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A mi amada y friolenta Esposa


…Fue entonces, que el psicólogo de operaciones y agente especial Nate Getz, tuvo una corazonada.


Llevaba horas observando por el vidrio espejado de la sala de interrogatorios al principal sospechoso de la desaparición de Marie Marquis. El detenido, Gus Ford, que no era otro que el marido de la desaparecida, estaba particularmente incómodo, traspiraba profusamente, su camisa estaba empapada a pesar de que la temperatura del cuarto estaba mantenida en unos confortables 24°C.
Los padres de Marie habían denunciado la ausencia de su hija, llamaba la atención que no lo hubiera hecho su propio marido, sobre todo cuando hacia ya dos días que Marie no se reportaba en su trabajo.
Gus Ford solo se limitó a levantar los hombros y decir enigmáticamente:
- Seguramente habrá buscado climas más cálidos.
No existían pruebas en contra del Señor Ford salvo que era la última persona que había visto con vida a Marie hacia ya casi una semana.
Los datos aportados por el agente Hanna y el operador técnico Eric no habían arrojado nada. La casa de los Ford estaba limpia, Marie aparentemente había abandonado el hogar sin dejar ninguna evidencia.
Eric había navegado por todos los datos de los Ford y había establecido que las finanzas y los gastos familiares no aportaban nada fuera de lo común, cuentas bancarias, compras, tarjetas de crédito, deudas, todo parecía normal. Salvo quizás un excesivo consumo histórico en gas. Las facturas de dicho servicio superaban holgadamente la media de los hogares similares para la misma época.
El agente especial Sam Hanna, fue quien busco en su casa al Señor Ford para solicitarle que lo acompañara a la agencia para interrogarlo.
- ¿Acaso soy sospechoso? – pregunto Gus.
- Técnicamente no Sr. Ford, solo necesitamos su colaboración para establecer el paradero de su esposa.
Sam luego le diría a Nate que le llamó la atención, que las plantas tropicales en la casa de los Ford estaban marchitas y que la temperatura ambiente era particularmente fría.

- ¿Eric, por favor, dime si actualmente los consumos de gas de los Ford se mantienen en sus niveles habituales? – pregunto Nate
Eric frente al panel de computadoras respondió sonriente:
- Nate, no puedo hacer milagros, los medidores tanto de electricidad como de gas no están conectados “online” a los sistemas. ¿Porque no le pedimos al agente Cullen que obtenga los datos actuales en el domicilio mientras busco los últimos registros de lectura en la empresa de gas?
Quince minutos después G. Cullen llamaba desde el móvil.
- Nate, el medidor de gas no indica movimiento alguno, es algo llamativo ya que estamos en pleno invierno.
- OK G, gracias…
- ah, y ¿Nate?
- si G
- En cambio el medidor de electricidad gira como un plato volador.
- Gracias G, creo que lo tengo…por favor busca la causa de semejante consumo
- Nate, Sam ya revisó la casa…
- Si G, y dijo que estaba fría…! Búscala!


Nate se dirigió a Eric y le pidió:
- ¿Eric?, podrías subir un par de grados la temperatura de la sala de interrogatorios?
Eric asintió desconcertado.
Nate entró a la sala con un té caliente en la mano.
- Pensé que necesitaría algo caliente, dijo Nate.
Gus Ford miró la taza de té con enorme desagrado y le dijo:
- ¡esta loco!, ¿con este calor? ¡necesito algo fresco!
- ¿Tiene un problema con la temperatura Sr. Ford?
- ¡No me venga con esas!
- ¿Con que Sr. Ford?
- Mi intolerancia al calor… ¿no han pensado que quizás Uds. son intolerantes al frió?
- ¿Uds.?
- ¡Si Uds., todos!
- Quienes Sr. Ford, ¿Su esposa quizás?
Ford enmudeció, su frente perlada por el sudor se arrugo en una mueca de dolor. El psicólogo guardo silencio… era solo cuestión de minutos… enseguida Ford suspiró profundamente, inclinó la cabeza y empezó a hablar.

