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LOS PAPÉLES DE JESÚS PRADO



Septiembre 13, 2010

Hace tiempo que te fuiste Marina, y todavía te extraño. Desde que te fuiste han pasado muchas cosas, mi fábrica por ejemplo, la que tantos años nos dio de comer, ha cerrado. Algún hombre borracho de locura le vino con ideas al patrón de que las antenas de conejo ya eran cosa del pasado y lo convenció de dejar de hacerlas para dedicarse al negocio de los desechables. Corrieron a mucha gente, a Juan, a Pedro, a Don Chepe, a Carmelita, la morena gordita con ocho hijos que dice Edá por más que le digo Mire Carmelita, no se dice edá, se dice verdad, pero nunca que me escucha, ningún muchacho escucha y por eso todos los niños andan por la calle diciendo edá por aquí y edá por allá y seguro que cuando están todos juntos uno no puede aguantar tanta edá, no se puede soportar, como decía el señor de las cejas alzadas en la película del juicio.
Pues corrieron casi a todos, y aunque el patrón muy amable me invitó a quedarme en la empresa diciéndome Don Jesús, en mis sesenta años en el negocio de las antenas nunca vi a nadie que supervisara tan bien, con tanta precisión y profesionalismo una línea de ensamble, y mire que puedo contarle muchas pero muchas historias, pero yo le dije que desde que te fuiste le perdí el gusto a las historias, menos a las de detectives, esas yo creo que nunca me van a dejar de gustar, porque hay algo en los misterios de los detectives que me encanta, a veces ya sé qué va a pasar al final, o quién es el malo, sobre todo en los que tengo leídos más de una vez, pero no le hace, esas historias sí me gustan y yo creo que me voy a morir abrazado de un libro de detectives o novelita negra (como decimos los conocedores) para leértela y que nos emocionemos juntos cuando nos encontremos.
Entre otras cosas te cuento que Arturo se fue de la casa, y aunque le dije Mira hijo, apenas tienes treinta y cinco años, espérate a que estés lo suficiente grande para enfrentarte al mundo no me hizo caso. Creo que ahora vive en el centro, y que comparte departamento con un muchacho de color negro negro como cochambre. Dice que se llevan muy bien, que duermen juntos y se siente realizado. Un día le pregunté que cómo cabían los dos en una camita tan chiquita (porque el negro está enorme) y me dijo que dormían uno sobre el otro. Antes Arturo me contaba todo, ahora ni se molestó en decirme que había comprado litera.
Pero bueno, hay que dejarlos crecer.

Me voy a tomar mi medicina Marina, te amo y te extraño más que nunca.

Atentamente
Jesús Prado.

PD.
El patrón me ofreció trabajo en el negocio de desechables, pero yo le dije que lo mío son las antenas de conejo, que con una papa y un gancho de ropa yo puedo hacer que una tele en el cerro más feo tenga señal, pero que de desechables no sé nada, que a mi me gustan los vasos de vidrio, y los platos de vidrio, y que mi coca me la tomo de vidrio y en botella verde.


Octubre 01, 2010

Hoy te extraño más Marina. Desde que te fuiste la casa empezó a hacerse vieja y fea como yo. La lluvia despegó la pintura del techo y de vez en vez me caen pedazos cuando miro televisión en la sala. La tele desde que se hizo de color ya no es lo mismo, ya nadie anda en caballo ni canta con mariachis, ahora nada más es atinarle, atinarle al precio, al número ganador, a lo que hay en la maleta, a lo que cien mexicanos dijeron. Ya apenas entiendo lo que pasa en la tele Marina, que si no me gustaba cuando estabas aquí, le perdí todo el gusto ya que te fuiste. Pero si no prendo la tele nadie hace ruido, porque ya no tengo con quien platicar, y así aunque sea le atino a quedarme dormido con la televisión prendida.

Atentamente
Jesús Prado.


Noviembre 18, 2010

Ya hace dos meses que no platico con Arturo, y eso hace que te extrañe más. Últimamente se me olvidan las cosas y eso me ha traído problemas que no recuerdo bien. Lo que sí recuerdo es que en la tele dijeron que tuviéramos mucho cuidado en las celebraciones de la independencia, y que cuidadito por la gente con granadas y matralletas, que no lleváramos a los niños porque le podían pasar cosas malas, y yo fuí y me paré en medio del zócalo pensando que a lo mejor podía llegar más rápido contigo, pero no, todo fue igual que siempre, con un señor diciendo que viva todo y la gente gritando viva pero más despacito que otros años Marina, porque tú faltaste, y yo creo que por eso no prendieron los castillos ni los toritos ni ningún fuego artificial, porque estaban tristes por tí, y que por eso hicieron un espectáculo de luces que me dio mucha flojera para los que no te conocían, pero yo sé que eran bien poquitos, y que también estaban tristes no porque te fuiste, sino porque no pudieron conocerte.

