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“Las espinas de la rosa”
-La otra versión -
VII
-Al día siguiente no sabia que hacer, desayunamos con Judith pero yo parecía estar distraída, los comentarios de ella no parecía darles importancia y cuando llego el final de las clases quería llegar al comité solo para verla. Era algo como un deseo que había nacido de la disculpa que me había pedido.
-¿Estas bien Natalia?-pregunto Judith mientras caminábamos junto a Ivonne que estaba platicando con manola.
-Si, porque preguntas.
-Estas distraída y no se que te pasa. Estas rara desde el día de ayer. Ya que quise darte un beso pero tú lo esquivaste, por eso te lo pregunto.
-No es eso, no te imagines cosas.
-Esta bien, no lo hare, pero dime que me quieres.
No había esperado esto de ella, algo que me sacudió de pies a cabeza. Al ver que no decía nada lo único que hizo fue sonreír y adelantarse al camino. Sabia que no podía decirlo- a ninguna de las dos- y aunque en ese entonces trataba de luchar contra mi naturaleza creí engañarme un poco, solo eso necesitaba para saber que era lo que necesitaba.
Llegamos al comité donde todas estaban ya listas y en sus lugares. Cada una realizo sus tareas, en ese lapso no pude evitar mirarla mientras ella tenia la mirada clavada en un papel que estaba leyendo. Era increíble como trataba de disimular lo que había pasado el día anterior, como si no hubiera sucedido nada. Cuando terminamos la primera en retirarse fue ella y Brenda, mientras que nosotras esperamos a Judith que en esta ocasión pidió la acompañara a despedirla. Ivonne nos siguió de cerca estando detrás de nosotras como en vigilia por si ocurría algo, aun no se de que pero me dio la impresión que así era.
-Creo que yo me comporte como una tonta, ¿puedes disculparme?
-Tú no eres la que debe disculparse, la verdad yo soy la que debe pedirte una disculpa. Es decir yo estoy totalmente distraída y no se que me pasa, por favor no te enojes, yo te quiero mucho, eres un apersona maravillosa y lo que no quiero es hacerte ningún mal y la amistad que hemos ganado se estropee.
-¡Claro amigas!, yo no quiero que nada pase entre nosotras, todo ha ido muy bien como para tirarlo a la borda de esa manera.
Sentí que al decirle el que éramos amigas ella me iba a armar una escena, sin embargo aunque en su interior lo había sentido como una ofensa en el exterior parecía sobrellevarlo muy bien. La despedí en la reja donde un auto deportivo la estaba esperando. Lastimablemente el beso en la mejilla que me dio se sintió como vinagre en las heridas, seco, sin vida y con cierta melancolía. Ella se dirigió al auto y subió, después se puso en marcha para salir de ahí.
-¿La jodiste?, se te ve en la cara que dijiste algo que no le gusto y yo se porque fue, -dijo Ivonne que estaba parda detrás de mi-sinceramente yo cometí la idiotez de no parar lo que Vanesa quería hacer, pero tu aun eres mas tonta por abrir la caja de pandora nuevamente.
-¿Por qué?-respondí mirando hacia el camino por el cual Judith se había marchado-si eres mi amiga que ganabas con ver que pasaba si me encontraba con ella. Lo único que causo eso es que yo me encontrara mas confundida, y ahora no se que hacer. ¡¿Dime que debo de hacer?!-me volví para hablarle. La mirada de ella estaba completamente seria-ahora no se que debo de hacer.
-Error. Tú no sabes aun lo que quieres hacer porque no sabes que es, lo que quieres. El hecho de que permitiera esto no fue por un gozo particular como suele serlo, esta vez tenía un propósito y era que tú vieras que quieres. El hecho de que hayas estado así y hayas confirmado que Mónica te gusta ¿no te indica algo? Las quieres a las dos y ese es tu error Natalia. Uno no puede ver el amanecer dos veces y si ellas como una vez me dijiste te siguen permitiendo que las compares para que decidas, las tres están en un grave error, solo puede o mas bien terminara mal. Si no lidias con el hecho de que no puedes estar con las dos entonces estarás llorando por ese anhelo que no podrás conseguir. Sin embargo se que no podrás, pero ahí estaremos nosotras para ti. Me voy, te dejare sola para que pienses y la verdad lo siento si logre hacerte sentir mal. Lo que debes hacer, es medir los pros y los contras de ambas y si aun no te decides, solo sigue a tu corazón. El nunca se equivoca Natalia.
