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SENDERO EQUIVOCADO


. Parte primera

Por fin, y dándome cuenta de que he sido obstinado en mi búsqueda de creencias que justifiquen “mi presencia” entre lo que me rodea, lo que veo y no siento, lo que me cuentan que existe, eso que solo es para mí, patrimonio lejano en manos que ni siquiera se de quien son, he llegado a un momento de mi vida inquieta, insatisfecha y llena de dudas o, a lo peor, de escepticismo, sintiéndome en ocasiones cercano al nihilismo terrible, en que he creído dudar incluso de la realidad, bueno de ella sigo pensando que es patrimonio de cada uno, pues nadie vive la misma realidad. Es peor cuando además de todo esto, te sientes ajeno a la propia vida, al mundo, al universo, y no digamos el descrédito que me demuestra la sociedad, haciéndome también que piense que todo es un suceso de otros.

En algunos momentos, sobre todo en los tiempos de soledad remota, cuando debes añadir que los que te rodean no son como los que conocías -¿A que se debe esto?- Me refiero a qué se debe la diferencia de manejo de los conceptos de cada pueblo, de su patrimonio social, cultural, étnico, lingüístico, religioso, etc. ¿Cómo es posible que el mundo funcione? Claro, lógicamente lo hace como quieren los más poderosos y, lamentablemente, en detrimento de los más necesitados. Muchas veces cuando voy de un sitio a otro, observando todo distinto, empezando por aprender a sobrevivir entre su sistema, uno más, uno distinto, que no se parece al anterior, funcionando de otra manera, pienso que lo que estoy viviendo en esos momentos no es real. No lo es para un individuo que creía, no es mi caso porque siempre he dudado de la realidad, pero ese enorme contingente de seres que se sienten parte de una cosa que les han dicho que se llama realidad, estando viviendo en ella sin ni siquiera pensar que la realidad no es eso que les han dicho. ¿Qué ocurre cuando ésas personas tienen, por obligación, que sobrevivir en otra realidad que no comprenden, porque ni siquiera habían pensado que existiera?





Después de haber atravesado toda esta vida con la carga que supone no poder deshacerte de tus inclementes y constantes desasosiegos causados por, ni siquiera sé por qué, no, no sé que es lo que me ha tenido constantemente fuera de la esfera que compone todo, incluso viendo su forma de manera cambiante o lejana, en cambio permanente. No he podido entender nunca por qué el conjunto de absolutamente todo lo que me rodea es algo, como he dicho, ajeno a mi persona, algo que no comprendo y que incluso he tenido que arrastrar como un lastre durante más de media vida. ¿Por qué?

Esa pregunta es la única que podría responder en muy pocos casos. Si fuera un científico me estaría moviendo la epistemología. Si fuese un filósofo, la búsqueda del pensamiento definitorio. Tan solo he conseguido encontrar satisfacción y sosiego juntando dos cosas que se complementan, y que han acabado, a mis años, siendo pilar de apoyo para cambiar de punto de fuga, comprendiendo algunas cosas que me resultaban traumáticas por su sucesión de hechos incomprensibles y, como no, plataforma para poder dar algún salto más hacia adelante. Son dos maravillas en las que no solo se puede confiar porque crees en ellas y las amas, sino porque me han enseñado, después de vivir equivocado, por intentar buscar verdades que no existen, que son la necesaria cobija en las noches de frío. Solo he tenido que mantenerme sereno y queriendo ver que delante de mí ha estado, de forma permanente la respuesta a todas mis preguntas, a las que nadie con ningún dogma ni explicación ha podido responderme.

. Parte segunda

Es difícil atravesar el ancho camino que supone la vida, sin una creencia que, cuando menos, sosiegue ese estado de ansiedad, de duda, de miedo, incertidumbre y tantas cosas que genera la falta de una comprendida explicación, cuando menos, a algunas de esas terribles visiones inclementes, el terror a la muerte, al vacío y tantas cosas más que me han hecho sufrir. Ya he contado en una ocasión, que mi estado de debilidad era tan grande que, por ser yo una persona obstinada e itinerante, he buscado en cada lugar una explicación a lo incomprendido, sin encontrar nada en ninguno de ellos, pues cada quien en cada sitio me mostraba distintas maneras de satisfacer sus miedos y sus inquietudes. Como decía, en una ocasión, en una cala de el Océano Pacífico, junto a un grupo de indios, a la luz de la luna y, habiendo fumado no sé que cosa que me dieron, llegué a sentir profundamente la sensación del estado nihilista. Tal era mi necesidad de encontrar explicación a lo incomprendido constante en mi vida.

Cuento todo esto para que se pueda entender lo inmensamente sereno y sosegado que me siento ahora, desde que empecé a entender la física y, especialmente la cuántica.




. Parte tercera

Y por fin un día, y aquí es donde quiero llegar, pues es el momento en que, indagando en la cuántica y la filosofía, de forma casual, pues fue buscando inspiración para uno de mis libros, encontré la explicación a tantas cosas que ya he mencionado, que me han hecho pasar momentos malos en toda la vida, por lo que ya he explicado. Ahora, sin estar buscando nada de forma ansiosa y obstinada, como he hecho siempre, he encontrado frente a mí, con la candidez de lo humilde y sabio, con la expresión de quien te ama, explicación a todas esas cosas que durante 50 años me han hecho sufrir. Ya dije en el primer poema que escribí después de suceder esto, en el verso final, “ahora soy un hombre felizmente cansado”. Creo que si he sabido explicar todo lo que he encontrado ante mi, ahora que solo indagaba sobre la cuántica y la filosofía, con objeto de hacer poesía, se podrá entender cuán sereno y sosegado me siento, habiéndome liberado de toda esa carga que ha ido sobre mi, haciéndose cada vez más pesada e incomprendida. Que sencillo al fin.

Quiero referirme, como no, a la Cuántica y a la poesía que, por supuesto, no vive separada de la filosofía. Esto es lo que ha convertido mi punto de fuga en algo creíble, visible, bonito y que sucede de manera notable cada día, habiéndome dado además, como he dicho, la tranquilidad de un futuro fantástico.



* La entrega

Esta reflexión quisiera que la hubiese leído Luis Felipe, mi padre, después de haber tratado con él tantas y tantas veces sobre ello. No ha sido posible que, cuando al fin comprendo, él lo haya leído, pues ya ha muerto. Es por eso que quiero legar este escrito a quien me ha enseñado, me ha querido, me ha dado su confianza y su apoyo incondicional como hizo mi propio padre, a la persona que es por méritos propios, un padre y un amigo para mi.

Texto agregado el 08-07-2009, y leído por 112 visitantes. (0 votos)


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