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Inicio / Cuenteros Locales / lobinemona / Las Puertas del Cielo: Nuevas aventuras del Migué y el Manuel

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Miguel “el gitano” lloraba desconsoladamente. Lo habían desterrado del cielo. ¿Los motivos? ¡Ningunos! ¡Malditos burócratas celestiales! Porque a ver...el que uno inocentemente le vacilara a algún que otro angelillo, o le pusiera “los cuernos” a San Rafael (una historia que no contaré aquí por su altísimo contenido erótico), o hiciera “el pino” en la plaza de la Armonía con falda y a lo loco, enseñando sus partes pudentas, a aquellos recatados ciudadanos, ¡tampoco era para tanto...!. Pero Miguel creía comprender que lo peor de todo fue por culpa de aquel jodío chilensis de tres al cuarto, el cabrón del Manué...¡Ay, si lo pillara de nuevo...!

Por lo visto aquel maldito y sus secuaces habían formado un partido político en el que promovían la división celestial por zonas, la delimitación del poder a los ángeles y “alas para todos”, era el último slogan que habían sacado semejante banda de descerebrados...El cómo se mezcló Miguel en todo esto es tela de raro...Diriase que el suceso bebió de las fuentes de la casualidad, aunque todo empezó mientras Miguel bebía por casualidad de la fuentecilla que había en la central política del partido: “Chilenos unidos celestiales populares para el pueblo divino popular”, o sea, la CUCPPEPDP...Pues bien, Miguel no sabía en absoluto a que dedicaba dicho partido político, tan solo pasaba por allí a expensas de unos amigos que le hablaron de ciertas faldas y un no sé qué de cervecita fresquita, vamos que le tomaron el pelo, ¡los muy cabrones!...¡Cuál no sería la sorpresa cuando lo que se encontró fue al Manué “el chiiii”, pintarraqueando pancartas y soltando burradas por aquel pico!:

“Angeles, Ja! me cago de la risa, si cuando estaban en la tierra se lo pasaban pisa que pisa”

“Chi!!! Ahora se las dan de cartuchos, todo para congraciarse con los jefazos y si supieran las fiestecitas que hacíamos allá abajo”

Las pancartas estaban casi listas, algunas decían :

“Angeles arriba, angelitas abajo”,

“El cielo es pal Pueblo. No pa los cartuchos de la oligarquía celestial”,

“A tirar, a tirar que el cielo se va acabar”,

bueno y otras más que incitaban al libertinaje del puro y santo espacio albiceleste.

Y Miguel bebía y bebía de la fuentecilla, echando no solo un ojo si no los dos a las pancartas que hacía Manuel, “esta la mía...voy corriendo a contarle a don Pedro lo que hace este bandío, a este mala leche como sea me lo saco de encima”, pensó el flamenco moviendo con poca bondad sus cejas. Para su mala suerte, Manuel era astuto y un par de compinches esperaban a Miguel a la vuelta de cuartel general del CUCPPEPDP, lo agarraron en vilo y le dieron una golpiza que lo dejó con el hocico partido. Así lo encontró el jefazo, con las alas hecha jirones, la aureola a medio cogote y la boca llena de sangre, tirado como un mamarracho y con una botella de Chivas Reagal en la mano, una pequeña bromita gastada por los secuaces del chileno...

Pero me estoy alargando... para abreviar: que el Manuel le jugó una mala pasada al Miguel,
Un hecho todo confuso, que llevó a San Pedro a tomar la determinación de enviar al flamenco al Limbo, por camorrero y como el pobre quedó tan aturdido y con la boca tan hinchada no tuvo como defenderse.

La historia de cómo echaron a Manué fue algo distinta...

“Manuel, Manuel este lugar es sagrado, aquí o te portas bien o te vas para el limbo, asi que te dejas de burradas o para la próxima no te voy a perdonar”, le había advertido el barbudo portero, el siempre mesurado y paciente San Pedro.

“Putas que guevea este iñor, me tiene hinchá las que te dije”, comentaba Manuel para sí mismo, “Porque estoy finao no tengo derecho a pasarlo chancho” y se alejaba echando bendiciones mal intencionadas (en el cielo se prohibían las maldiciones), hasta que llegó a un rincón bien colorido. Entre esponjosas nubes arreboladas había un grupo de angelicales beldades, reían y jugueteaban entre ellas, zambulléndose en una piscina de espuma.
Manuel no daba crédito a sus ojos y...

