La cubeta



En la cubeta en la que el rancho caldoso, de color cetrino y de apariencia, a todas luces inapetente, hube de arrojar mi último aliento, mi aberrante desgana y mi falta de decoro, habiendo llegado ya a ese momento en el que el aprecio por los colores se desconoce.

Y entre la leña que mantenía frío el condumio, por estar apagada, escondí un pergamino en el que se encontraba, sin firmar, con letra empujada, y olor a pino caído, un conjuro que, en una envestida de los tiempos, diseñé con el deseo de que, con el fuego ajeno, pudiese convertirse en un aviso de navegantes.


Aguadulce, febrero de 2012
José María De Benito