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Gatos

Uno

Si alguien ve que un gato le mira fijo cuando pasa, eso es raro. Y si un gato se atraviesa de izquierda a derecha asusta, ¡lógico! Pero si después se cruza de derecha a izquierda y se disculpa, ya no asusta, ¡se entra en pánico!

Daniela pensó que había sido alguna broma de su imaginación, así es que controló su respiración y trató de bloquear el recuerdo del gato negro parlanchín, mientras repetía en su cabeza que los gatos sólo maullaban. No volvería a pasar por esa calle, asunto arreglado, tendría que dar una vuelta harto más larga para llegar a la biblioteca donde trabajaba.

Le gustaba su trabajo, hacía seis meses que se encargaba del aseo, limpiaba los libros, limpiaba los pasillos, se subía a las escaleras, limpiaba los estantes, acomodaba los libros, recibía los libros nuevos y los ubicaba en el lugar al que habían sido destinados, era para Daniela el trabajo mas estupendo que podía tener una persona y le pagaban bien. La gente en general no soporta mucho el polvo, ni la altura de las escaleras, la mayoría se quejaría de alergia o de vértigos, a ella le encantaba ese trabajo, amaba los libros, le gustaba que quedaran limpios, ordenados, en sus respectivos estantes, pero por sobre todo, le gustaba leerlos.

La señora Mariana ya estaba en su puesto cuando Daniela llegó, le dieron ganas de comentarle lo que le había pasado, pero supuso por su cara algo agria, que no estaba para historias raras, así es que se concentró en sus labores y terminó por olvidar completamente el episodio.

Le gustaba tanto esta biblioteca, por la luz, por la forma de rombo del edificio, con ventanales hasta el techo que atrapaban la luz natural sobre las mesas de trabajo de los visitantes, las estanterías siempre estaban iluminadas, a cualquier hora, sin embargo a pesar del sol que entraba por todos lados, las salas de trabajo eran frescas, hermosas, de colores suaves que invitan a pensar y a estudiar, no era la más importante pero si una de las más completas de la ciudad, por lo que siempre había mucha gente entrando y saliendo, realmente le encantaba esta biblioteca.

Daniela estudiaba literatura en la universidad, estaba en el segundo semestre, por lo tanto cuando su amigo Ramiro le habló de este trabajo, se presentó de inmediato. La señora Mariana resultó ser una jefa muy comprensiva, tenía aspecto huraño, pero en realidad era sólo una máscara para defenderse quizás de alguna pena antigua. Le arregló su horario de trabajo para que pudiera asistir a sus clases a la U sin descuidar ninguna de sus tareas.


Dos

Valeria era una gata mimada, blanca como la leche, con un pequeño lunar negro en la frente, ella sabía que eso la hacía más bella. Se crió entre cojines y estaba acostumbrada bañarse una vez por semana, le encantaba la hora de su cepillado diario, comía poco, solo lo necesario, en realidad no sabía lo que era tener hambre. Sus amigos del barrio la envidiaban, Valeria no vivía encerrada como podría parecer, al contrario, tenía la libertad de cualquiera de sus amistades, pero a ella lo que más le gustaba era tenderse en la terraza del segundo piso en su cojín favorito y esperar la visita de sus pretendientes, que por su puesto eran muchos. Ella se dejaba mimar por todos, pero nunca aceptaba a alguno. Sus amigas no la entendían, una gata correcta a su edad ya debería estar en la segunda camada, pero a Valeria no parecía importarle. No le atraían para nada estos gatos, los encontraba algo cargantes, solo le gustaba coquetear un rato con ellos, pero pronto le aburrían sus ronroneos.

Valeria había tenido un sueño, en él veía un gato negro, de mirada profunda, su pelaje brillaba, estaba oscuro, era de noche, iluminado por la luna, erguida su cola sobre un árbol añoso, ella había querido acercarse y hablarle pero ese gato la había puesto tan temblorosa que sólo había logrado dejar escapar un gemido. Aún ahora al recordar el sueño, se le inquietaba el corazón y suspiraba. Quizás por eso no se enamoraba. Su amiga Any, que la había adoptado cuando llegó la hora de separarse de sus hermanos y de su mamá, parecía entenderla siempre, cuando ella se ponía así de triste la acurrucaba más que en otras ocasiones.

