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1 de setiembre de 2005





Sustancias y aparatos para idiotizar.
El escape de la Realidad en las sociedades modernas, se impone como una necesidad.
La exigencia, el control, las tentaciones y la urgencia del compromiso social, llevan a los individuos a buscar puertas de salida.
Abandonar la realidad sin auxilio, es imposible.
Esta situación ha desatado la inventiva de genios circunstanciales, entronizados por la necesidad de cubrir los cada vez más extensos ratos de ocio.
El Ocio; algo que no conocieron los primitivos humanos enfrascados en obtener alimentos para la supervivencia, que empleaban el precioso tiempo vital en tareas de caza y acopio para los tiempos de escasez.
El raciocinio aplicado a la invención, dio lugar al diseño específico de las herramientas para fines determinados.
Esto marcaba el nacimiento de la Tecnología como principal protagonista del progreso humano y el desarrollo de las civilizaciones.
La vida en las ciudades y el surgimiento de la Máquina como multiplicadora del trabajo y la producción, sumada a las reivindicaciones obreras, acarrearon la jornada de ocho horas.
El Ocio es hijo de esos logros.
Ahora el hombre trabajando ocho horas, podía vivir, y en teoría el resto del tiempo lo dedicaría a su familia y a descansar.
En teoría.
Cuando el Ser Humano habitaba el medio agreste, toda la familia durante la vigilia debía trabajar.
Cazando, juntando agua, leña, desmalezando, cultivando, cocinando, lavando, arreglando la vivienda, salando o ahumando carnes y cueros, o haciendo ropa y zapatos.
La instalación de las comunidades fabriles y las ciudades, cambió las cosas.
Lo que antes se hacía con manos hábiles, ahora se compraba en tiendas y comercios con el salario.
Al no tener que atender la autosuficiencia, al individuo la sobraba tiempo libre.
El horario laboral, más el descanso, más la atención personal, apenas cubrían unas 20 horas del día, por lo que le quedaban 4 ó 5 sin ocupar, a lo que se sumaba el domingo y algún otro día.
A ese tiempo sin tareas, se le denominó Ocio.
Al Ocio la persona lo puede emplear en lo que se le cante.
Pero el devenir social ciudadano tendría deparado más ocio para el afortunado habitante de la ciudad.
Tanto, que muchos, por falta de ocupación u oportunidades, viven sumergidos en él.
Es más difícil vivir en el ocio, que tener mucha tarea durante el día.
Porque la naturaleza del ocio impide la planificación, y se convierte en un problema al que hay que buscarle una salida.
La salida es un escape de la realidad, lo que implica un abandono del mundo real.
Las Sociedades modernas imponen que los individuos útiles son los que realizan tareas rentadas.
Los que no encuentran ocupación por falta de calificación, quedan fuera de la troya social por escasez de recursos e incompetencia.
Aunque podrían emplear el tiempo de ocio en cursos de preparación, estudios para afron tar las nuevas tecnologías, manualidades, o buscando una ocupación lucrativa, muchos optan por un camino inútil o francamente destructivo.
Para escapar de la realidad, hay que atacar la mente, para sacarla del entorno.
Se trata de obnubilar el cerebro, enfocando el intelecto en un mundo paralelo: el Universo Virtual.
Algo semejante a una hipnotización, sin pérdida de conciencia.
El entorno virtual es ilusorio y aparente.
El virtualismo tiene múltiples niveles, y puede accederse a él por aparatos o sustancias.
Los aparatos son la Televisión, el Ordenador y el Cine.
Las sustancias son las Drogas alucinógenas y los Narcóticos.
Los aparatos con pantalla son absorbentes, pues quien los usa, debe emplear el principal sentido, la Visión, enfocado en la pantalla.
Esta concentración le impide interactuar con el medio, y renuncia al compromiso real, a-sumiendo un fuerte compromiso virtual.
Estas obligaciones virtuales, afectan la psiquis y los sentimientos.
Ante un triunfo festejamos calurosamente, pero ante la derrota, rápidamente reseteamos, para comenzar renovados.
Ante una pantalla, estas personas pueden pasar horas inmersos en teatros y escenarios que creen reales, o conmovidos por un drama al que son totalmente ajenos.
Así maldicen, lloran o se abaten atrapados por un argumento especialmente diseñado pa-ra eso: atraparlos.
La persistencia en abordar el virtualismo, se transforma en adicción, que convierte al in-dividuo en dependiente.
Si se anima, haga esto: apague el televisor durante los últimos minutos de un teleteatro o una película.
Apague la llave general de un locutorio, o quítele la droga que se apresta a consumir una persona.
