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Cuento compartido A-- Equipo femenino

inicio : *Ninive
desarrollo** godiva
desarrollo*** silvimar
final****divinaluna

TITERES del DESTINO

*Teddy yo nos conocíamos desde la infancia. Él era muy tímido, hijo único y completamente sometido a la voluntad de la madre quien no dejaba pasar la oportunidad de "reprocharle" de casi haberla hecho morir durante el parto.
Esa culpa involuntaria parecía aparecer siempre en cada contacto de Teddy con su madre.
A la muerte del padre ella le impuso seguir dirigiendo el negocio de cuerdas y pinturas y no pudo seguir estudiando como yo.

Cierto día , yo ya estaba terminando mi carrera de psicología, Teddy me llevó a su habitación, estaba animado, me empujó hacia la ventana y me señaló la casa de enfrente. Vi encuadrada en el marco de la ventana la figura de una joven robusta, peinada con una única larga trenza cerrada con un moño rojo que parecía hablar sola, bailar, cantar, gesticular, moverse con los brazos en alto ...

Teddy me dijo que él pensaba que debía estar loca, la veía hacer eso todas las noches,yo le hubiera dado la razón,pero dije que más me parecía una bailarina que ensayaba...

Los dos nos equivocamos, supimos qué hacía la muchacha un dia cuando volvíamos a nuestras casas y la joven de la trenza pasó cerca nuestro con un paquete enorme que se le deslizó de las manos y cayó con estrépito a nuestros pies....
**
Se desparramaron por el piso gran cantidad de objetos extraños; uno de ellos un gran espejo que se hizo trizas del cual solo quedó un marco antiguo y dorado. Yo me dispuse a recoger las pertenencias de la jovencita, mientras Teddy, embobado por su belleza, permanecía mudo y sin saber qué hacer. No necesité mis conocimientos de psicólogo para saber que el pobre estaba perdidamente enamorado.
Ella reaccionó enseguida y se apresuró a guardar un anillo, algunas piedras de colores vistosos, un pañuelo manchado de sangre, y una diminuta tanga rosada. Un pequeño frasco de esencias permanecía intacto junto a la caja. Lo tomé con delicadeza, y al entregárselo, nuestras miradas se cruzaron durante un instante. Recuerdo que perdí la noción del tiempo, me olvidé de mi amigo, y me sumergí en aquellos ojos verdes y enigmáticos, con gran ansiedad.
No sé cuánto tiempo pasó. Teddy me tocó el hombro, y me pareció escuchar que ella nos invitaba a su casa. Decía que estaba muy agradecida por nuestra ayuda. El resto de su parloteo, sinceramente, se borró de mi memoria.

La acompañamos, solícitos, y apenas traspusimos la puerta, notamos detalles bastante peculiares en la decoración de aquel hogar. Varias figuras de cera estaban esparcidas por los rincones, algunas túnicas colgaban de percheros de color rojo, y un penetrante aroma a incienso dominaba el lugar. Teddy seguía sin pronunciar palabra, como en estado de shock. Yo tuve la rara sensación de que la casa era un gran útero húmedo y oscuro, que nos recibía. Me imaginé participando en rituales desconocidos… Reconozco que la idea me entusiasmaba…

Desde el patio, llegaba un olor espeso de plantas y raíces podridas. Sentí que me faltaba el aire. En ese momento sonó el celular de mi amigo. Era su madre. Por primera vez, desde que yo lo conocía, Teddy lo apagó.
***

El teléfono insistía con su llamada, si Eddy lo había apagado, la mujer le dijo que atendiera que no le molestaba.
--Hola mamá, llámame después que estoy ocupado.
--No soy tu mamá, ¿No reconoces mi voz? Soy la mujer que se suicidó porque vos me dejaste por hacerle caso a tu mamá Lanzó una gran carcajada y Teddy, asustado, tiró el celular al suelo.

Le pregunté por qué y pálido como el mármol me susurró lo que había escuchado. Yo pensé que el estaba sugestionado por todos esos olores extraños.

Nuestra vescina nos invitó a tomar asiento y dijo que nos iba a convidar con un té. Nosotros asustados y al mismo tiempo subyugados por la penetrante mirada y su sensualidad nosnegamos sin mucha convicción, que otro día volveríamos.
Sonriente nos despidió en la puerta del jardín, nos saludó eufórica y nos pidió que volviéramos sin falta, que ella siempre estaba a menudo en su casa porque se dedicaba a hacer trabajos artesanales y dulces caseros. Agregó que también nos podría recomendar alguna hierba curativa. Nos dio un beso cuando nos despedimos. Yo sentí un calor extraño en la mejilla que se propagó por todo mi cuerpo. Era una sensación muy placentera. Teddy parecía compartir mi estado de ánimo.
En la puerta de su casa lo esperaba la madre con los brazos en ancas y aire enojado. Teddy había abandonado el negocio por dos horas.

Mi amigo ,para mi sorpresa, entró silbando en la casa como si la madre no existiera. Se diría que su vida hubiera dado un giro después de conocer a “ella”, la madre gritaba y le reprochaba lo mismo de siempre pero sus palabras resbalaban por sus oídos . Ya no le importaban sus reproches.

No podía dejar de pensar en todo lo que había pasado en esa casa,me interesaba el personaje, su personalidad arrolladora y su poder de seducción. Mi voluntad era más firme que la de mi amigo pero de todas maneras algo me advertía que debía andar con cuidado.

A los dos días me llamó Teddy . Quería ir a ver a la vecina pero no se animaba a ir solo, le dije que lo acompañaría, era mi oportunidad para estudiar ese carácter singular y además aquel beso..me había dejado encantado.