Tres

Ramiro estaba por finalizar sus estudios en la U, estudiaba literatura, sus padres se habían atacado cuando les dijo que esa era su opción, ellos esperaban un médico o quizás un abogado, su hijo siempre había sido brillante en el colegio, pero parece que tenían que conformarse, Ramiro ya estaba por terminar y daba clases de ayudantía en la misma universidad, por lo que hacía rato que se había independizado bastante de sus padres. Este día Ramiro sentía que era muy especial, sin saber que sin duda sería muy especial, más de lo que él esperaba. Daniela y él cumplían dos meses de “andar” juntos, pero él ya no estaba para esas cosas y quería invitarla a salir y pedirle pololeo, así es que como terminó su última clase, se dirigió a la biblioteca a buscarla.

Salió de la estación del metro, y caminó por el medio de la calle como era su costumbre, pues esta no era muy transitada, sintió algo extraño en su espalda, como si alguien lo observara, se dio vuelta pero solo vio un par de gatos sentados en un saliente de un ventanal, bueno los gatos si lo miraban, pero Ramiro no lo tomó en cuenta, siguió caminando pero al dar vuelta la esquina seguía con la sensación rara de ser observado. Entonces se dio cuenta que los dos gatos, callejeros y grises caminaban detrás de él.

Cuatro

Daniela terminó su día laboral, a las siete de la tarde, le encantaba el horario de los jueves porque, sus clases terminaban temprano por lo que también salía del trabajo antes, coincidiendo con el horario de Ramiro, lo había notado distinto al celular esta tarde, dijo que tenía que decirle algo. Hacía dos meses que salían, pero eran amigos de antes. Quizá pensó Daniela, a Ramiro no le estaba gustando esta relación, se asustó de sus pensamientos se había ido involucrando mucho más de lo que pensaba. Se asomó a uno de los ventanales mientras se cambiaba ropa en el baño pero dio un respingo al ver que frente al edificio, sentado y mirándola estaba el gato negro parlanchín. Se quedó perpleja no sólo por que estuviera allí, sino por que el gato le sonreía. Parpadeó varias veces, mientras hablaba en voz alta - los gatos no sonríen, las hienas tal vez, pero ¿los gatos?, Se alejó de la ventana y casi cae al tropezar con una de las bancas. Terminó de vestirse, convencida de que estaba alucinando, se maquilló un poco y se preparó para encontrarse con Ramiro, sin embargo el gato seguía en su cabeza, - primero se disculpa, pensó Daniela - luego me sonríe, creo que estoy con estrés, dijo en voz alta mientras bajaba la escalinata del pasillo que conducía a la recepción. Se despidió de la señora Mariana y se fue a la puerta de salida, donde encontró a un pálido Ramiro, que la agarró de la mano y la llevó casi corriendo.

- apúrate Daniela, te mueres con lo que te voy a contar, ¡es que acabo de hablar con dos gatos!
Daniela frenó en seco y se lo quedó mirando
- ¿No soy la única con estrés?
- ¿Por qué dices eso?
- Es que un gato negro me habló esta mañana, pero yo no lo tomé en cuenta, pensé que me lo había imaginado, es que como se me cruzó y eso trae mala suerte, se volvió a cruzar y se disculpó. Pero hace un rato lo vi de nuevo en el callejón y me sonrió. ¿Te habló a ti también dices?
- no precisamente un gato negro, dos gatos grises, ordinarios, como pendencieros
- ¿Queeeeé? ¿Dos gatos grises?
- Si, ¡me acorralaron!
- ¿Qué te acorralaron?
- me acorralaron, te dije que eran unos gatos con aspecto pendenciero
- ¿Pendenciero?
- Daniela por favor deja de repetir todo lo que digo, que me pones más nervioso
- Perdón, perdón, debo estar loca por preguntar esto: ¿Que te dijeron?
- Me dijeron que su jefe quiere verte a ti, hoy, que él ha tratado de hablarte pero tú cierras tu mente y no lo escuchas.
- pero Ramiro, esto es una locura, los gatos no hablan
- Pero tú lo escuchaste ¿verdad?
- ¿Y para que me quiere a mí?
- Lo que alcancé a entender es que tú tienes la magia para ayudarlo.

