en lo interior. Un vestido que refleje el interior, como decía Pablo: Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia (Col 3:12-13).
Un vestido interno que deberá expresarse en el atuendo exterior, sobre todo en el momento en que ministramos ¿Por qué cree usted que enfatizamos a las mujeres su presencia cuando están en el servicio? Luego: La sobriedad en el comer y en el beber, darán por resultado un peso corporal conveniente, ya que hemos de ser ejemplo en todo a nuestra congregación.
Respecto de la postura anímica hay varios detalles a considerar; una de ellas es el "llamado" ¿Tenemos el llamado al pastorado, o simplemente se nos ocurrió abrir un local y comenzar a hacer reuniones como los demás? ¿Realmente tuvimos un llamado así como el Señor llamó a David?
Ezequiel 34:22-24: “Yo salvaré a mis ovejas, y nunca más serán para rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja. Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor. Yo el Señor les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo Dios he hablado”
Es fundamental cerciorarse de tener un llamado, porque aunque el Señor ve que no tenemos muchas virtudes, puede sentir si tenemos la sencillez necesaria para proyectar el evangelio dentro de una localidad o una comunidad y más que hacer "cultos", la decisión de hacer o formar discípulos.
En lo anímico valoraremos algunos elementos ya dichos como son la humildad, la lealtad, la paciencia. la mansedumbre, la sinceridad, la honradez, el equilibrio, la perseverancia y muchas cosas más que el ministerio exige.
Nuestro testimonio tiene que aparecer por encima del testimonio de nuestros congregantes, cosa no fácil, ya que siempre hay congregantes que son más espirituales que el pastor; no se diga si hablamos de las mujeres.
Un pastor tiene que mostrar mucha humildad y mansedumbre. No aspirará a los primeros asientos en las cenas, ni a las primeras sillas, ni las salutaciones en las plazas, ni que los hombres los llamen: "pastor".

Por demás está decir que el Señor nos quiere de carácter afable y apacible, algo que debe advertirse en todas las actitudes frente a las congregaciones. La simulación espiritual o la hipocresía hacen mucho daño en la iglesia. Jesús recriminó esto diciendo: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben (Lc 11:14). El fingimiento no solo lo reprueba el dueño de la iglesia, sino que lo notan los congregantes; es algo que no se esconde.
Las congregaciones están formadas por gente de todo tipo, que en ocasiones nos saca de quicio, con sus actitudes; por ello tenemos siempre que guarda un buen equilibrio en el carácter, para que no se suba la sangre a la cabeza. Conozco pastores autoritarios, prepotentes, dominadores, mandones y arbitrarios que manchan al cuerpo de Cristo, porque denigran el ministerio.
Siempre sugiero a los pastores tener un comité financiero para que en ningún momento surja la tentación de la codicia; la honradez es prioritaria. En ocasiones la iglesia crece y creemos que es por nosotros; es cuando tenemos que acordarnos que Pablo dice: “Nada hagas por vanagloria; antes bien con humildad, estima a los demás como superiores a ti mismo”.
Cuando la iglesia crece (a todos nos pasa) se nos suben los humos a la cabeza, creyendo que la gente llega por nuestra actuación o por nuestro mensaje. Imagino al Señor sonriendo: "Ay pastorcito, tú no eres el que está haciendo la Obra; es mi Espíritu el que la está haciendo", "no te pongas ese sombrero porque te queda muy grande".
El pastorado nunca es un lugar para presumir, es un lugar para humillarse. Ahora de la postura interior, o reflejo espiritual, es justo donde la gente se fija. En esa postura hay 4 vertientes; individual, conyugal, familiar y congregacional.
1) Postura individual: Un pastor cuidará su vida espiritual personal, porque de ella depende la calidad y la proyección que estará dando a familia e iglesia.
Los tiempos de oración, lectura y estudio de la Palabra, testimonio, diezmos y ofrendas, formarán parte de la propia imagen que estará forjando. La preparación de sus mensajes será concienzuda para cerciorarse de estar dando un buen alimento espiritual a la congregación. No copiará mensajes sino que lo que comparta será original, inspirado en la Biblia por el Espíritu Santo.
2) Postura conyugal: Una buena salud de los matrimonios en su iglesia depende de la nuestra, ya que en ocasiones nos ven como modelo matrimonial.
La relación matrimonial pastoral debe ser ejemplo; la gente nos mira y es muy exigente; por algo Pablo señaló: marido de una sola mujer, es decir, que seremos testimonio, seremos comprobación para todas las familias. Y al decir marido de una sola mujer, no se entienda por la mujer en turno.
Nunca una relación aparente, sino un muy buen testimonio de los de afuera para que no caigamos en descrédito y en lazo del diablo.
3) Postura familiar. Nuestros hijos estarán sujetos y nunca acusados de rebeldía ni de disolución, algo que mientras más crecen más se dificulta. Pues el que no sabe gobernar su propia casa ¿cómo cuidará la iglesia de Dios? ¿Podrá un pastor con hijos incrédulos, dirigir familias de Dios y para Dios? No siempre los hijos nos permiten completar el testimonio, por eso usted que tiene hijos aún pequeños, váyalos educando y formándoles espiritualmente porque una vez crecidos, ya no se puede moldear mucho en ellos. En ocasiones los hijos del pastor son los que manchan el ministerio ¡Cuidado!
4) Postura congregacional. Esta exige que el pastor sea puntual, celoso de la obra que el Señor le ha encomendado, no haciéndola indolentemente, sino con el entusiasmo de quien entregará cuentas sobre las vidas que pastorea.