En el arco de la puerta thabía unas campanas para llamar. Ella acudió al llamado de inmediato, nos hizo pasar . Parecía muy complacida. Se presentó, se llamaba Elodia, pero la podíamos llamar Eli.

Nos hizo sentar en lunos sillones de terciopelo morado que eran realmente cómodos y relajantes, vestía una especie de peplo de color rosa orquídea con volados de tul que bordeaba su escote y sus hombros. Al caminar, el brillo del vestido marcaba sus curvas. Me impresionó el color de sus uñas de color azul y una pulsera dorada con signos extraños en forma de víboras y dos cabezas que se entrelazaban. Sus movimientos eran lentos y armoniosos, los labios de color púrpura la hacían encantadora, no parecía la misma habían conocido en la calle. No llevaba los cabellos recogidos en una trenza sino que su cabellera rubia caía libre y le llegaba hasta la cintura.

Nosotros nos quedamos como enmudecidos. Contemplamos la sala. Había muchos trabajos artesanales, figuras en tamaño real de hombres de cera, envases con distintos contenidos, muñecos de trapo finamente pintados... De pronto un gato negro vino a restregarse en nuestras piernas. Ella lo alejó y se fue seguida por el gato para preparar el té.
Regresó con una bandeja negra con una tetera humeante y dos tazas con dibujos dorados, todo muy refinado, no sabíamos qué decirle...Se sentó a nuestro lado y solo veíamos que movía los labios. pero, no entendíamos que decía, todo se nublaba mientras tomábamos el té con sabor a menta y a otras cosas que le daban un sabor peculiar, mi amigo cayó desplomado y yo apenas podía ponerme en pié- Ella sonreía, brillaban sus dientes blanquísimos. Ese resplandor es lo último que recuerdo.

****
Caí en una nebulosa, no podía distinguir mis manos ni el resto de los objetos que me rodeaban, tenía el cuerpo agarrotado, mis músculos no obedecían a mi voluntad. Comprendí que lo que dificultaba mis movimientos eran las ataduras de mis pies y mis manos que me sujetaban a una mesa de metal. Llegué con esfuerzo a recordar la llegada a la casa de Elodia. Recordé el inmediato efecto del té... ¿Y Teddy? ¿Dónde estaba mi amigo?
Torcí y retorcí mi cuerpo con movimientos convulsivos para soltarme de las ataduras. Las cuerdas cedieron. Mi piel quedó lacerada por el roce. Las lágrimas me cegaban estaba muy cansado pero en un último esfuerzo logré incorporarme y escapar de la habitación que en realidad era un quirófano muy bien equipado.
Mi mente volvió hacia atrás. Recordé el destello de la sonrisa de la mujer- recordé la caída de Teddy...
Tuve miedo.Sentía que esa mujer era, cruel y fría un ser sin conciencia, sin embargo disimulé mi aflicción y traté de ayudar a mi amigo que no respondía, parecía muertoTenía los ojos desmesuradamente abiertos y su piel comenzaba a enfriarse. Grité con todas mis fuerzas -Teddy…Teddy..Teddy!-
Elodia me sujetó por un brazo al tiempo que decía que Teddy era un flojo y un hombre reprimido, que ésta sería la experiencia más liberadora de su vida.
Quise golpearla pero ésta tenía una fuerza tan descomunal, que me desorientó y se abalanzó sobre mí. En eso sentí un piquete en el cuello. Me sumergí en la nada, hasta que mi mente se liberó del narcótico en el quirófano y pude recordar cada detalle.
¡Tenía que encontrar a Teddy! Recorrí la casa que bajo la luz crepuscular, parecía aún más aterradora, las figuras de cera, el extraño olor de los inciensos creaban una atmósfera opresiva de gran perversidad, sobre las repisas atiborradas de objetos extraños, las criaturas de trapo con botones extraños cosidos a sus cabezas me estremecían con su aspecto de seres condenados. Quise huir de allí, pero me mantuve firme en la decisión de hallar a Teddy. De repente encontré las escaleras que conducían a la sala principal.
Bajé tratando de evitar el crujir de los escalones deteriorados.
Escuché voces al llegar al descansillo y estirando la cabeza pude ver a dos personas sentadas de espaldas a mí. Parecían conversar animadamente.
-¡Teddy…Teddy! – grité sin pensarlo más y salí de mi escondite.
Me lancé sobre Teddy que permanecía rígido en su asiento, mientras la mirada malévola de Elodia
me seguía con ojos escrutadores y crueles.
Mi amigo querido, era un muñeco de cera vestido con la ropa con que había llegado, sus ojos de botones miraban sin ver la desolación y el terror que brotaban de mis propios ojos anegados en llanto.
Elodia comenzó a reír con lentas carcajadas que fueron in crescendo a medida que yo me precipitaba hacia la puerta . Me lanzó una de sus agujas paralizantes pero esta vez no dio en el blanco y huí de esa casa del terror. La policía no me creyó, cuando les conté lo sucedido. Les di la dirección de Elodia, pero comprendí que desestimaban la denuncia. Me a consejaron descansar. Seguramente habrán pensado que mi trabajo de psiquiatra, Había alterado mi mente.
Me dirigí desolado a casa , pensaba en mi pobre y querido Teddy. Recordé que tenía su telefonito, marqué el número de la madre y para mi horror me contestó la voz inconfundible de Elodia.

FIN

Texto agregado el 30-09-2012, y leído por 242 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
04-10-2012 BELLIISISISIMO..ME DELEITE CON SU LECTURA... CIEN PALOMITAS AL VIENTO PARA TODAS..MUY BUEN TRABAJO isita_paloma
 
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