Atentamente
Jesús Prado.

PD.
Creo que eso pasó anteayer, pero no me acuerdo bien.


Diciembre 23, 2010

Hoy vino Arturo a visitarme. Yo creí que venía para ponernos de acuerdo y pasar la nochebuena juntos, porque venía tan feliz que andaba de allá para acá como si se hubiera sacado la lotería y ese tipo de felicidad sólo se tiene cuando llega la navidad o cuando se tiene a alguien como tú Marina. Y fue lo segundo lo que lo tenía tan feliz, y aunque me puse un poquito triste porque Arturo no iba a pasar la navidad conmigo, al mismo tiempo me puse feliz cuando me pidió que le prestara dinero para ir a la capital a casarse y adoptar a un niño. Yo me puse muy feliz Marina, desde el último arroz con mole que me preparaste no había estado tan feliz, y mira que me encanta remojar el arroz en mole y dejar los huesitos del pollo como si un montón de hormiguitas pasaran toda la noche devorando hasta el último pedazo de carne. Lo único malo fue que no pude conocer a su prometida, porque cuando estaba por contarme quién era y dónde la había conocido, el negro con el que vive empezó a tocar como loco el claxon de su carro y a gritarle a Arturo que se apurara. Yo creo que los iba a llevar a la central, aunque no vi ninguna muchacha en el carro. Nunca deberíamos de haberle enseñado a los negros a hablar Marina, ni a tocar el claxon, ni a ponerle Play al estéreo, porque desde entonces no saben hacer otra cosa más que puro ruido, en un árbol comiendo plátanos deberían de estar, entretenidos allá ellos solos mientras las personas conversamos con nuestros parientes en nuestras casas.

Atentamente
Jesús Prado.

PD.
Como no quería que Arturo se pusiera triste, decidí darle el dinero de mis medicinas para que fuera a casarse. Ya me lo pagará con nietos.


Enero 01, 2011

Anoche todos estuvieron de fiesta Marina, y a las doce echaron cohetes y balazos, y contaron hacia atrás para luego desparpajarse en abrazos. Y yo sentado junto al perico, le pregunté qué tenía de nuevo el año, si de haber tantos años nuevos aquello se había vuelto viejo y gastado y cansado como yo. El perico se quedó callado y pensativo, porque sabía que tenía razón.

Atentamente
Jesús Prado


Enero 15, 2010

Perdón por no escribir en navidad, pero últimamente la cabeza me da muchas vueltas. Aunque no recuerdo bien, creo que me la pasé muy triste. Ya sabes cómo me hace daño el frío en los huesos, así que desde muy temprano me encerré con el perico y nos pusimos a armar un rompecabezas, resulta que sí medio rompen las cabezas porque no me di cuenta que me quedé tirado en el suelo ni cómo me hice este chipote que todavía no se me quita. El día veinticinco me desperté con un pedazo del dedo de Dios en el cachete y el perico desaparecido. Rosita la vecina me miraba desde afuera, un poquito pálida pero yo creo que eso es porque no sale de su casa, una buena ida a la playa necesita para dejar de parecer siempre que está asustada. Me quité la pieza del rompecabezas, le fui a abrir y me dio un guiso con esa sonrisa fea que tiene toda su familia, con sus grandes dientes y todavía más grandes encías de la parte de arriba. Cuando Rosita me sonríe siento como si un caballo me pidiera un poquitín de sal y siempre que la veo me da pena no tener nada para echarle a la boca.
Rosita me preguntó si estaba bien y yo le dije que la última vez que estuve bien fue cuando te di un abrazo antes de irnos cada uno a nuestra cama, y tal vez la última vez que te leí un capítulo de alguna novelita, cuando al terminar un párrafo me di cuenta que te habías quedado bien dormida y me paré de puntitas para apagar la luz para luego hacer algo que nunca te dije que hacía y hoy te confieso porque quiero que me sigas conociendo. Me metí al baño y en mi silla de la regadera terminé de leer el capítulo, porque desde que te conocí nunca fui capaz de acostarme sin antes verte dormida, y desde que aprendí a leer jamás dejé un capítulo de novela sin terminar.