Entraron al café de siempre, el día estaba fresco y ambos necesitaban un respiro, pidieron unas tostadas y un exprés, ambos con la mente en otra parte. Daniela se quedó mirando por la ventana y casi distraída le pregunta:

- Ramiro cuando hablamos por teléfono dijiste que tenías algo que decir
- Daniela, sea cual sea la locura o alucinación que ambos estamos viviendo, te amo ¿quieres pololear conmigo?
- Ramiro yo... por supuesto que sí, yo también te amo.
- Sabes me gustaría que nos pusiéramos las ilusiones, ¿te parece bien?
- claro que sí

Cinco

Valeria estaba vuelta loca de alegría, los padres de su amiga Any venían de visita por dos semanas, eso significaba que venían con ellos sus gatos, o sea su mamá y su hermano. Estaba feliz, ansiaba hablar con su madre, las últimas noches había soñado con el gato negro de pelaje brillante, lo había visto en paisajes distintos, pero sus ojos profundos le dejaban el alma confundida. Era como si en sueños él quisiera decirle algo. Valeria había escuchado algunos murmullos entre los gatos adultos, ella sabía desde pequeña que su madre guardaba algún tipo de secreto, recordaba muy bien que cuando llego el momento de elegir la familia con la cual viviría, vinieron varias personas que quisieron adoptarla, pero siendo su madre habitualmente muy dulce, había gruñido y arañado para que no se la llevaran, sin embargo cuando Any vino a la casa de sus padres después de su luna de miel y la tomó entre sus brazos, Reina Sofía susurró contenta. Valeria era muy feliz con Any, agradecía a su madre que no la dejara ir con nadie mas, sin embargo ella sabía que por alguna razón la habían mandado lejos.


Seis

La madre de Valeria era una gata blanca inmaculada, sin ninguna marca, al igual que su hijo Neptuno, ambos se veían majestuosos, su aspecto de gatos elegantes siempre llamaba la atención. Por eso los padres de Any la habían bautizado Reina Sofía.

Reina Sofía estaba sentada a los pies de su amo y Neptuno enfrente de ella, ambos meditaban, el curso de las cosas había cambiado los últimos días, era cierto, había secretos que ella hubiera preferido que así permanecieran. Neptuno comenzó a rascarse una oreja, una actitud algo vulgar que solo se permitía cuando estaba nervioso. Su madre y él no eran gatos comunes, ellos tenían poder y sabían como usarlo. Mucho tiempo había pasado desde que fueron necesarios algunos cambios. Benedicto, el rey de los gatos negros había sido expulsado. Todos habían estado de acuerdo, él debió asumir su destino, al perder la guerra entre colores puros, Benedicto fue enviado al destierro junto a los suyos, su familia de felinos negros y sus fieles soldados los gatos grises fueron enviados al mundo de las sombras, a un mundo de desolación destinados por siempre a predecir la mala suerte, a servir a las brujas y magos oscuros, sellaron el pacto, juraron que ese era el fin de los conflictos y mantener silencio hacia los humanos fue la condición para que nunca mas los gatos volvieran a ser influenciados por la maldad de las personas, el mundo olvidaría esos tiempos en que los gatos fueron sagrados para la raza humana, sagrados por conveniencia, por lo útil que eran los poderes de los gatos, porque en ese entonces habían enfermado de males humanos, vanidad, orgullo, ambición lo que por supuesto trajo la destrucción.

Reina Sofía había sentido en su mente cuando hace unos días se había roto el pacto, y tuvo que hacer lo prohibido, influir en la mente de sus amos para viajar al lugar de los hechos. Valeria estaba en peligro, ella había nacido con la marca en la frente, ella no lo sabía, pero tenia el poder de hacerlos volver y los gatos negros la buscarían.

