(Dedicado a ti, Segismundo... con cariño, como siempre.)

... Ella soñó con el mismo hombre. Tenía el mismo bastón. Ella estaba al frente de él, desnuda, llorando, porque su madre le pegó. El hombre le pasa el bastón...

... La reina se levantó, soportando el peso de sus carnes mórbidas y dijo: “... ¡Que le corten la cabeza!”, mientras treinta serpientes reptan por debajo de su falda...

Un gran espacio vacío... el niño se apoya en el borde del Universo. El niño observa alegremente como todos los hombres del mundo mueren aplastados por sus fecas...

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... Y la mujer sigue lamiendo el bastón...