Tendrá una visión, que encaje en la visión que Jesucristo nos dejó encargada. La pereza no formará parte del carácter del pastor, ya que la gente siempre mira no nuestras virtudes, sino nuestros defectos; y cuidado con la rutina, hemos de ser creativos y proyectar el evangelio para alcanzar multitudes. Proverbios dice: “La pereza hace caer en profundo sueño, Y el alma negligente padecerá hambre” (19:15).

¿Será por eso que algunos pastores se quejan y no tienen lo necesario para sustentar a sus familias?

Una vez le dije a un pastor: "Dime a qué hora llegas a la iglesia y cuántas horas le dedicas a tu vida espiritual y te diré qué clase de pastor eres". Nuestro trabajo se lleva de 12 a 14 horas diarias. ¿O acaso no le dijimos: "Señor, te voy a servir tiempo completo?" Eso comprometió mucho nuestro horario.

Isaías 40:11: “Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas”.

En la iglesia tenemos recién paridas, a quienes hemos de dar un trato especial y tenemos corderos, o sea creyentes de menos de un año, así como hermanos(as) de muchos años de asistir, que se volvieron cristianos flojos y aunque parezcan dinosaurios, hemos de alentarlos a trabajar. Y a todos tenemos que darles un trato como corresponde a su calidad y de acuerdo con las indicaciones que el apóstol Pedro nos recomienda: “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible”

Mucho tiene que ver la esposa en el carácter del pastor, ya que de su trato diario en casa e iglesia, depende mucho el clima del carácter pastoral. Pablo dice: “en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón”.

La esposa estará a la diestra del pastor y con las características que la Palabra le impone a las diaconisas, cuidará con esmero a las féminas de la iglesia. Todas las hermanas conocen las disposiciones: “Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo… que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad… un atavío interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos”.

Gracias a Dios por las esposas; con su atención en casa en todos los órdenes; ellas nos permiten vivir en paz y fundar nuestra familia, además que son un elemento valiosísimo para la atención y cuidado de las mujeres de la iglesia.

Cuando pastor y esposa están en unidad ministerial, los hijos igualmente, entran en correspondencia y comienzan a servir de acuerdo a su nivel y edad y una familia completa en el ministerio es una joya valiosa. Dijo Jesús: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye, porque es asalariado y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas”

¡Qué tremenda palabra! con estas frases el Señor nos pone en la balanza; ¿Qué somos? o somos pastores, o somos asalariados. Habría que revisar cuántos lobos tenemos en cada grupo arrebatando las ovejas. ¿Conocemos nuestras ovejas y las ovejas nos conocen a nosotros? ¿Conocemos al Padre? Si, pero ¿El Padre nos conoce a nosotros?

Esto tiene que ver con el carácter manifiesto frente a la iglesia que pastoreamos. La única forma de revisar todo eso es disponer de una tarde, totalmente a solas con el Señor y desnudar nuestro corazón delante de él y preguntarle: Señor ¿cómo ves mi carácter? ¿Qué puedo cambiar?

Se va a sorprender. Quizás muchos no lo hagan, porque ya saben lo que el Señor va a demandarles pero sin esa confrontación, no podemos decir que conocemos al Padre, porque todos tenemos algo que modificar al carácter propio ¿Si o no?
Considere 2Corintios 13:5 antes de ser reprobados.

Texto agregado el 06-01-2009, y leído por 712 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
06-01-2009 Un texto informativo y reflexivo,muy bueno.Gracias por tu dedicacion a este tema siempre es necesario ******* shosha
 
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