Reina Sofía sabia que necesitarían a alguien mas, que debían hacer un pacto con los humanos, pero no había logrado averiguar quienes eran las personas elegidas, los gatos negros actuaban en forma muy sigilosa. Era su deber impedir el desastre, ella y Neptuno eran los descendientes de los antiguos gobernantes, eran guardianes. Benedicto y su descendencia, específicamente su nieto sobreviviente, no podía volver, estaban malditos y así debían seguir por siempre.


Siete

Ramiro y Daniela se quedaron juntos esa noche, ella tenia un pequeño departamento que había heredado de sus padres, ellos habían muerto hacia unos años en un accidente, sin embargo Daniela sentía su presencia aún en los dormitorios, en la cocina, en el balcón, su hermana era mayor que ella diez años y había asumido el rol de los padres cuando quedaron solas, pero el año anterior Eloisa se había casado, algo que había postergado por mucho tiempo por no abandonarla, pero Esteban había recibido una propuesta para irse a Europa y ella con mucho dolor por Daniela se fue con él. Vivían en Roma y tenían un bebe recién nacido.

- Ramiro ¿quieres dormir conmigo?
- Sí, pero solo si estas segura de querer estar conmigo
- te amo,
- Yo también te amo mi pequeña, pero sabes creo que si vamos a profundizar nuestra relación, sería necesario prevenir ¿no crees?
- Tienes razón, voy a preparar unos fideos con crema y cibullette y por esta noche sólo dormiremos, pero mañana iremos a la farmacia y compraremos lo necesario ¿bueno?
- me parece muy bien pero ahora tengo hambre, voy a ir comprar pancito por mientras cocinas y veré si está abierta la farmacia – dijo con una sonrisa pícara –

Daniela se sentía tan feliz, puso música romántica y la mesa para dos, entonces sintió unos golpecitos en la puerta, que raro pensó, Ramiro llevó llaves.

Miró por el ojo mágico, pero no se veía nadie, entonces cruzó la cadena de seguridad para abrir un poquito la puerta y al hacerlo dio un grito, sentado y esperando que le abrieran el gato negro parlanchín
- hola Daniela, espero que no te asustes tanto ahora y podamos hablar

Daniela quiso cerrar la puerta pero lo pensó mejor y tratando que su voz sonara segura pregunto:
- ¿Si le escucho lo que quiere decir, usted se irá y no me molestará más?
- Te lo prometo Daniela, pero por favor te pido que tengas paciencia debo contarte una historia un poco larga, vi salir a Ramiro y me gustaría que él también la escuchara ¿puedo pasar por mientras? No me gustaría que alguien más me escuchara hablar con un ser humano.
- pase por favor, creo que yo tampoco quiero que me vean hablar con un gato

- llámame Rufino

Dijo deslizándose al interior por el espacio que dejaba la puerta apenas abierta con la cadena de seguridad.

Rufino se instaló sobre uno de los silloncitos de la sala mientras observaba la mesa dispuesta para dos, lamiéndose el bigote en señal de apetito.

Daniela ya no estaba muy segura como tratar a su invitado, así es que simplemente agregó otro plato en la mesa y Rufino se sonrió.

Cuando Ramiro abrió la puerta de entrada, se asustó tanto de ver al gato que casi bota la botella de vino blanco que había comprado para acompañar la cena. Daniela le explicó y pronto estaban los tres cenando, solo que Rufino en vez de vino blanco, prefirió un pocillo con leche fresca. Comieron en silencio, apurando los bocados, ansiosos de saber que estaba pasando, esperaron que el gato se bebiera hasta la última gota de leche entonces se acomodó en el sillón y comenzó a hablar:

