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EL TALLO VERDE.

Un día que yo no esperaba, ni por asombro…
me encuentro a los Niños Jesuses… sentados
tomándose un sorbo, de unas hierbas,
que hacían los frailes de San Antón.
Buenos días, dijo Julián
buenos días, contestaron todos.
Parecía un coro ensayado, en sus formas, en sus tonos.
El Escurridizo, el Antojo, el Coquito.
El cógeme… y todos se reían…
viendo… las cosas de José y de María.
Las del Juli… no digamos.
con ellas nos partíamos de risa
Esto, me gustó… es lo que quiero.
Que siempre, haya alegría, en tu casa y en la mía.
y pronto, la tengamos en el cielo.
Ahora Julián, brindemos por la vida
ahora ya… que tenemos tiempo.
Mañana, puede ser o no, pero ahora, es que sí.
No perdamos tiempo… a comer,
y luego a soñar.
A contar cuentos de hadas,
repasar los días del circo,
y también imaginar… qué vamos a hacer estos días.
Poco a poco, pasamos todos…
No perdamos ni un momento, pasan las horas, pasan los días…
Pero hasta el último momento… brindemos…
En el brindis, nuestras risas, nuestros gozos, nuestros sueños.
Los sueños, pueden convertirse,
en sueños… de Niños Jesuses…
de niños normales, subnormales,
ancianos y viejos.
La alegría y el placer de la vida,
reunidos todos… dejándola como si fuera una MARGARITA.
que va perdiendo, hoja a hoja… y poco a poco… se vacía.
Nos quedamos con el tallo… verde, tierno…
Yo recuerdo, que de niño,
en un vaso, con agua fría… la dejábamos,
pasado el tiempo.
La corola, el cáliz, estambres y pistilo…
aparecen en sus venillas verdes, blancas, surgían,
El Tallo verde, miraba… miraba, decía en voz baja,
parecen hijos que nacen.
Mi tallo, débil… nacía,
en el agua…y en el aire… y se sostenía.
En la ventana, un sol entraba, se paraba…
y al ver que el tallo verde, al final, tenía filamentos blancos…
se iba ensanchándose… poco a poco…
sin que nadie se enterara.
El vaso se quedó pequeño… no había proporción…
entre el tallo, filamentos, y una hojas pequeñitas…
sí…
A los pocos días…
se le veía, sus venillas, el peciolo…
el tallito, sostenía una hoja…
parecían alas de una mariposa, que se mueve…
buscando la libertad perdida.
Los Niños Jesuses, todos, despacito… y sin ruido…

para no despertar a la ramita… se ponen a contemplar…
que maravilla… verde…
y al final, de su tallito…
una florecita blanca…
parecía un cristal
Pensaba el Juli… en esos momentos…
que aquella florecita blanca…
parecía… eran los ojos de los Niños Jesuses…
que no se cansan de mirar.
Ojos de Niño, que acogen…
ojos cansados de tanto mirar…
ojos llorosos de tanto llorar…
ojos abiertos de tanto reir.
Ojos, con voz de súplica y ruego…
ojos, que yo, quisiera tener… pero no puedo…
Una pregunta, Niño Jesús… ¿ME LOS PUEDES PRESTAR…?
Eso, si… me lo has dicho más veces…
Tómalos el tiempo que quieras…
luego me los devuelves…
que habrá muchos Julis…
que me pidan lo mismo…
¡ME LOS PUEDES PRESTAR… ?
Nos despedimos… los Niños Jesuses… y Julián…
Hoy son muchas veces….
¿Me los puedes prestar…?
No te los presto… TE LOS DOY con cariño…
cariño de alegría, de bien y de paz.

Firmado, el día diez de Septiembre… era medio día
firmado…

Julián López Santolino


Texto agregado el 20-02-2010, y leído por 194 visitantes. (1 voto)


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