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-¡Esto no puede continuar así! Estoy desarrollando el proyecto más increíble que el ser humano haya podido imaginar y tú solamente te preocupas de nimiedades. Tu desdén hacia mi es infinito y…
-Cariño, -respondió ella con tranquilidad-, si hubieras leído a Jarnes sabrías que desdeñar, como odiar, son formas de preferir. Yo añado. También despreciar, cielo. Estoy cansada de no poder llegar nunca a fin de mes, de no poder irnos unos días de vacaciones. Lo cierto es que te odio, te desdeño y te desprecio. A ti y a esos estúpidos inventos que nunca sirven para nada. Podrías buscar un trabajo normal. Algo así como conserje nocturno en una residencia de ancianos o reponedor en un supermercado. Pero no. El señor suspendió su examen de licenciatura universitaria porque no estudiaba lo suficiente. El señor tiene demasiadas pretensiones, lograr grandes inventos… Un inútil y un imbécil. Eso es lo que eres. Un soberano imbécil.
No escuchó más. Desde que se casaron su vida había sido un infierno. No podía negar que ella tenía razón, sólo en parte. Algún invento suyo le había proporcionado dinero. ¿Ya no se acordaba de su sleeping lice electrocutor? Un sencillo dispositivo que acoplado a la almohada eliminaba mediante pequeñas descargas los piojos, bichitos tan frecuentes como incómodos parásitos de las cabezas infantiles. El invento fue todo un éxito hasta queuún cretino se le ocurrió utilizarlo para eliminar las ladillas que alguna prostituta le había contagiado. El aparato era válido para unas condiciones determinadas de diámentro del pelo y humedad del mismo. ¿Qué culpa tenía el de que ese tío se hubiera achicharrado los cojones con una descarga eléctrica? Pero eso era ya el pasado. Ahora su invento revolucionaría el mundo. Ya nada volvería a ser igual. Entró en el laboratorio y miró la impresionante máquina que en unos minutos le llevaría a…

-Agente, yo se lo juro. Si, es cierto, discutimos, lo hacemos frecuentemente pero las cosas nunca pasaron de ahí. Él entró en “eso” que él llamaba su laboratorio. No había pasado ni media hora cuando escuché un ruido similar al de una radio mal sintonizada que de pronto se transformó en un estruendo. Entré de inmediato y solamente vi lo mismo que usted está viendo ahora. No toqué nada y les llamé a ustedes.
Un policía de la brigada de homicidios tomaba fotografías y en una pequeña bolsa guardaron todos aquellos elementos que podrían servir de pista. Solamente un dedo exangüe, extrañamente cortado permanecía fuera de ella a la espera de ser examinado por un forense.
El comisario miró nuevamente a la mujer preguntando con la mirada. Ella respondió con un lacónico encogimiento de hombros. No protestó cuando fue detenida ni cuando la Llevaron ante el Supremo acusada de asesinato.

Zajarías Moore, sonrió mientras miraba el lugar donde debería estar el dedo que le faltaba. Su cabeza volvió atrás, justo al día en el que entraba en el laboratorio y ajustaba los últimos parámetros de la máquina que estaba a punto de probar. ¿Dónde iría? Quizás al Egipto faraónico o al instante del nacimiento de Jesucristo. Eso debería esperar. Sería más tarde, en otra ocasión más apropiada. Ahora tenía un trabajo pendiente. Antes de iniciar ese viaje al pasado comprobó que no portaba encima ningún objeto metálico. Previamente había experimentado enviando al futuro, solamente a unos minutos después, moscas, ratones y un pequeño perro que desaparecían como por ensalmo para volver a aparecer en el momento marcado por el reloj de su Time Explorer, nombre con el que había bautizado su último invento. Comprobó que, por alguna razón que no llegaba a comprender, los metales no eran capaces de viajar en el tiempo. En su primer viaje solamente cometió un error. Su anillo de compromiso seguía en su dedo cuando la cuenta atrás comenzó. Al llegar a su destino, quince años atrás comprobó que dedo y anillo no habían viajado con él. El momento elegido fue el instante en el que iba a entregar un examen sin terminar. Su viaje en el tiempo le había dado la ocasión de rectificar y esta vez sí lo completó. Su calificación fue brillante, como brillante fue toda su carrera profesional. El uso de la Time Explorer le había permitido llegar sin dificultad hasta el lugar donde ahora estaba. Recordó la frase: “Desdeñar, como odiar, son formas de preferir. Él prefería la venganza. Con los cuatro dedos de su mano derecha tomó el mazo y golpeó dos veces contra la mesa antes de pronunciar su sentencia: “Este tribunal declara a la acusada culpable de asesinato en primer grado con agravante de desaparición del cadáver…”

Texto agregado el 24-06-2010, y leído por 299 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
07-07-2010 Genial AnitaSol
03-07-2010 Fabuloso cuento!!! Fascinante. Felicitaciones mil!!! alexandra
30-06-2010 1* The-scientist3
29-06-2010 Estupenda historia, me ha parecido muy buena.... y eso también es preferir. Enhorabuena Alejandro_1007
29-06-2010 Muy bueno, con un excelente y merecido final. Me encantó ***** arethusa
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