- No nos dimos cuenta hasta después de varios años de casados.
Al principio solo nos reíamos de las circunstancias, Marie era friolenta y yo en cambio sufría el calor.
Dormir juntos en nuestra cama era todo un problema, yo me destapaba y tiraba las frazadas y ella rezongaba y se acurrucaba bajo las mantas en un rincón.
Después comenzó la guerra por el control de la temperatura de las habitaciones y la casa. Ella encendía los calefactores y yo los apagaba, ella cerraba las ventanas y yo las abría. En verano ocurría al revés y en vez de los calefactores el objeto de guerra era el equipo de aire acondicionado, normalmente yo siempre terminaba perdiendo.
Cada uno tenia su temporada, el invierno era la mía el verano la de ella. Volver a casa del trabajo todos los días era una pesadilla y los fines de semana un infierno.
Se que puede sonar superficial pero viajar en nuestro auto se tornó imposible, ventanas abiertas en invierno y verano, el control de temperatura del mismo se rompió muchas veces de tanto forcejeo.
Las vacaciones eran imposibles, el mar o la montaña, el invierno o el verano, el calor o el frío, nunca nos poníamos de acuerdo por eso nunca salíamos.
Recuerdo que la última vez que salimos a caminar ella tiritaba bajo su abrigo mientras yo traspiraba mi remera de manga corta. No se que nos mantenía juntos, se que al principio era amor pero después… no lo sé, el sufrimiento, la incomodidad, la culpa, ya no podíamos estar juntos…hasta que la semana pasada me harté…
- ¡Nate, puedes venir un momento! – la voz de Cullen se escucho imperativa a través del intercomunicador.
Nate observo a Ford derrumbado sobre la mesa y hasta sintió una pizca de lástima por el hombre.
- Discúlpeme Sr Ford, vuelvo enseguida...

Afuera G. Cullen esperaba junto a Eric
- ¿Encontraste la causa del consumo eléctrico G?.
- Mejor que eso Nate, Encontramos a Marie, aún esta viva.
- ¿Cómo?
- Eric me sugirió usar un detector térmico infrarrojo
- ¿Y?
- Existía un sótano disimulado bajo del Garaje de los Ford… cuando bajé quedé sofocado por el calor y deslumbrado. Más de veinte lámparas ultravioletas de las que se usan para broncear pendían del techo. Marie estaba en el piso, su cuerpo semidesnudo con quemaduras de segundo grado y casi deshidratada. Apenas podía hablar. Ya está en el hospital, el pronóstico es optimista, tiene buenas posibilidades de recuperarse.
- Entonces Ford es nuestro hombre, tenemos un secuestro e intento de asesinato.
- No estaría tan seguro de eso Nate.
- ¿Que dices?
- Que no creo que Marie presente cargos.
- ¿Cómo?
- Cuando llegue a rescatarla, apagué inmediatamente las luces y ella sollozando me gritó:
- ¿Que hace? ¡préndalas de vuelta, me estoy helando!.- y luego continuó. -¿Como esta Gus?... si lo ve por favor dígale que lo amo.

Nate se volvió a la ventana y vio al Sr Ford sentado en la sala.
Ford miro al espejo pero sus ojos se encontraron con los del psicólogo… entonces Gus Ford le sonrió.





























Mi reconocimiento a los personajes de la Serie de TV “NCIS Los Ángeles” Ellos fueron la inspiración que necesitaba para ambientar esta historia.

Texto agregado el 29-02-2012, y leído por 347 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
06-04-2012 Muy bueno. Tuvo suerte debe tener quemaduras difíciles. filiberto
30-03-2012 Un placer darme la oportunidad de dar un paseo en la vereda de tus letras, Felicitaciones. esclavo_moderno
08-03-2012 Misterio y temperaturas, ojala sean solo esas las diferencias que acosen a los esposos, eamorados o parejas ja ja! efelisa
07-03-2012 Buen cuento, mucha intriga, todo un puzzle policial, y lo más lindo. El gran vencedor de todas las batallas...El amor******** pithusa
05-03-2012 Para enfriarse;el hielo.Para calentarse;el alcohol...Una mezcla interesante...O no? Tenme paciencia. Con afecto. pantera1
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