- primero quiero contarles brevemente una historia, hace muchos años los gatos éramos sagrados para la humanidad, ustedes como estudiantes deben saberlo, pero eso se rompió un día por que ciertos gatos y humanos de malos sentimientos y perversas intenciones, deseaban gobernarlo todo esclavizando y matando a quien no estuviera de acuerdo, estos seres fueron malvados y crueles, y aunque me duela reconocerlo, eran gatos negros como yo, hubo años de lucha, se le llamó la “guerra de los colores“. Los gatos blancos era la dinastía más antigua, por lo tanto lideraron la pelea contra el mal que crecía, se le unieron los rojos, los bicolor, también los de tres colores todos en contra de los grises o azules y negros hasta que los vencieron. Benedicto el rey de los gatos negros fue enviado con toda su familia al exilio, a las praderas oscuras, donde gobierna la mala magia. Pero hace mucho tiempo ya que el rey de los gatos negros murió y con él las ambiciones de poder y las malas intenciones, todos aquellos que lo apoyaron ya no existen, sin embargo los gatos negros y los grises seguimos condenados por culpas que ya son tan antiguas que solo algunos recuerdan. Sin duda los sufrimientos causados por nuestra especie a las otras clases de colores, fueron muy grandes, por eso es que los gatos blancos se han convertido en los guardianes para que nosotros sigamos condenados para siempre.

- Rufino, ¿pero que tiene que ver esto conmigo? pregunto Daniela, tomando la mano de Ramiro
- Te dije que todos aquellos que sirvieron a Benedicto ya no existen, sin embargo uno de sus descendientes ha sobrevivido, a pesar del mal del que fue rodeado, su corazón es bueno, y existe una profecía que dice que los gatos de todos los colores volveremos a vivir juntos y en armonía, por el amor entre un príncipe negro y una princesa blanca con una marca negra en la frente, pero para que puedan lograrlo, ambos deben cruzar un haz de luz que separa este mundo con el mundo oscuro, ese portal está ubicado en el centro de la biblioteca donde tu trabajas.
Ramiro dudoso pregunto, rascándose la cabeza
- ¿pero la gata blanca con la marca existe? Y de ser así ¿cómo sabemos que tu historia es verdad?, ¿Que certeza tenemos que tu príncipe negro tiene buenas intenciones?, además si todavía está en el paraje oscuro como tu dices, ¿cómo sabes tú que él quiere cumplir la profecía? y por último todavía no entiendo que tiene que ver Daniela, ella no es la única que trabaja en la biblioteca.
- Ramiro, intentaré contestar tus preguntas en orden: sí, la gata existe, se llama Valeria y vive muy cerca de aquí. En cuanto a sí digo la verdad, sólo te puedo decir que he roto un pacto de silencio con los seres humanos porque creo de verdad que el príncipe Lorenzo está enamorado de ella y ese amor nos va a salvar a todos. El se ha comunicado conmigo a través de la mente, y en cuanto a Valeria, a ella solo se ha atrevido a visitarla en sueños. Ella ignora que es parte de esta profecía, su familia la ha protegido, vive como una gata común, ni siquiera conoce la historia de sus antepasados.
- pero Rufino, insistió Daniela, que tengo que ver yo
- La profecía dice que una joven pura, que jamás haya estado con un hombre (Daniela sintió la mirada de Ramiro y se ruborizó, era virgen pero nunca se lo había dicho) con la marca sellada en la frente, debe pronunciar las palabras que harán que los dos mundos se abran y permitan el encuentro de los enamorados, uniendo para siempre a los que antes el mal había separado...

Ramiro mirando la frente de Daniela se larga reír y dice
- pero Daniela no tiene ninguna marca
- es que ese lunar era horrible y me lo operé hace varios años dijo Daniela ruborizada
- Si pero el sello de la marca sigue allí. Hay algo mas que deben saber, los gatos blancos nos temen y no quieren que todo vuelva a ser como antes, ellos prefieren que sigamos estigmatizados. Antes de lograr unir a los enamorados hemos enviado un llamado pidiendo que esta unión se haga en acuerdo de todos, pero la familia de Valeria será difícil de convencer. Daniela, volveré en tres días, entonces sabré si hay consenso y si el príncipe Lorenzo logró comunicarse con su amada, sólo en ese momento me gustaría que me dieras una respuesta.

