Se descascara la intención, ya no quedan preguntas que encolericen al alma, todas fueron hechas. Y las respuestas sobrenadan encima de la mesa. Una bestial trama de insomnes razones, nos alejan, hasta decir basta. Romper algo, invadir un espacio. Necesidades extremas. No soltar ni una sílaba, mirar hacia otro lado, sentir que el tiempo lastima mientras transcurre. Se siente lo áspero de las presencias. Por nuestros ojos brota un llanto silencioso, limpia algo la idea que flota en nuestros contornos. Al fin nos miramos a los ojos, son profundos, son nuevos, con toda la antigua trayectoria de los destinos elegidos. Nos damos cuenta de que nos amamos, y decidimos perdonarnos.