Ivonne se retiro lentamente y el tararear de aquella canción volvió a escucharse salir de sus labios.
La frase “Las quieres a las dos y ese es tu error” me dolía. ¿En verdad tenia tan cegados los ojos como para no admitir que me atraían? ¿Qué en verdad estaba enamorada de las dos pero no quería admitirlo porque socialmente no podía ser aceptado? Me sentía como una tonta, lo sabia Ivonne muy bien, y a pesar de que trataba de enojarme con ella sabia que no podía hacerlo ya que quería que la relación que Mónica entablaba conmigo no se viera impedida.
Con la única con la que debía estar enojada era conmigo misma. Me daba risa que Ivonne quien parece siempre estar ensimismada en sus cosas se percatara de esto y me ayudara a entender esto. Suspire largamente, Ivonne no se había alejado mucho.
-¡Espera!, yo voy contigo.
-Vamos pues. Lei nos esta esperando.
Me empareje a ella y la tome del brazo, ella solo pudo sonrojarse como si en verdad le apenara este hecho, cosa que para ella era rutina pero ahora pude ver su lado humano,
-Espero que lo entiendas, y cuando lo hagas, quiero que me lo cuentes ¿esta bien?
-Si, así lo hare-respondí.
El otoño estaba presente y al parecer las lluvias habían cesado desde esa ocasión en que estuve con Mónica en el invernadero, era como si la rencilla que se había originado con lluvia, con lluvia desapareciera. El sol de ese fin de semana era cálido, algo que no había sentido desde que la lluvia había invadido el cielo. No sabia que era lo que pensaba Judith o Mónica referente a mi, ese era una de las cosas que me pase cavilando mientras miraba sentada en el árbol en el que una vez le había robado un beso a Mónica. Hacia lo que Ivonne me había aconsejado, ambas eran hermosas, atentas conmigo y extrañamente ambas me habían robado un beso y se habían ido sin decir nada. Me era difícil entender el porque de esta actitud ya que me complicaba mucho mas las cosas. Si lo hacia por atributos que ellas tenían quedaban empatadas ya que las dos son espectacularmente hermosas. Ahora que si lo hacia con respecto a sus besos, podía decir que tenían un sabor igual pero tenían un matiz especial. Los besos de Judith provocaban a que la quisiera besar más, sin embargo los besos de Mónica eran lentos sin juegos, y directos queriendo plasmar lo que sentía a través de sus labios. Podía enumerar cosas a favor de ellas pero no podía encontrar algo que las diferenciara, ya que ambas tenían ese tinte especial de arrogancia que brillantemente las caracterizaba. Por otra parte había una cosa que si diferenciaba a Mónica de Judith, ya que a Mónica no la conocía como lo había hecho últimamente con Judith. No sabia nada de ella, solo lo que me había enterado por Lei y el viejo Ignacio. “Tal vez si supiera mas de ella podía serme mas fácil”, eso es lo que pensé.
Para el final del fin de semana no había llegado a ninguna resolución y eso me enfadaba. Sin embargo necesitaba saber que era lo que quería cada una de mi, así que había decidido solo como plan alternativo el invitar a salir a Judith, en parte por agradecimiento y a demás para comprobar si en verdad ella sentía algo por mi o si solo se trataba de una competencia sobre Mónica. Si le proponía que quería conocerlas a ambas mejor no creí que hubiera inconveniente debido a que ella me había propuesto que las comparara, así que si le sugería y le decía con sumo cuidado lo que había pasado hacia unos días en el invernadero no tenia porque tomarlo muy mal.
La semana entrante llego y todas estábamos presentes en clase el lunes en la mañana con las mismas costumbres y bromas que nos hacíamos en la clase de educación física. Al terminar las clases fui a la cafetería como siempre, acompañada por todas y vi a Judith que me saludaba de su lugar. Mire alrededor y vi que Mónica no se encontraba, así que camine hasta el lugar de Judith y estando ahí me plante.
-Hola-dijo.
Apenas la escuche hablar la mente se pudo en blanco, ahora estaba callada, ella puso una cara de sorpresa esperando a que hablara. Las palabras no me salían, la determinación que tenia se había esfumado lo único que tenia era un letrero de “Tonta” muy grande en mi frente grabado. Me sentí roja de una pena que salió de la nada, sin embargo tome fuerza, me senté a su lado y las palabras comenzaron a fluir.