Atentamente
Jesús Prado


PD.
A veces me dan ganas de pedirle a Rosita y a toda su familia que cuando vengan a visitarme traigan con ellos una sonrisa mediana, en la que sus labios se estiren pero no alcancen a enseñar los dientes. Pero siempre que los veo me angustio por no tener sal a la mano y me olvido de decirles.

PPD.
El perico volvió al siguiente día, y también unas señoras que me hicieron muchas preguntas sobre mi casa y mi estado de salud y mis parientes cercanos. Yo les dije que estaba bien, que el perico era mío y que el chipote me lo había hecho con un pedazo de un fresco de Miguel Ángel que no estaba en su lugar, y yo sabía que estaba echando mentiras, porque una pintura tan vieja para nada puede estar fresca, ellas de taradas que se lo creen.


Febrero 06, 2011

Ayer vinieron unas señoras muy amables, las invité a entrar y a tomar un café, les dije que mi casita era humilde pero que siempre había Nescafé, y que eso era siempre una buena señal. Una de la señoras se puso a llorar cuando entró a la sala. Yo creí que había sacado el pañuelo para secarse las lágrimas pero no, se lo puso en la boca y en la nariz y no paraba de decir Pobre, vive como animal, Y yo le dije No es una animal, es mi amigo, Pero ya no me contestó, se puso a hablar por teléfono y en un ratito llegó un señor Doctor, me revisó hasta los sobacos, y vio (como yo le dije) que estaba como cuándo te conocí, pero en mi versión triste. Las señoras se pusieron a limpiar y les dije que me dispensaran por las cochinadas del perico, que alguna vez estuvo educado, pero que igual que yo, se volvió medio flojito cuando tú te fuiste. La señora me invitó a su casa y como no habíamos alcanzado a tomarnos el Nescafé yo acepté.
Resultó que su casa no era su casa, sino la de un montón de señoras y señores viejitos. Resulta también que no quería tomarse un café, sino que me quedara a vivir allí con toda esa gente que huele chistoso. Yo le dije que la gente vieja era muy latosa, yo una vez tuve un abuelito que no se cansaba de hablar y divagaba de un modo que le hubiera gustado a cantinflas en esa película de bomberos en la que luego se hacía gendarme o no me acuerdo si eran películas diferentes pero yo no podía abandonar a mi perico, así que en secreto me devolví a la casa.

Atentamente
Jesús Prado

PD.
Lo del Nescafé creo que lo leí en algún lugar, pero qué bien que tenía razón ese señor escritor.

PPD.
Luego de salir de la casa de los viejitos me perdí un tiempo, hasta que un día Rosita me encontró cerca del mercado y se puso a llorar. No sé qué le pasa a la gente que cuando la veo se pone a llorar.


Marzo 04, 2011

Hoy pasó algo muy raro, fui al trabajo y todo estaba diferente. En lugar de una gran antena de conejo en la entrada, me encontré con un gran plato desechable. Más raro fue que quise entrar y un señor uniformado no me dejó. Le dije que tenía más de cuarenta años trabajando ahí, y que si no me creía me metiera en una cueva con una tele una papa y gancho de ropa y yo le sacaba señal porque le sacaba. Pero no me hizo caso y no me dejó entrar. Yo me senté en el parque de enfrente esperando a que llegara el patrón para ayudarme a poner al señor de la entrada en su lugar, pero el patrón no llegó, y se hizo de noche. Y a mi me dio sueño y me quedé a dormir. Y me acordé del montón de veces que nos quedamos acostados en el césped del parque a la hora de comer, y de cómo me devolvía al trabajo con un montón de comezón por el zacate.
Cuando me desperté me encontré a Rosita llorando de nuevo, muy preocupada porque no sabía dónde me había metido yo.

Atentamente
Jesús Prado

PD.
Rosita dice que no sé quién me deja vivir en mi casa porque ella les prometió que me iba a cuidar, así que por favor le avise cuando salga. Lo que sea con no verla llorar a la pobre porque cuando llora, aunque parezca imposible, se ve todavía más fea que cuando sonríe.