“¿Y donde estaba San Pedro que dejó salir a estos angelitos?”, les dijo con cara de pícaro.

Las beldades, se reían tapándose sus partes púdicas.
“No se tapen tanto mijitas ricas, que aquí en el cielo andamos toditos en pelota”, Manuel abrió lo brazos, dándose una vuelta entera para exhibir sus generosos atributos.

Que les habían dicho a las angelicales damas, poco les duró al pudor al ver semejante despliegue de bondades, así que ni cortas ni perezosas lo agarraron de un pie y lo metieron a la piscina.

Tenían un escándalo que pasaba por alto cualquier límite divino. Manuel en una orilla dirigía la celestial orgía como un gran maestro de ceremonia.

“A ver chiquillas ensayemos la consigna”, un, dos, tres:
“Eo, eo, eo”, decía Manuel. “Que siga el gueveo” gritaban las féminas.
“Bongo, bongo, bongo”, decía Manuel, “Te lo meto, te lo saco y te lo pongo”, contestaban riéndose y pegándose codazos entre ellas.

Hasta que de repente el celestial coro se quedó callado, el silencio era total y Manuel no se explicaba porque habían parado de cantar.

“Ya poh cabras, sigamos”, “ conga, conga, conga...” silencio absoluto, las angelitas le hacían señas con los ojos para que se diera vuelta, pero el muy bruto seguía, “Chis, no se me van a poner cartuchas las guevoncitas, si todavía no les pego una pasadita”, las chicas miraban con ojos de sentencia. Hasta que por fin se dió vuelta encontrándose cara a cara con San Pedro. “Chuuuuuu...putas que las cagué, oiga don, no vaya a pensar mal. Estábamos jugando no más con las cabras. Aquí no paso na de na, ¿cierto chiquillas?”... pero San Pedro en un tris tras lo sacó de la piscina y de una sola patada en el trasero lo mando derechito al Limbo.

El limbo era como un desierto...hacía muchísima calor y allí, en un oasis esmirriado, cinco desgraciados se sentaban en una palmera caída, esperando su sentencia... Uno de ellos era el Migué...

No se dio cuenta Manuel hasta que llegó...miraba para todos lados, totalmente despistado, y un sonido como sirena de ambulancia lo sobresaltó: “Ayyyyyyyyy, de mí. Joé, puta mala suerte, la mala leche que me parió. ¡Por la Virgen de la Macarena! a donde he llegao...ay, ay...”, Miguel, el flamenco que lloraba su mala suerte.

“Me echan de una patá en el culo del cielo, y mas encima vengo a encontrarme con el flamenco con cara de ratón de molino, esto si que es mala cuea”...dijo Manuel.

Migué el flamenco miró para atrás, a una dunita perdida, y se encontró al politicucho de pacotilla del chilensis ese, casi le dio un zoponcio de la impresión, porque a ver...que a uno lo echen al Limbo por error como le había sucedido a él, ¡vale!, pero que encima le tirasen al cabronazo por culpa del cual ese error le había llevado allí, ¡eso no tenía perdón de Dios...!¡Uy!...Una inmensa luz apareció encima de Migué...era DIOS, y por tanto una música celestial apareció de la nada...bueno, de la nada no, sino de una nube en la que tres serafines y un fermín (digo yo...) tocaban bandurrias y bebían aguamiel, aunque uno me parece a mí que llevaba una petaquita de güisqui y se lo pasaba de escondidas a los otros...en fin, que apareció DIOS y le habló:

-Hijo mío, Miguel, me estás haciendo recapacitar sobre la conveniencia de aparecer cada vez que álguien pronuncie mi nombre en Vano. ¡Hijo mío, es que echo dos peonas to los días por tíii!!

Miguel con la cabeza gacha pero el ánimo alto le respondió, porque él siempre se ofuscaba con las autoridades y claro...
-¡Pero papá! (se había acostumbrado a llamarlo así, a pesar de un millón de reglas, razones y jurisprudencias que lo prohibían expresamente)- DIOS pegó un respingo...como siempre- ¡Yo que conio tengo de culpa que el mamón del chilensis ese me siga como un granete en el culete! ¿ehhh?