-Sabes, la verdad creo que me pase el viernes pasado con lo que había ocurrido. Y…. yo quería saber si tu........si tu quieres salir conmigo el próximo sábado. Tú sabes por agradecimiento por lo de la otra vez.
-¿Me estas proponiendo una cita Natalia?-pregunto, tomado la lata de jugo para llevarla a su boca y darle un sorbo.
Vi como su garganta hacia pasar el liquido por su tráquea, en esos momentos a mi s me había secado la garganta a causa de la pregunta que era obviamente-como todas las que me hacia-para incomodarme. Sin embargo si trataba de excusarme no podría saber que era lo que yo quería, así que respondí:
-Si, te estoy proponiendo que salgas conmigo el sábado. Así que ¿quieres salir conmigo el sábado?
Ella sonrió, primero levemente y después algo soltado. Eso me molestaba un poco ya que sentía que no lo tomaba enserio.
-Eres un amor. Además yo pensaba invitarte a la feria ese día, pero no necesitabas preguntármelo dos veces, tú sabes que yo estaré ahí para ti hermosa.
Lo volvió a hacer en esos momentos. Esa era una de sus tácticas especiales, con solo una palabra me había arrancado de mí ser un suspiro metafórico y un rubor en mis pómulos del cual ella se dio cuenta. Me levante y emprendí camino hacia mi mesa donde las demás me esperaban.
-¿A que fuiste para allá?-pregunto Franchesca- ¿y porque estas tan roja?
-Por nada, no es nada enserio.
-Yo no me lo trago-dijo Ivonne a mi respuesta-de seguro te invito a salir.
Me quede callada, era obvio que Ivonne jamás entendería que el universo funciona muy diferente a como piensa y que no siempre sus pensamientos son dogmas ya que suponía que ella no pensaba que yo seria capaz de tomar una decisión así.
-Lo sabia, no me engañas-dijo tratándose de mofar.
-¿enserio te invito a salir?-pregunto Alejandra.
-Olvidemos esto quieren.
Había quedado con Judith en invitarla a comer y a pasear, sin embargo ella quiso también invitarme a la feria, y como no nos poníamos de acuerdo accedí en su invitación, pero con la condición de que yo pagaría esta vez.
La semana paso y todas me decían acerca de la famosa cita, la única que no mostraba interés en esto era Leilani la cual se mantenía indiferente, así lo pude ver ese viernes que llegue a la habitación para tratar de arreglar las cosas para el día siguiente. Ella estaba en su escritorio leyendo un libro. Siempre que llegaba ella dejaba lo que hacia para ponerme atención. Yo no era tan atenta con ella mas sin en cambio esta ocasión no me presto atención.
-¿te pasa algo?-le pregunte.
-A mi, nada-respondió sin darse la vuelta.
Camine hacia ella, retire la silla y la coloque a su lado. Ella mantenía su mirada fija al libro. Sabía que no me pondría atención era algo testaruda como Ivonne pero no a tal extremo, así que coloque mi mano encima del libro y la forcé a que me mirara.
-Estaba leyendo eso-dijo mordiendo sus labios al término de la frase.
-¿Por qué estas tan enojada?-pregunte-es porque mañana voy a ir con Judith a la feria.
-No es eso.
-¿entonces?, estas muy rara desde que Judith me invito la primera vez. ¿Te molesta que Judith me invite a salir?
Ella me miro fijamente. Parecía que había dado en el clavo y que esa era la pregunta clave de todo.
-Si, si me molesta. Sabes no es que ella me caiga mal ni mucho menos lo que pasa es…………………….lo que pasa es que-hizo dos pausas buscando una palabras que completaran su oración-tu ya no pasas tiempo con nosotras y la verdad me siento algo sola. No es que cuando estas aquí en el dormitorio o en clase conmigo no pases tiempo como mi amiga, pero creo que estas ausente y eso me preocupa, yo no quiero que te pase nada, te aprecio mucho, no te lo imaginas y la verdad creo que desde lo que pasó con Mónica te has cerrado un poco.
-¡Ya se!, y si te prometo que la próxima semana saldremos todas juntas, digo ¿si tu quieres salir con todas?
-No necesitas hacerlo, olvida lo que te digo.
