sáquenmela de aquí. se me tuvo que meter en un descuido. quizá esté revoloteando con mis muertos. jugando a rebanar pescuezos de pomposas señoras. ayúdenme con ella. conoce todo escondite dentro de mí. quizá esté soldando intestinos con vísceras, saqueando albergadas esperanzas, cortando a cizalla los dedos de mis putas pobres. que alguien la convenza para que se vaya. debe de estar con la panza llena tumbada en algún lugar, sonriendo satisfecha, ilusionada por verme a un instante del vacío. que alguien me ayude, las borracheras no la ahogaron, ni aquellos cristales tragados la rozaron apenas. cuando la vi corretear con gráciles saltitos por mis venas, de verdad que intenté cortarle los pies con una cuchilla, pero tan pronto como vio el resplandeciente filo, se alejó ayudada por la corriente de su mayor cómplice: mi corazón