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Inicio / Cuenteros Locales / RuBoR / Entre trozos y destrosos de mi vida. PARTE 1.

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Estaba feliz apenas catorce años y ya hecha toda una ama de casa, bueno así me sentí en ese momento...

Estaba al lado de un hombre mucho mayor que yo, eso sí, tremendamente guapo y me parecía tan seductor. Era emocionante esperarlo llegar del trabajo para servirle algo de comer. Cambie las tareas escolares, por las labores del hogar, de todos modos nunca fui buena con eso de las matemáticas... y a decir verdad mis padres ya podían costear mi educación. Y tampoco impidieron me ¨ juntara¨ con Alberto.

Encontré algo en lo que podía ser realmente buena, amar.

De tal manera que me olvide de mí misma. Todo era para el gusto y satisfacción de mi Alberto, mi macho, mi dueño. No le discutía nada, cuando enfermo lo curaba y lo mimaba, con toda la ternura de la niña que en realidad todavía era.

Dos años después tras mucho insistir legalice mi matrimonio con la aprobación de mis padres.

Al poco tiempo me entere de que Alberto tenía una hija de apenas 3 años, casi el tiempo que llevábamos juntos, aquello dolió pero sin que lo pidiera le perdone, su hija ni siquiera vivía en la misma ciudad que nosotros. Alberto no la conocía, nunca la visito, seguramente hiso todo para evitarme un disgusto, y le dije: Hay Albero que bueno eres al querer evitarme una pena! Pero, sé todo acerca de la hija de la que abandonaste en tu pueblo, te perdono!!.

De ahí en adelante, empezamos a enviarle algo de dinero a la pequeña Atalia, para su manutención, digo empezamos porque él no era muy obligado que digamos pero yo no iba a permitir que la hija del hombre que amaba anduviera pasando hambre ¿Como permitirlo? Si yo, no había podido darle un hijo a Alberto.

Pasaron los años, Atalia cumpliría quince dentro de poco. Habrá que mandarle algo muy bonito de cumpleaños, pensé. Pero Alberto tenía una mejor idea... Por fin iría a conocer a su hija. Que mejor regalo de cumpleaños para ella, tener a su padre.

Alberto viajo solo, no había suficiente de dinero para que yo fuera. Y claro no podía llegarle con las manos vacías a Atalia, algo costo él le compraría. Creí que aquello era prueba de que si algun día yo quedaba embarazada mi hijo tendría un excelente padre.

Lo extrañe mucho esos días. Con el regreso de Alberto, no regreso mi tranquilidad. Ya que dos meses después llego una mujer...

La madre de Alberto me dijo: -
- Es la prima Lucia, acaba de llegar del pueblo, parece que se quiere quedar a vivir aquí en la ciudad.

Cuál sería mi sorpresa, no estaba aquí ni de visita, ni de vacaciones, ni para conocer la ciudad. Había venido a decirle a Alberto que estaba embarazada como resultado de la fiestecita de despedida que celebraron juntos.

Al escuchar esas palabras me sentí golpeada. Tanto coraje e impotencia...

¿Cómo podía haber hecho eso Alberto?

Solo pude llorar y llorar.













continuara...

Texto agregado el 21-04-2009, y leído por 76 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
21-04-2009 un texto estremecedor, graciás por compartirlo, lo ahs escrito muy bien y ánimo, la vida y felicidad aún tienen mucho por darte******* JAGOMEZ
21-04-2009 Espero la continuación y la explicación que le tiene que dar Alberto por lo ocurrido. Buen comienzo me gusto. 5*+ danny92
 
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