Rufino salto del sillón y se fue por la ventana, Daniela penso que en realidad había sido muy gentil en tocar a la puerta cuando llegó.


Ocho

Los padres de Any habían llamado para avisar que su vuelo llegaba a las 10 de la mañana, Valeria se movía inquieta por la casa, esperando a que llegaran del aeropuerto, estaba muy nerviosa.

Se había dormido temprano la noche anterior, y su gato negro apareció en sus sueños casi de inmediato. Pero por primera vez le habló, cuando despertó de aquel sueño, Valeria la princesa blanca, la de la marca en la frente, la que todo lo podía cambiar, también despertó. En su mente telepática el amor de su vida le había enseñado esa noche a comunicarse, le entrego su historia y la de ella, le explico las dudas y desconfianzas que existían y cuanto él la amaba desde el primer día que vio su imagen a través de su mente, en ese entonces él la había buscado solo por la necesidad de cambiar las cosas, por las injusticias que sufrían los gatos negros, por los siglos de separación entre las razas, pero cuando la vio y escucho sus pensamientos supo que estaban destinados el uno para el otro, que no se podía luchar contra lo que ya estaba escrito. Le enseñó a comunicarse con él cada vez que quisiera solo pronunciado su nombre.

Valeria al principio no entendía que pudieran hablar el lenguaje humano, pero esa noche su mente estaba tan abierta que el comprender y llevar a la práctica fue casi la misma cosa. Supo también que no debía usarlo jamas, que era una regla de hace mas de quinientos años, y que hablarían con los humanos solo para conseguir estar juntos y con eso además cambiar la historia.

Sintió el auto de Any y su esposo y corrió al balcón, su madre y su hermano bajaron del auto, se veían más hermosos de lo que ella los recordaba, voló por las escaleras hacia ellos ronroneando, juntando sus cuellos y sus colas en señal de afecto. Sin embargo Reina Sofía la miró a los ojos y supo de inmediato que habían llegado tarde, pues vio en su mirada la locura del amor prohibido.


Nueve

Rufino se alejo por un callejón donde le esperaban los gatos que habían intimidado a Ramiro, se rió para sus adentros, Riky y Randy eran dos gatos jóvenes y juguetones incapaces de asustar a alguien, sin embargo cuando él les pidió ayuda y les contó las cosas, aceptaron y hasta se sobreactuaron un poco para convencer a Ramiro. Ahora estaban ahí esperándole, revolcándose por el piso, corriendo y saltando, jugando como locos, haciendo lo que a los gatos grises mejor saben hacer casi por instinto: luchar. Cuando lo vieron venir pararon su juego y jadeando lo siguieron al barrio donde vivían. Tenían que organizar la reunión, después de media noche, vendrían gatos de todas partes, habían sido llamados para explicar la situación, se sabía que las opiniones estaban divididas, pero Rufino era un gato viejo, sabía que seria difícil pero por el bien de los gatos negros, sus hijos, sus nietos y sobrinos, confiaba poder hablarles con sabiduría esa noche, estaría la familia de Valeria, Neptuno aparentaba ser inofensivo, siempre en silencio detrás de su madre, pero el sabía de su agudeza y sus breves comentarios después del discurso que Reina Sofía sin duda traería muy bien preparado, detonarían las decisiones que todos deberían aceptar.

El príncipe Lorenzo se comunicaba con Rufino desde que era un gato pequeño, desde que había visto morir a sus padres de forma horrible, las atrocidades que ocurrían en el paraje oscuro ni siquiera eran dignas de ser narradas, Lorenzo era el heredero de una corona oscura, era el último descendiente del rey Benedicto, pero había visto tanto dolor, que cualquiera pensaría que era un gato malo, pero el poderoso Rufino, el ultimo de los gatos negros sabios, se había adentrado en su mente, había recorrido sus sentimientos, había medido cada uno de sus pensamientos, por eso estaba seguro, por eso se había atrevido a romper las reglas, el príncipe Lorenzo no había podido ser contaminado por el mal, por que era incorrupto, su alma estaba limpia por efecto del amor. Solo un amor así de grande podía hacerlos olvidar a todos que alguna vez hubo una diferencia de colores.