La agresión será la respuesta común, por interrumpir una esperanza virtual.
El ensimismamiento es parte de la idiotización o hipnotización inducida.
La sustitución del escenario real por el virtual, es fácil, porque quedan de lado las Leyes, Normas, y Códigos del compromiso real.
El camino inverso es más difícil, porque quedamos sin Poder, sin Inmunidad y sin posi-bilidades de abandonar el compromiso cuando vamos perdiendo, las cosas no se tornan favorables a nuestros intereses, no podemos revertir situaciones adversas, ni renacer luego de ser abatidos.
El Compromiso Real y las responsabilidades sociales nos encasillan y nos agobian
En el Mundo Virtual podemos liberar el Instinto reprimido y matar, delinquir o romper todo, sin marchar presos ni ser juzgados.
Al resetear, aparecen los escenarios relucientes como antes de comenzar el juego, las he- ridas se cierran, y aquí no ha pasado nada.
La Alucinación es sumamente peligrosa, pues confunde y mezcla los pensamientos, y el sujeto asume comportamientos virtuales en escenarios reales.
La Hipnotización de la pantalla, trabaja sobre el sentido de la Visión, y la afectación que produce en el individuo, es hacerle perder el precioso tiempo vital, transitando caminos que no llevan a ninguna parte.
El alucinógeno es veneno que destruye el cerebro.
Quita las barreras que sujetan el Instinto, obnubilando la razón, por lo que los trastornos de la conducta son imprevisibles.
Aflora el Animal con forma humana, con resultados impredecibles.
Con respecto a la hipnotización por pantalla, de apariencia inofensiva, esconde algunos peligros casi imperceptibles.
Entre otros, la Orientación del Pensamiento, como volcando las preferencias del individuo a productos o tendencias de consumo que se muestran con ventajas sobre los demás.
Puede afectar o cambiar el modo de pensar, los juicios y criterios de las personas y el comportamiento social de los individuos.
La orientación virtual del pensamiento y la idea, deja jugosos dividendos a los publicistas y sus clientes.
Negocio en el que están metidas Empresas Multinacionales e Inversores del alto vuelo.
Orientar las tendencias y la preferencia de las Masas es un buen negocio para los medios y los empresarios, aunque no sea tan bueno para las multitudes.
Las horas útiles perdidas por los incautos atrapados por las pantallas, es un tiempo pre-cioso para la Especie.
Porque el Virtualismo insensibiliza, y al absorber el interés del individuo, deja al mundo real en un intrascendente segundo plano.
Las consecuencias de dejar en segundo plano al mundo real, por concentrarse en lo virtual, son por lo menos, inquietantes.
Las salas virtuales de los teatros de guerra modernos, son entornos cibernéticos de últi-ma generación.
Los operadores de los ordenadores despojados de escrúpulos y conciencia, son émulos de Ángeles Malvados, lanzando impunemente ataques devastadores contra poblaciones de indefensos e inocentes.
La desproporción de la fuerza empleada, la indefensión y la inocencia de la inmensa ma-yoría de sus víctimas, la impunidad sumada al secreto de identidad propia, y la naturaleza de las acciones, habla de la calaña de esos despreciables sujetos.
Dicen que actúan drogados, lo que aumenta la condena de sus actos.
Sin embargo ellos están jugando un juego macabro, con consecuencias de holocausto, en el cual las víctimas reales se cuentan por decenas, centenares o miles.
Y compiten en precisión de tiro, el tamaño de la zona destruida, y el número de muertos.
Los ganadores se aseguran un lugar cerca de Satanás..., y los perdedores también.
Estos destructores de la Divina Obra y sus Criaturas, son prometedores aspirantes a De-monios, pues si lo logran, tienen aseguradas víctimas por toda la eternidad.
Ellos y sus comandantes, despojados de Virtud y escrúpulos, ignorantes de toda regla de Moral y de Ética primordial, son la muestra irrefutable de la degradación de la Semilla.
Las drogas alucinógenas atacan los centros de control de la máquina humana, dejando a la Unidad Primordial sin recursos para mantenerla en funcionamiento.
Quien vende y quien consume son responsables de la decadencia y la muerte de la Criatura.
El desvalido Ser Humano, librado a una actuación discrecional en el teatro social, es la víctima ideal de aquellos que han olvidado que están de paso por los dominios del Señor.

Texto agregado el 22-06-2009, y leído por 101 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
22-06-2009 Interesante. fulana
 
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