Me conmovió esto y mi acción fue darle un beso en la mejilla, cosa que me agradeció con una sonrisa.
-Yo también te quiero Lei. Eres una grana amiga y no quiero que estés enojada conmigo, así que para la próxima semana saldremos todas.
La situación con Lei había quedado ahí sin más problemas. En la noche de ese viernes encontré a Judith la cual estaba emocionada con el día siguiente. Yo también estaba algo nerviosa sin embargo ella parecía una niña a la cual le prometen un dulce.
No había visto a Mónica en la cena, perro no importo ya que estaba en compañía de Vanesa, Lei y de Jimena. Después se nos unió como es costumbre Judith y otras chicas del comité.
A la mañana siguiente me levante a las nueve de la mañana tratando de no despertar a Lei que normalmente ella era la que se levantaba mas temprano a causa de que se dedicaba a correr en las mañanas alrededor. Me introduje al baño donde me duche. El sonido de la puerta abriéndose hizo que me detuviera. Los paneles del baño estaban empañado, pero la figura esbelta arropada con la pijama azul estaba de pie fuera de ellas.
-¿Qué te pondrás?-pregunto con esa voz dulce que la caracterizaba.
-Pensaba usar mi vestido verde ¿Qué opinas?
-Es muy lindo, te hace ver bien. Apúrate no la hagas esperar, te ayudare a arreglarte.- dijo Lei para después salir del baño.
Salí del baño y comencé a vestirme. El vestido verde limón hasta las rodillas era perfecto para esa ocasión ya que el sol estaba en su plenitud en el cielo como pude verlo a través de mi ventana. El otoño había llegado y se había instalado en el ambiente, haciendo que las hojas de los arboles cayeran al tomar un color cobrizo y el viento además jugando con ellas cuando movía el follaje para que cayeran haciéndolas bailar en su camino al suelo. Cogí del cajón de mi escritorio un listón azul el cual Lei coloco casi al término de mi cabello recién cepillado par adornarme un poco más. Al cerrar dicho cajón, ahí estaban los pétalos de una flor roja casi deshecha además de mi listón rojo. La rosa que esa vez me había dejado el domingo en la mañana se había marchitado. Mire el reloj de mi muñeca, era la hora de salir.
-Bien, me voy, deséame suerte.
-Suerte Natalia, ¿a que hora llegaras?-pregunto.
-Quisiera llegar temprano, espero estar aquí como a las cinco de la tarde, así que no te preocupes no llegare tarde y te dejare sola. Así que nos vemos Lei.
Abrí la puerta y partí hacia la planta baja donde me encontraría con Judith. Al bajar por las escaleras me encontraba contenta pero esa felicidad era momentánea ya que al descender los escalones que llevan del primer piso a la planta baja, mi corazón empezó a latir descontroladamente al ver ahí a Mónica de pie junto a Irais. Un temblor me invadió, era claro que el hecho de verlas juntas me había afectado, sin embargo no podía escapar de esa situación y seguí bajando los peldaños de la escalera hasta llegar a donde estaban las tres.
-Buenos días,-dije aproximándome a Judith - ya estoy lista, si quieres podemos irnos.
Irais nos vio raro repagándose a Mónica mientras lo hacia. Era algo que no soportaba. La chica de ojos verdes me irritaba, me irritaba mas de lo que lo hacia Brenda con sus comentarios para advertirme, eso era lo que me pasaba por la cabeza.
-¿Van a algún lado ustedes dos?-pregunto.
-Si, así es, invite a Natalia a la feria.-le respondió Judith
-Entonces……. ¿es una cita?-continuo Irais-ya que se van muy temprano y tú normalmente te vas los días viernes.
-Si, exacto, es una cita………excepto por la parte de la cita-volvió a decir- Bien, es hora de irnos, Natalia-dijo hablándome.
Tímidamente y con cierta pena mi respuesta fue un si mecánico que se resbalo de mis labios.
Mi compañera se apresuro a abrir la puerta donde me hizo una ademan para que saliera a su lado. Mónica que había estado callada y que la única reacción perceptible de alteración que había notado fue cuando Judith le menciono a Irais que me había invitado a salir. Un comentario que era evidente le molestaba. Irais y Mónica venían detrás de nosotras mientras Judith y yo platicábamos acerca de que haríamos ese día. Después de algunos pasos la chica de ojos verdes se emparejo a nosotras. Irais se pego a Judith con la quien ahora conversaba dejándome en silencio mientras sentía la mirada de Mónica que estaba detrás de mi. A propósito había lentificado mis pasos para quedar al lado de ella y las sensaciones extrañas que me ocurrían cuando estaba al lado de ella se mezclaban en una mientras la fragancia de ella me rodeaba.
