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Historias de barrio 4

Don Tadeo

Época de pantalones cortos y zapatillas agujereadas, calles de tierra, juegos, la escuela y campito .El postre semanal nos llegaba con el cine del barrio, ansiada meta del domingo.
Esperada matinée prodiga en tiros, húmeda de selva, donde los súper héroes en inagotables episodios nos mostraban como se luchaba contra los malos, ya fueran barcos piratas, pintarrajeados salvajes, o pródigos soldados que no se morían nunca.
En la semana, el día para las damas, donde a veces ligaba una función extra de cine, generalmente motivada porque no había con quien quedarse en casa, así que junto a mamá, tías o hermanas, cambiaba de rubro y compartía los llantos, amores desahuciados y apasionados besos de la pantalla

*****
Para el Cacho, el negro Picó y yo juntar las chirolas para la matinée del domingo era tarea de la semana, cada uno se las rebuscaba como podía, ya con una moneda rapiñada al vuelto del pan, otra de la verdulería, o un mangazo, en el mejor de los casos era la propina provista por alguna doña que necesito un mandado.
La incesante búsqueda de ingresos nos llevo a encontrar un rebusque, tal vez un temprano despertar de una fenicia vocación que comenzábamos a despuntar sin saberlo.

*****
A unas pocas cuadras de casa vivía un botellero, el viejo Tadeo, especie de ciruja mayorista con el que charlábamos a menudo.
El viejo había montado en su casa un deposito de trastos con los que se las arreglaba para vivir, vendiéndolos a otros chatarreros, caminaba rengueando y lucia una barba desprolija, se movía tambaleante entre la chatarra y la mugre del lugar, de tanto en tanto se paraba y daba un corto beso a una botella de vino que siempre tenia a mano
Con su consejo, no exento de interés, el nos inicio en una tarea que permitió ganarnos esos pesos extras.
El trabajo consistía en juntar en las casas de cada uno y en las del barrio el vidrio, botellas vacías, fierros y papel de diario que pudieran ser vendidos
Claro esta, el viejo era quien ponía los precios y compraba o no a su criterio.
Entusiasmados con la empresa nos metimos de lleno en la tarea, lo hacíamos después de la escuela, y nos pasábamos las tardes juntando cosas, luego las dejábamos en la casa del negro Picó, hasta que lográbamos reunir una cantidad vendible.
Durante algún tiempo estuvimos satisfechos con la tarea y sus resultados, aunque no tardamos mucho en quedarnos sin estas fuentes de abastecimiento caseras, las que se agotaban y cada vez debíamos alejarnos más para obtener resultados.
Obligados a pensar descubrimos que el viejo no era tan bondadoso.
Por cierto el se abusaba de nuestra inexperiencia y esto comenzó a sembrar dudas, agregándole que también nos parecía poca la recompensa obtenida. Así se instalo cierta desconfianza que termino por hacernos sentir mal con el.
Esta incesante búsqueda de aprovisionamiento nos llevo a ampliar los terrenos de exploración y así fue como un día aparecimos ante Don Tadeo con una oferta más contundente, de la investigación realizada nos había surgido un tesoro, que como tal tenía ventajas y desventajas.
La tarea consistía en llevarle para la venta pesados trozos de fundición de hierro, restos de zapatas de freno que los obreros del ferrocarril tiraban al costado de las vías del tren y luego recogidas por un tren especial que pasaba muy de vez en vez. Nosotros podríamos juntarlas sin ser vistos de los terrenos cercanos a la Estación.
Para ello debimos conseguir un transporte más adecuado para el acarreo, yo me las ingenie sacando de casa el cochecito en desuso de mi hermanito menor
Con el íbamos a la estación y con cuidadoso descuido paseábamos por allí, ni bien veíamos alguna zapata tirada, con picardía e ignorancia la cargábamos tapándola con una bolsa, nunca levantábamos más de dos ya que pesaban mucho.
En un principio el viejo no nos quería comprar, o al menos eso nos decía, la cosa es que al final si las aceptaba y nos largaba unas pocas chirolas.
Justo es aclarar que el nos advirtió sobre tomar estas zapatas, ya que eran propiedad de ferrocarril, aun sabiéndolo el las acepto y compro varias veces.
Claro que mas tarde comenzamos a sentir cierto temor y una dosis de prudencia nos llamo a recato y decidimos dejar de hacerlo.

*****
Decidimos continuar en la búsqueda de mas fuentes para el chimangueo a fin de conseguir las monedas para el cine.
Entre bromas y chacota descubrimos y estudiamos el horario en que Don Tadeo hacia su siesta. Nuestra sospecha de que el viejo nos sacaba ventaja se había confirmado, el utilizaba una desvencijada romana que robaba peso y también una balanza con pesas que solo el entendía, es mas, nunca nos dejaba verla mucho cuando cantaba los kilos.
Así que tomamos coraje y decidimos cobrarnos su falta.

*****
Elegimos la hora de su siesta para llevarle nuestra cosecha para la venta, silenciosamente entrábamos por el costado del depósito donde nos atendía, uno de nosotros se acercaba más a la casa para llamarlo, así veía si dormía o estaba levantado y nos hacia una seña.
Mientras el viejo se levantaba, aprovechábamos rápidamente y llenábamos nuestras magras bolsas con botellas y papel que estaban para ser acomodados, que ya él nos había comprado antes.
Poco tiempo le llevo al viejo sospechar que algo andábamos haciendo, así que no nos compro más y por suerte, para nosotros, se cortó este rubro comercial.

No nos quedo otra que experimentar y desarrollar nuevas fuentes de ingreso, pero esas son otra historia.

Polodislates 09 04 10

Texto agregado el 09-04-2010, y leído por 197 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
03-05-2014 prueba de vigencias rulosodemonserrat
30-06-2010 Excelente narración. El ambiente se puede "oler". daywaskya
17-04-2010 Mas que historias de barrio son historias de vida,me da la impresion que nos cuentas una parte de tu vida y a la vez quien te lee se ubica perfectamente en los lugares que describes.Te dejo un onton de estrellas,no las cuentes.***** anablaumr
09-04-2010 Tus historias de barrio me encantan, son vívidas y hermosas, y además, descubres que las mismas historias se repiten en países lejanos y diferentes, en épocas de antes y de ahora con personajes que parecen copias fieles de una y otra dimensión física, y uno, ante la nostalgia que despierta la lectura, no sabe -al final- si los chicos originales fueron los de tu barrio o los del mío. Lo cierto es que tus historias son películas donde todos somos los protagonistas, y de ahí, lo grato que resulta siempre leerte por lo familiar del acontecimiento. Te felicito. Un abrazo, buen amigo. Sofiama
09-04-2010 Alguien paso antes que yo dejando solo una estrella,pobre que lástima se nota que no sabe leer y no pudo disfrutar de tu historia. Cuando mencionas lo de la matine ,me hiciste recordar los relatos de mi mamá y papá que de recien casados esperaban cada semana para ir al cine a ver la serie de superman.En fin cada tramo de la historia me saco una sonrisa y gratos recuerdos .Un gran gracias y te sigo con tus aventuras con gran entusiasmo******** shosha
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