Abril 22, 2010

Ayer vinieron un joven flaco y un hombre alto y negro. El flaco estuvo tocando mucho rato la puerta y la ventana. Yo sé que se dio cuenta de que estaba en la casa, porque empezó a gritar mi nombre, y a decirme papá, y me rogaba que saliera a conocer a mi nieto mientras levantaba a una criaturita que me saludaba. Pero yo ya conozco las mañas de los rateros, lo ven a uno solo y viejo y se quieren aprovechar para quitarme todo lo que he reunido con tantos años de trabajo. Además no podía ser mi nieto, porque la criatura tenía ojos de chinito y la mamá no se veía por ningún lado. Como sea, me fuí a la cocina y puse agua a hervir, y le avisé al majadero ese que si no se iba los iba a bañar a él, a su esclavo y al enano chino con agua hirviendo. El flaco se puso a llorar luego de que lo amenacé. Mejor se hubiera puesto a buscar un trabajo decente en lugar de ponerse a llorar como mujer.

Atentamente
Jesús Prado



Abril 23, 2010

Rosita me dijo que Arturo vino a buscarme la otra vez. Se me hace raro, porque yo he estado encerrado en la casa todos los días todo el mes y no me acuerdo de nadie que haya tocado.
Últimamente todos los días me parecen iguales. Sé que me levanto, le doy de comer al perico y luego me voy a dormir, sé que el techo se cae a pedacitos y que siempre hay que atinarle a algo en la tele y esto se viene repitiendo día tras días tras día. Siento que me falta algo importante, pero no estoy seguro de qué.

Atentamente
Jesús Prado


Mayo 10, 2010

Hoy fui al trabajo. Me encontré con que ya no trabajo ahí, que desde hace mucho tiempo se dedican a hacer desechables. Yo le pregunté al señor de la entrada, que se veia un poquito molesto, que si sabía entonces dónde trabajaba yo. Me miró feo y refunfuñó no sé qué, luego miró un collar que yo no recordaba tener y me dijo que me esperara sentadito y sin hacer ruido.
Luego de un ratito llegó Rosita, la vecina que tiene los dientes de arriba bien salidos y que cuando sonríe anuncia muchas cosas feas. Rosita lloraba. Le dije al señor de la entrada que yo lo que quería era hablar con el patrón para saber a dónde habían movido la fábrica de antenas, que lo último que quería era andar de paño de lágrimas de vecinas chismosas, que además Rosita y toda su familia tenían el don especial de darme miedo cuando sonreían y cuando lloraban. Rosito lloró todavía más fuerte y me hizo sentir un poquito mal por asincerarme, así que le dije que la llevaba a su casa pero que no llorara, y que si me prometía no sonreír hasta le invitaba una nieve.

PD.
Cuando llegamos a la casa Rosita me dio una libreta y una pluma. Me dijo que siempre me veia escribir y que le parecía que aquello me hacía muy bien. Se me hizo raro, porque yo para lo que soy bueno es para leer novelas de detectives, apenas puedo escribir un poquito pero me aburro bien rápido. Vi la libreta y vi un montón de cartas que alguien le había escrito a una señora que se oye muy buena gente, y que lloriqueaba por un perico. A mi no me gustan los pericos, porque son traicioneros siempre, o se van volando o te picotean los dedos pero siempre encuentran el modo de traicionarte. A mi me gustan los perros, yo creo que me voy a comprar uno ya que me llegue mi pensión.

PDD.
Apenas entiendo la letra fea del tal Jesús Prado y lo que leo se me olvida apenas cierro la libreta, pero el pobre de Jesús tenía una vida muy muy triste. Se siente muy especial por un trabajo que tenía, pero cualquiera puede darle señal a una tele con una papa y un gancho de ropa, eso se aprende desde niño. Lo que sí que qué pena el pobre hombre, tan negado a ver las cosas como son, tan ciego como el que más el pobre. Y aunque me da pena de la noble, me siento un poquito identificado, será que pronto voy a andar igual de perdido que el tal Jesús Prado.

PDDD.
No sé bien porqué me puse a escribir como si fuera una carta, pero se ve bonito iniciar con la fecha y terminar con el nombre. Lo único que me gustaría es tener a alguien a quién escribirle para que todo lo que escribo no se sienta tan sin chiste y tan vacío, para poner siempre al final algo bonito para que esa persona terminara de leer con un suspiro y una sonrisa chiquita. Pero bueno, con tal que no llore Rosita yo escribo lo que sea.

Atentamente

Texto agregado el 20-03-2011, y leído por 238 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
12-04-2011 Hace rato que no te leía. Me gustó como solía hacerlo al leerte. Un saludo. Aristidemo
20-03-2011 Buenisimo...me entretuvo de principio a fin...Excelenre ************* atayo
 
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