No me quiero ir.

No quiero
ser carcomido por los gusanos,
que se traguen mi existencia,
que se den un festín entre barro
y madera descompuesta.

No quiero irme
sin volver a escuchar
el silencio de tus ojos
ni sentir el matiz de tus manos
entre mis piernas

Hinchado y semi congelado
siento el vacío,
el vértigo que da la muerte
entrando en cada uno de mis poros.

Hay llantos que se mezclan
con mis sollozos.
Se me olvido dibujar
aquello que era normal

definir aquel color
que ella siempre me dicto
entre la confusión y el desorden,
antes de que fuera raptada.

Alguna vez oí decir
que la vida era una película.
el curso de los días lleva
una cierta melancolía extraña .

Así que, decidí esconder
todas las fotografías,
me hacían recordar
hasta borrar toda la razón.

A veces en las tardes
cuando hay lluvia como hoy
me pregunto
¿donde estas?...

Un viento suave sopla
como toda respuesta
lleva a las nubes como rebaño
al sur, casi al final del continente…