AMORES PERROS ...
SU AUTOR ESCAPÓ, NO PUDO MANTENER TIEMPOS VERBALES COHERENTES...

(Narrativa breve)
Por: Daniel O. Jobbel.-

A quién corresponda, y a quién le quepa el sayo, que se lo ponga….
La poesía es como la violencia, no se corrige, no puedes cambiar el viaje de una puñalada...

Adictos al erario público, Profesionales algunos, Inútiles otros de la bocanada y la caligrafía, ocupando cargos extremadamente sensibles, ocasionando torpes y alunados errores. Favor de Botarlos.

Las implicaciones de los poderosos, ricos y famosos en delitos que ultrajan al pueblo argentino puso al descubierto y sin ningún pudor ni respeto cifras impensables para el ciudadano común, el que todos los días emprende como puede y sabe la tarea de ganarse la vida dignamente, aunque muchas veces por sueldos indignos.

Los señores contribuyentes hartos de tanta ineptitud e incapacidad, se reservan el derecho a los pretextos.

No alcanzan los alógrafos y algunos fomenas para mancillarlos.

Millones de pesos, euros, dólares, autos, propiedades, empresas en paraísos fiscales, hicieron desfilar sus carrozas de oro y mugre por los televisores, las radios y medios gráficos de todo el país. Los famosos consortes de la alegría.

Y el país, absorto, ya casi sin reacción, todavía herido por la muerte de tantos sepultados en el agua sucia de los que gobiernan con impunidad absoluta, la de siempre, la que no encarcela a nadie por más delincuente que sea, total está la lluvia para echarle la culpa.

Entonces, con una cursiva quisiera, solo con una cursiva en una estilográfica…
A modo de cuchara, quisiera revolver el misterio, endulzar la hiel. Sacarles los ojos a los mercachifles del opio.

Darles un punto y aparte a los chupatintas, y atragantar a los neófitos alacranes. A los cocodrilos embusteros, a los ministros del miedo, a los edecanes del Luminagro. (Léase los que viven en un termo).

El paísito en la calle caceroleando y gritando su desacuerdo y su disgusto por el gobierno. Y la atroz respuesta del silencio, ni una sola palabra ante tanto clamor.

Nos están matando a "silenciazos", nos están obviando cuando se toman decisiones trascendentales, nos están mostrando todo lo pobre e impotentes que somos frente a la opulencia lujuriosa de los poderosos.

Poner el punto y coma, a los jerarcas de aprendiz. Sacar fuera de juego al elefante terco enmohecido, empresario fiel del alcaloide, sin romper una sola regla. Blanqueando a los mequetrefes que saquean y aplastan sueños a medianoche.

Al asesino de misceláneas, fornido y de edad menor e indefinible. A cuyo paso la gente se abre como ante un río incontenible.
El delincuente pasa a nuestro lado con una veintidos oxidada, haciendo moto cross y riéndose de su patraña.

Nadie los pone en su lugar. Nosotros los comunes desechamos al puerco desentendido.

Quizás sea ese banquero del defalco de la misma misiadura quién mata de hambre a tantos otros. Fría realidad, ojo de mosca blanca.

Nos están acostumbrando a que ser pobres en un país rico es dogma y ley, tradición y presente. Me resisto a aceptar que un mequetrefe de la nada hable de sus millones sin decir de dónde salieron y que yo y cualquier lector común de esta carta nos desvelemos por llegar milagrosamente a fin de mes sin endeudarnos.

Solo con una negrita en texto quisiera, solo con una negrita entrarle: Aquel mandamás tan llegador y tan sin pueblo detrás. Decirles nunca beneficiaron con la verborea...

Al especulador bufoso, arrogante mediocre en su tarea, al que no dá pelea, de luchar codo a codo por un ideal. Al San acomodo, y los San bernardos de la televisión, grandes popes de la bufonería barata.

Y el San privilegio de jubilaciones escrachables. A los desechables, que no sirven para nada. Y la Santa represión de los ahogados. Solicito: Menos fiestas, menos fuegos artificiales, menos panfletos y propaganda...

Solo con un texto subrayado:
Agnóstica es mi respuesta, a los agoreros de la democracia que se llenan de orín en los ministerios…

Me resisto a que a esta gentuza se le dé prensa y entidad para mostrarlos y vender un programa y no para condenarlos definitiva y magistralmente. Es claro y notorio que están todos afuera y no son los pibes chorros, ni se los incluye entre los que atentan contra la seguridad, la integridad y los derechos humanos.

Deberían intentar suerte en la profesión que, años idos, eligieron para sustentar sus vidas en sociedad. Cada lechón en su teta es la manera de mamar. A veces es preferible cerrar la boca y parecer idiota, Que hablar de más y despejar las dudas.

Como dicen ustedes ¿Qué quieres que haga? ¿Dígame usted comisario que deja de hacer la gorda con el bufón del alcalóide? ¿Dígame como erradicar los kioscos del paco? Sacarles los ojos sería poco.

Pobre señor prestidigitador de la política. No hay nadie que ya lo aguante, ¡aflojen, ya nos dimos cuenta! Los sapos suelen aparecer en los cuadros del Bosco como signo negativo del mal concretado, cuando los sapos bailen flamenco frecuentemente en la herejía, será tarde para desenchufarnos...

Y usted jerarca de aprendiz, solo con una cuchara. Revuelva y bata, vaya aprendiz. Que el mejor amor es el que nunca te abandona...

El que te persigue por la noche con delirio, el que en lugar de hacerte perder la razón, te hace aprender cosas, el que llora si tú lloras... Y proyecta una risa si tú ríes. No reniegues aprendiz…

Ahora sí, los dos puntos: Apretemos los puños. Porque es nuestra pelea, sobreviviendo, la simple pelea de los comunes. Los que estamos en medio y pagamos las exequias de todos los muertos, sin caer del balcón.

Los que no nos llega los derechos humanos, ni la banda presidencial. Vamos a ganar la paz en la ciudadela. La gente ya se cansó de golpear cacerolas. Se pide: coherencia, seguridad, solvencia y menos arrogancia…

Ahora, a batir el dulce escarnio para que se cueza y se mezcle con ese amor descafeinado en bares desentendidos de la nada.

Por eso, mientras busco diferentes títulos para esta narrativa, hay uno que surje de mi indignación y mi impotencia, y aunque me duela escribirlo, vuelve continuamente con una misma sensación, un solo pensamiento: dan asco. ¡Fito Paez dame la razón!!

Se ríen los trovadores en el patio de las tabernas. No esperen algo del combate muchachos, solo ganas...-