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Inicio / Cuenteros Locales / milita_babilonica / ALICIA Y LAS HORMIGAS (O CANCIÓN DE INFANCIA)

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Alicia vive en esta ciudad pensando que tiene escondida una llamarada detrás de un carbón de piedra. Tiene sueños extraños, orgías oníricas de colores chillones, como papagayos sueltos en mitad de la ladera encementada. Se sienta en el borde del camino y con la uña comienza a marcar carreteras para hormigas que, porfiadas, no transitan por los lugares que les señala. Las observa con detención. Cuando era pequeña y tenía un moño a cada lado de la cabeza funcionando como antenas de mundos internos, Alicia mataba a una de ellas y esperaba pacientemente que otra hormiga de la colonia viniera a recoger los restos de aquella muerta a golpes de índice. (Y su pregunta de siempre, si ella muriese ¿habría alguien que viniera por su cuerpo o acabaría perdiendo el olor, sus moños, su cintura inexistente y la cobardía de sus manos vírgenes? ). Ella no sabe pertenecer, no hay espacio que sienta propio ni sonidos guturales que recuerde luego del sexo. Alicia es una extranjera que rueda buscando la llamarada detrás del carbón de piedra. Sólo eso.
Tres secciones tiene el cuerpo de una hormiga. Tres secciones tiene el suyo: la intelectualidad morigerada por el miedo, la emocionalidad dividida en largas cintas de papel como serpentina blanca, y la vagina que le estorba casi siempre (un secreto de magma que debe cubrir).
Pasan los vehículos ostentando urgencias que ella no siente. Son hormigas en tándem. Ella no tiene hormiga líder que le enseñe lo que su inexperiencia desconoce y va a golpes de errores moviendo las seis patas y las antenas.
Labra pequeñas figuras de obsidiana, triángulos isósceles de perfecta y brillante negrura que tienen bocas y ojos singulares. El cincel le golpea entre la quijada y el quejido, entre los labios y el clítoris, hasta convertirla en un arpegio.
Alicia, sentada al borde del camino en el que hace carreteras para las hormigas, canta bajito “naranja dulce, limón partido, dame un abrazo que yo te pido…” y cruza los brazos hasta tocarse los hombros en un intento de autocontención vana y flagelante. Si alguien la mirara conjugaría todos los verbos de la ausencia…

Texto agregado el 02-01-2010, y leído por 735 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
30-04-2010 Es indudable que sabes manejar éstos temas. Aplaudo esta historia. Catman
22-04-2010 excelente tambien este... no te habia leido nunca pero lo hare seguido... evaristonadea
18-01-2010 Que buena prosa, con toques sexuales, un juego que permite al lector armar esa personalidad de Alicia. marfunebrero
12-01-2010 Muy bueno. Te felicito. louyann_
05-01-2010 Me gusto mucho y esa ultima oracion me conmovio ******** shosha
03-01-2010 Excelente texto. firpo
03-01-2010 Interesante forma de interpretar una duda, pues la vdd me gusta la forma como lo narraste. Saludos :3 Hiruma
02-01-2010 relato? poesia? !vamos¡ es la representacion de un camino trasegado, en azares y sortilegios(que descartan y conminan, es un espacio que extravio su tiempo o que nunca lo ha tenido, de vida y muerte, es un transito luminario. es el yo superlativo. mis saludos estupor
02-01-2010 Interesante relato, con alegorias. No dire que pienso que es porque si le erro quedare como un bruto. Saludos. ggg
02-01-2010 Hola milita, tienes talento en hacer narraciones. Saludos. jonathanc
02-01-2010 hermosa narración que transforma la realidad en una magica experiencia de la infancia jamás consumada. mapata
02-01-2010 Muy lindo y singular. Cariños. girouette
 
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