-¿Papá? –Un trueno sonó a lo lejos y Miguel discernió, con sus penetrantes ojos divinos, un globo-sonda chamuscado cayendo en la distancia- ¿Cómo que "papá", cuántas veces tendré que decirte que no me llames así? ¡Si es que no es posible no, pero qué habré hecho yo...! –resoplaba un cada vez más mosqueado e indignado Super hiper intendente Dios...

-¡Ozú! Tranquilo, papi, así desde luego no vas a resolver nada ¿eh? ¡¡las cosas hay que tomárselas con calma hombreeee!! Además aquí el “dañificado” soy yo, ¡que conste en Acta! –terminó orgulloso de su diatriba y de ese "acta" del que había oído hablar tanto...

Mientras tanto Manuel miraba con la boca abierta el semblante de DIOS, “¡Dios!” soltó en un reniego asombrado, y aquel semblante le miró con suspicacia:

DIOS lo miró, Manuel miró a DIOS, Miguel miró malsanamente a Manuel, y finalmente DIOS dijo:

-¿Esto qué es, cachondeito encima o qué? ya estoy yo harto de lo del nombrecito en vano ehhh!!! ¡qué asco de humanidad que me salió, coño!...¿en qué diantres estaría yo pensando, cojones, con lo tranquilo que estaba? ¡Mierda de sexto día...!

Y así se fue perdiendo en el horizonte eterno el busto de DIOS, hasta que sólo algunos truenos, relámpagos y pájaros huyendo en picado se veían en el horizonte azulado. Miguel sólo alcanzó a ver a San Pedro que surgía de una nubes, corriendo tras la silueta del furioso Dios y señalando hacia los dos limberos que ahora se encontraban a solas...Y a su lado el Manuel le miraba de una manera que ya, ya...

Pst, psttt!!! Ey!! “Ah vo te digo ratón con castañuelas”, ¿cuanto tiempo tendremos que estar aquí?...mira que vamos a tener que pensar en que nos vamos a entretener, acá no hay minas y así que ándate haciendo el ánimo que vamos a estar solitos, vo y yo..¿cachai, ratón?

Manuel era un poco fogoso, en realidad era un volcán y en caso de emergencias todos los transportes lo dejaban bien. De escrúpulos nada de nada, le daba lo mismo jote que chincol, donde pudiera pasarlo bien allí estaba y todo le era válido más aún en casos de extremos o urgentes y sin duda éste lo era.

Miguel, lo miraba entre asqueado e impresionado, pero prefirió hacerle un despreció y mirar para otro lado.

El chileno estaba aburrido, nada que mirar, nada que hacer y de pronto se acordó de sus camaradas del partido, ¿como podría hacerles llegar un mensaje?, le preocupaba que no supieran que estaba allí y que a los muy giles no se les ocurriera tramar una estrategia para ir en su rescate. De tanto pensar y pensar se quedó dormido, al ladito de Miguel. El flamenco dándose cuenta que el chileno dormía, se dio vuelta y con toda tranquilidad comenzó a observarlo para averiguar de una vez por todas, qué era lo que tenía de especial éste ladino para que tantas mujeres lo siguieran y más encima lo beneficiaran con sus favores.

Manuel era moreno, casi morocho, labios gruesos, pómulos altos y mentón cuadrado. Espaldas de cargador y brazos de remero. Vientre plano, atléticas piernas, nalgas redondeadas y ¡¡¡ Santo Dios!!! ¡¡¡ozú!!!, al flamenco no solo le latía el corazón, también la sien y la hombría...la gota le corría y corría...

Y entonces se palpó sus bondades y...pluf ¡Habían desaparecido! Su grito se oyó por todo el limbo y Manuel dio un salto que casi se cayó de la nube y justito en ese momento aparecía a su lado un ángel con gafas vestido de blanco y cara de cansado.

Manuel nada más que hacía que mirar a la hermosa hembra que tenía a su lado “¿Aquel era el maldito flamenco? ¡Chiiii qué maravillosa transformación!” pensaba aturdido mientras su miraba pasaba del ángel al Migue-la; y de la Migue-la al ángel...

-Señores limberos –empezó a decir el ángel- por órdenes expresas del Señor Nuestro Dios Misericordioso que...