-Es bueno que salgas de vez en cuando, ¿no lo crees?-hablo después de algún tiempo.
-Mmmmmm, creo que si……..-respondí a la pregunta.
Sabía que podía haber dicho algo más, pero no me atreví a decir una palabra ya que tenía en la mente dos preguntas que me irritaban mientras las pensaba. Una era ¿porqué Irais estaba con Mónica? Y la otra ¿Qué era lo que había pasado entre ellas?
Si pensaba con cuidado era evidente que Irais se había quedado a dormir en la habitación de Mónica, pero eso acrecentaba la necesidad de saber la respuesta de la segunda pregunta. Pero si le preguntaba ella tenia todo el derecho de no responder a ello ya que no éramos nada. Pensaba esto hasta que ella volvió a retomar la charla.
-Ojala te diviertas, te lo mereces por esforzarte tanto.
-No creo que sea para tanto-respondí agachando la mirada. Ella había logrado que me apenara. Sin embargo sonreí ante este hecho.
La necesidad de saber que significo para ella la disculpa, el beso y ahora esto era tan grande que solo podía hacerla hablar si yo le daba confianza a ello por lo cual le pregunte.
-¿Te molesta que salga con Judith?
Tomo un poco de tiempo como recobrando la conciencia después de esa pregunta tan repentina.
-No, la verdad no me tiene que molestar, es decir, no somos nada, creo que tu tienes derecho de hacer con tu vida lo que quieras, yo no tengo que decirte si estas bien o mal. Pero…. ¿porque me preguntaste eso?
-Por nada en especial, solo que te quedaste callada cuando Judith le respondió a Irais. Y……-me quede callada antes de que mis palabras comprometieran más lo que estaba hablando.
Es decir no tenia ningún derecho de preguntarle si ella había estado con Irais, ya que era totalmente libre de hacer lo que quisiera al igual que yo.
-¿Y?-me pregunto a raíz de mi comentario inconcluso
Ahora ella daba apertura a que yo preguntase y sin hacerme mucho del rogar hice lo que pude.
-Se que no debo preguntarte ya que a mi no me debe de importar pero te puedo preguntar si, bueno tú sabes, ¿Irais durmió en tu habitación?........ ¡No es que me tengas que responder!, ¡la verdad, no tienes!, olvídalo, olvida lo que he dicho. Es decir, es obvio ya que ella esta aquí.
Me había puesto nerviosa mientras hablaba ya que en mis palabras aparte de haber cierta confusión, tenía celos. Un sentimiento nuevo para mi, era como si mil agujas se clavaran en mi vientre y tuviera un hueco en el estomago.
Nos acercábamos a los arcos de piedra donde unos pisos arriba en ese edificio la había conocido mientras estaba besando a Alejandra, mientras dábamos paso a paso un estremecimiento en mi se hacia mas grande, ya que ella no había respondido a mi pregunta lo que me hacia inferir que tenia razón, que ella había pasado la noche en términos totalmente diferentes con Irais.
-Dime una cosa Natalia……..-comenzó a decir.
-Si.- respondí
-¿Te molesta que Irais se quedara a dormir en mi habitación?
Ella había inferido lo que yo quería decir, lo que sentía en esos momentos, ella me había leído la mente. Así que lo único que se me vino a la mente fue disculparme respecto a mi pregunta; pero ella se adelanto a mí.
-Perdona que te lo haya preguntado, no fue mi intención……
-Un poco
-¿Un poco?-dijo preguntándome mi respuesta que había sido parca.
-Si, un poco es la respuesta a tu pregunta-proseguí mientras miraban el camino sin apartar la mirada de el-ya que me volví a hacer ideas tontas.
-Puedes ser un poco mas especifica, ¿a que te refieres con lo de “ideas tontas”?-pregunto
-Mmmmmm la verdad, ahora no quiero hablar de eso.-dije cortando cualquier esperanza de que ella continuara la conversación respecto a ese tema.

Texto agregado el 22-03-2010, y leído por 71 visitantes. (0 votos)


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