Hoy no es un buen día
para abrir los ojos y saludar al mundo,
ni para tomar jugo de naranja en la mañana.
No es un buen día para decir nada.

Hoy solo quiero que el silencio me abrace
y que me diga que me ama, como en los
mejores tiempos.
Sólo quiero la triste belleza de una lágrima
resbalando hasta caer al suelo.
Quiero tu mirada -la del principio- cuando a penas
éramos nada, y brillaba en tus ojos un nosequé.
Quiero sentir que soy la mujer que admirabas
entre tequieros y risas.

Hoy no es un buen día
para mirarte a la cara y decir que no ocurre nada,
ni para llenar con mi ropa una maleta.
No es buen día para hacer nada.

Hoy solo quiero que tu piel me abrigue
y me susurre un cuento al oído como en aquellas
noches de nuestro principio.
Sólo quiero que alejes de mí esta extraña sensación
en el alma
de una delgada grieta por la que se filtra el aire.