-¡Sí si si si amos abrevie que no tenemos todo el día y a mí me han salido pechos y estoy buenísima y como no me lo expliques de la ostia que te pego te mando a Helsinki, so mamarrachoo!! –le espetó a la cara rabioso el Migue....bueno la Migue-la, mientras el ángel se limpiaba la salivilla con la que tan brava hembra le había rociado las gafas...

Manuel seguía mirando ora una ora otro...

-¡Pues han sido condenados a enamorarse y a hacerse mutuamente el amor! Y hasta que no lo consigan no podrán cruzar las puertas del cielo. De hecho –continuó el rancio ángel- si lo que causan es más problemas, habremos de estudiar la idea de mandarlos a la Tierra en misiones especiales, sucias y rastreras, o incluso una temporadilla en los infiernos ¡ea!.

¡¡Chuata!! Dijo Manuel, que no le desagradaba para nada ir al sacrificio, total el Migue-la estaba harto apetitosa, ¿que opinaí gitano? . Mira, ángelucho con anteojos, yo no tengo ningún problema total harto guena les quedó el flamenco, lo único que no me gusta es que a don Jechu se lo olvidó que las mujeres no tienen tantos pelos y el gitano les quedó cuerúo, pero la pinta de transformista no se la quita nadie...Chiiii, si este gueón tiene más pelos que yo!!!

En realidad el altísimo, que poca experiencia tenía en asuntos de seducción, le quito poco y le puso mucho al gitano, pero se olvidó de suprimir la testosterona y lo dejó convertido en una tremenda fémina, pero con barba, bigote, pelos en el pecho, axilas y piernas de mono. Que le restaban atractivo.

-¡¡ Joé!! Mira chileno que estoy de rechupete -y Migue-la meneaba el trasero y se agarraba sus pechos bamboleándolos encima de Manuel -¡Pero si estoy buenísima!

“Mona estai, chiiiiiii!!! Voy a tener que soplarte antes que darte!!! No, no, no nunca tan necesitao yo con esta mona ni a misa”

“Entonces", dijo el circunspecto ángel, "sigo con las instrucciones de mi jefe, que si de negarse se van derechito a la Tierra a cumplir trabajos forzados”

Tiró de un cordelito de seda que se asomaba de la nube y zas!! Se abrió dejando caer a Manuel y a Migue-la de cabeza a la Tierra”

El ángel los despidió con una sonrisa pícara, estaba presto a cerrar el agujero cuando un murmullo que poco a poco se transformaba en un griterío lo sobresaltó, “Queremos a Manuel, Manuel queremos a Manuel” eran los partidarios del chileno que venían portando pancartas pidiendo la liberación de su líder máximo. Quedaron alelados cuando vieron como Manuel caía de la nube hacia la Tierra, solo escucharon “tropa de inútiles, ya es demasiado tardeeeeeeeeeee!!!” Y la nube se cerró.

¿Y ahora que hacemos con las pancartas? Dijo el que lo secundaba y el ángel con anteojos los invitó a metérselas en buena parte. Furiosos volvieron a la sede del partido a tramar una revuelta, pero esa es otra historia, para otra ocasión.

Migue-la y Manuel descendían como en un sueño, o como si hubiesen saltado de un avión, luego de una hora de descenso tocaron suelo firme. Miraron para todos lados y cayeron en el mejor lugar que podían esperar...Un circo.

A Manuel se le abrieron los ojos como platos soperos y le dijo a Migue-la, que a esas alturas había comenzado a llorar: “cállate tonta gueona, esta es la nuestra, te poní a trabajar como la mina barbuda del circo y yo administro los intereses, mientras esperamos las instrucciones del supremo”

Y así fue como Manuel y Migue-la se iniciaron en el obscuro camino de la explotación del vello corporal...Se alquilaban a los mejores postores, que animados por la fama que atesoraban, les pagaban muy bien...

En su número estelar, Migue-la se desnudaba de cintura para arriba ante el atónito y admirado público, boquiabiertos ante esos turgentes pechos rellenos de miles de vellos duros, largos y rizados...muy rizados y largos, tanto que a veces se rascaba el pecho y se le levantaba la pierna...¡misterios de la vida esta...

¡Y dirán ustedes! ¿Cómo aguantaba el Migue-la toda esta humillación y uso por parte de aquel chilensis que tanto había odiado?, ¿verdad?...

