TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / angelmind / La fuga

[C:45301]

Hay una historia en mi familia que ha pasado de generación en geración como las viejas vajillas o las joyas. Mi madre para seguir con la tradición me la contó a mí hace bastantes años.

Estaba mi bisabuelo por aquel entonces haciendo arreglos en su vivienda, una vieja casona situada a unos metros del puente de Santa Cecilia en el viejo barrio de Legazpi en Madrid. Estaban por aquellas fechas recien inauguradas las instalaciones del gas ciudad y toda familia bien situada en la sociedad disfrutaba de los beneficios de tan grato adelanto. Mi bisabuelo que era terriblemente orgulloso para según qué cosas no dudó en llamar a la empresa instaladora para que hicieran de su casa el paradigma de la modernidad. Os he de confesar que el dinero no abundaba por aquel entonces en mi familia y que un sueldo de maestro adjunto no daba para mucho en aquellos momentos. Mi pobre bisabuelo chocó de frente contra el terrible coste de la instalación pero lejos de darse por vencido acudió a una empresa, la amable picaresca española, que por un módico precio hacía un apaño semejante al de la instaladora oficial. Mi bisabuelo, hombre de principios, al comienzo se negó en redondo a burlar la ley, pero conforme sus amigos mejor situados económicamente le restregaban por las narices día sí y día no las ventajas de las nuevas cocinas y la comodidad de no tener que manejar las bombonas, fue cediendo poco a poco y en un recordado 11 de Diciembre decidió acudir a los piratas del gas. Por parte de los trabajadores de la extraña empresa todo eran palabras tranquilizadoras y quitando importancia al delito. Pasados tres días de la primera entrevista los obreros llegaron a casa de mi bisabuelo y tras cinco días los tubos de cobre estaban instalados en las paredes de cocina y habitaciones con calefacción. El 20 de Noviembre de mi tío-abuelo Fernando tomaba la instantánea que todavía se conserva en la caja de las fotos viejas de mi abuela. En la imagen se ven en blanco y negro a mi bisabuelo y mi bisabuela sonrientes cada uno a un lado del tubo metálico con sus manos derecha e izquierda respectivamente apuntando a la cocina. Pasaron unos días y salvo por el ruido constante, un leve siseo, de una de las tuberías todo parecía funcionar como dios manda. Mi bisabuelo, según contaba mi madre siempre había sufrido de estreñimiento y pasaba parte del día sentado en la taza del water a la espera de que la barriga se le aflojara , lo cual en reducidas ocasiones pasaba. Pues bien, eran las 10:45 de la noche cuando mi bisabuelo se encontraba en el trono aprentando con todas sus ganas . Pasadas las 10:47 notó un ruido sordo dentro de sus intestinos. No lo creia pero parecía como si una fuerza del mas allá estuviera removiendo el contenido de su barriga. A las 10:48 un sonoro pedo despertó a mi bisabuela de su duermevela cotidiano. En la cara de mi bisabuelo se dibujó una desencajada sonrisa. El chapoteo del agua hizo que también mi bisabuela sonriera. Acto seguido a las 10:50 todavía sentado en la taza del water el padre de mi abuelo liaba un pitillo con la seguridad del deber cumpldo. A las 10:54 mi bisabuelo, pitillo en boca, se disponía a encender el mechero. Notó en el aire un tufillo que le resultaba familiar pero que achacó a las coles hervidas que habían tomado él y su esposa para comer. Entonces a las 10:54 la chispa salto del mechero. La explosión al parecer pudo oirse desde Carabanchel y los vigilantes desde sus garitas pensaron que se trataba de otro atentado de los anarquistas. El panorama en el cuarto de baño, abierto de par en par a la calle como si del escaparate de una tienda de modas se tratara, era dantesco. Él yacía decúbito prono encima de la bañera, culo en pompa y con el cigarro chamuscado aún en la comisura de los labios. Mi bisabuela, sorda desde entonces, corría en círculos alrededor de la mesa del salón emitiendo aullidos sin sentido alguno. La policía y los bomberos no tardaron en llegar y mientras sacaban a mi pariente de la bañera balbuceando"he cagado, he cagado" conseguían reducir a mi bisabuela que se había hecho fuerte en la cocina esgrimiendo un cuchillo de untar la mantequilla. Fuentes oficiales reportaron un día después que el motivo de la explosión había sido el empalme de un tubo de gas con el colector de salida del cuarto de baño con la consiguiente emisión de gases por el retrete y la posterior chispa disruptiva del mechero. Lo más mágico de este relato es que a raiz de aquella explosión mi bisabuelo no volvió a tener problemas de estreñimiento y que mi abuela consiguió escribir un bestseller que la hizo conocida a nivel comarcal.


Texto agregado el 28-06-2004, y leído por 99 visitantes. (0 votos)


Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]