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Inicio / Cuenteros Locales / barrasin / Diario de un solterón empedernido. Mi primera cita.

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Tras la muerte de mamá me armé de valor y decidí tener mi primera cita. Fue a través de internet, ya he confesado que no sé si decidirme por la carne o el pescado, así que en un chat de literatura entablé amistad con varias personas, algunas las fui descartando por su lejanía geográfica, en concreto me caía muy bien un chileno, un chico joven que se reía mucho conmigo cuando le decía que yo, todas las mañanas cogía una taza muy especial para mí, aunque aun no entiendo de que se reía...De todas formas mamá siempre me dijo que tuviera cuidado con los extranjeros, que tenían costumbres extrañas y eran muy bohemios. Yo, la verdad siempre fui muy conservador, cada cosa en su lugar...
Finalmente contacté con una chica, pero no de mi ciudad, no sé, me avergüenza que puedan verme con alguien. Tomé un tren y me desplacé a su localidad, al principio todo fue muy frío, era mucho más joven que yo, y la verdad, no muy agraciada, hablamos mucho de mi madre, de como me había influído, y también hablamos mucho de literatura, nuestra pasión conjunta, me invitó a su casa, vivía sola en un estudio, al parecer era maestra de doctrina católica en una escuela pública. Tomando café me prendió la mano y automáticamente mi rodilla izquierda comenzó a tembliquear, me dijo que me relajara, que no me preocupara, que ambos éramos dos seres necesitados de cariño. Me enseñó un pecho y me presionó en la nuca para que se lo besara, la verdad, nunca había besado un pecho, lo hice puerilmente, pero ella me decía " con la lengua", ¿ Con la lengua qué - pensé-?, con la otra mano tomó la mía y la metió entre sus piernas, con mis dedos toqué algo muy húmedo y viscoso e inmediatamente retrocedí y me levanté, ella se quedó con cara de angustiada, le dije que lo sentía y salí corriendo de allí camino de la estación. Fue muy violento para mí esta situación, sentado junto a la ventanilla dibujé con el vaho de mi aliento un corazón roto, al acercar mis dedos a la nariz un olor familiar me vino a la mente, así olían las bragas de mamá cuando las echaba a la lavadora para hacer la colada...Mamá, mi mamá...

Texto agregado el 04-09-2009, y leído por 231 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
22-05-2010 Joe! No sé si decir que me causó gracia o me dió entre pena y repulsión imaginarme al tipo olisqueando las bragas de a vieja. Por algún extraño motivo, quiero saber más de este personaje. Van 5 nayru
12-10-2009 jajaja, divertido man... saludos desde Chile riverdelpuerto
13-09-2009 jajja, seguiré con la historia estoy enganchada al Mr. Bean. iolanthe
07-09-2009 esta muy bueno. Saludos drarqui
06-09-2009 Me divirtió seguir el relato. Pero tiene su lado tremendo y dramático; muy de esta época. Valores y pasiones invertidas, que desembocan en la dependencia absoluta de una figura (en este caso la madre). Muy bueno. juanromero
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