Bueno, quizás comprendan la situación mejor si hubieran oído lo que él escuchó de labios del mismísimo Dios, en una conversación que tuvo con San Pedro, mientras caía por aquel agujero a la Tierra...

¿Qué cómo la escuchó? Por el móvil, por supuesto...pero esa es otra historia. Bueno, esto fue lo que escuchó:

DIOS: ¡Ay, qué pesadilla estos dos, ostias!

SAN PEDRO: Cierto, padre, cierto...

DIOS:¿Está todo preparado?

SAN PEDRO: Sí padre, lo malo del asunto es que el Migue-la se está enterando de todo.

DIOS: De eso se trata hijo, de eso se trata, ¡no me seas gilipollas, Pedrito!

SAN PEDRO: Perdón, padre. Pero como le decía, al enterarse del plan, ¿no lo pondrá en peligro?

DIOS: ¡Que no, Pedrín, que no! Verás, cuando lleven un par de semanas en la Tierra, el Migué deja de ser mujer...y al Manué le convertimos en una tía macizorra...

SAN PEDRO: Aún a costa de merecer su divina ira, mi señor y padre...¿Me puede explicar para qué?

DIOS: Para que ambos aprendan el dar y recibir, el ying y el yang, el zipi y el zape, la dualidad de los elementos, la lata y lo enlatao, lo negro y lo blanco y que no es lo mismo un negro metiéndose en el bus a que te la meta en el bus el negro...Hijo mío ¡Tienen que aprender: a... SER!!

SAN PEDRO: ¡Hombre, así explicado...!

DIOS: ¡Que sí, Pedrillo que sí...! –le decía a San Pedro, a la vez que le cogía de las orejillas y se las retorcía- ya verás, en cuanto los dos hayan entendío la lección, verás cómo se hacen amigos y aprenden a respetar los sexos, lo ajeno, y lo nuestro...y entonces lo traeremos a nuestro regazo de nuevo –San Pedro casi empezó a llorar al escuchar sus últimas palabras- Sí, ya sé lo emocionado que estás...¿Ves cómo el amor puede con todo?

Y eso es lo que Migue-la había escuchado, y en su interior el ángel de la venganza retorcía sus vellos interiores al igual que esos malditos críos le retorcían lo de fuera:”¡La venganza sería TERRIBLE!”

La pena es que no alcanzó a escuchar la última frase de DIOS, nuestro señor:

DIOS: jeje, además, en cuanto al Manué lo convirtamos en tía, al Migué lo convertimos en Toalla Higiénica las SALVA-SLIPS ¡Pos no soy yo nadie cuando me cabrean!!

Texto agregado el 28-06-2004, y leído por 837 visitantes. (8 votos)


Lectores Opinan
22-07-2004 Me lo he pasado muy bien con estos dos personajes. Buen cuento con fino humor y enseñanzas a raudales. Un saludo a ambos. SOL-O-LUNA
08-07-2004 jajaja, pues esta buenisimo, dos personajes que son de lo mas simpatiquisimos, y una historia por demas graciosisima...y claro Dios es siempre muy justo...jaja.venga *****.un abrazo de osa lisinka
29-06-2004 Dos personaje simpatiquísimos. En estas historias de ustedes hasta Dios es simpático. Aplausos. zopilote
29-06-2004 Es un cuento divertidísimo, y de mucha creatividad, en la descripción de los diferentes lugares que por fuerza de la imaginación de ésta excelente dupla, tiene que visitar Migué y Manuel. La conversación con Dios, la llegada al limbo, la transformación y el circo, pero algo en serio, algo en broma annemona y LoboAzul nos dejaron para pensar, " ponerse en los zapatos del otro ", buena lección. Toda la fiesta popular de los políticos, para reir y reir, hasta el ¡ conga, conga, conga !, que finalizó el divertimento. Felicitaciones, al fin y al cabo el chileno y el flamenco terminarán la historia como muy buenos amigos, con alitas de angelito y en el territorio de San Pedro, nunca más Dios va a tener que preocuparse por ellos. Mis estrellas y mis felicitaciones. Ignacia
29-06-2004 Ahhh, ¡caramba! Este duo no para de dar sorpresas. Desde los amores apasionados y ardientes, ahora recorro "Las puertas del cielo". Me encantó el humor de Migué y Manuel, el despliege de simpleza, ternura, simpatía y enredos. ¡Buenísimo! shou
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