Diez

A Valeria no se le permitió asistir al consejo de los gatos, obviamente Lorenzo tampoco podría estar, pasaron toda esa noche conectados, imaginando las posibilidades, planeando un futuro que no sabía si se les concedería, soñaron con escaparse y buscar el portal que los uniría, pero Rufino había sido muy cauto, solo el sabía quienes eran los humanos que les ayudarían y donde estaba la puerta que les permitiría estar juntos. Ahora todo dependía de esa reunión. Valeria se durmió sobre uno de sus cojines favoritos con la voz de su amor acurrucándola, cayendo rápidamente en un sueño en el que ambos estaban juntos para siempre.


Once

Lorenzo intentó respirar profundo, sentía que se sofocaba de tensión, la ansiedad le consumía desde hace horas, solo había logrado la calma cuando estuvo en contacto con Valeria, pero ahora ella descansaba y él se paseaba en la caverna donde se refugiaba hace unos días. Rufino había sido muy específico, debía permanecer ahí hasta que todo se resolviera, no debía salir, corría peligro por muchas razones, dentro de sus propios congéneres había división, gatos oscuros que no querían la reconciliación, gastos rebeldes de los otros grupos que también deseaban que todo siguiera igual y los amos del páramo oscuro, que no deseaban dejarlo ir. Estaba cansado de todo, tenía muchas dudas de los reales resultados del concilio de los gatos, sin embargo el amor que sentía y la pureza de Valeria, su belleza, el hecho de que lo amara sin condiciones, sin prueba alguna que él fuera todo lo que ella esperaba, lo motivaba a seguir en su claustro, en esta dura espera.


Doce

El barrio estaba tranquilo, hacía frío, la temperatura no pasaba de los 2° C, Rufino salió de su casa, la familia donde vivía se dormía temprano, eran un matrimonio de adultos mayores, lo habían adoptado cuando él era pequeño, no tenían hijos, siempre lo habían regaloneado mucho.
Salió tranquilo, sabían que no lo echarían de menos.

Riky y Randy lo esperaban en la esquina, a ese par de gatos juguetones nadie los controlaba, siempre estaban por los tejados revolviéndolo todo, los niños de la casa donde vivían eran unos gemelos tan desordenados como ellos, a esta hora dormían como angelitos, velados por sus padres.

Recorrieron el callejón que terminaba en el patio del colegio, allí ya se estaban juntado muchos gatos que venían de diversos lugares. Rufino suspiró y afirmando con fuerzas las patas en el piso, maulló para que todos lo escucharan,

- Nuestro amigo Tomás, guardián de este colegio, les guiará hasta el lugar de reunión, lamento no haberles indicado antes el lugar exacto, pero por nuestra seguridad iremos todos juntos.

Tomás era un gato delgadísimo de pelaje muy corto de un tono anaranjado, se subió en el borde de la pandereta, desde allí observó que hubieran llegado todos o la gran mayoría de los convocados y a una señal le siguieron en dirección norte de la ciudad, si algún humano hubiera visto en ese momento la hilera de gatos avanzando, quizás hubiera recordado la flauta mágica y los ratones dirigiéndose al río, pero aquí no había ningún encantamiento, ellos iban muy conscientes al lugar elegido para decidir su futuro.

Riky y Randy se quedaron en el callejón a esperar a los rezagados para conducirlos al bosque de pinos donde se realizaría la reunión, allí sin duda maullarían por horas hasta que llegaran a un acuerdo.

Rufino fue uno de los últimos en llegar al círculo de gatos que se había formado en el claro del bosque, había gatos de todas las comunidades, de todos los rangos, de todas las culturas, todos unidos en un solo pensamiento. Sin embargo y a pesar de la buena disposición de la mayoría, el círculo mirado desde arriba estaba dividido en dos mitades casi perfectas, de un lado gatos claros, desde el blanco más puro, liderados por Reina Sofía y su hijo Neptuno, completaban el semicírculo los bicolor, los de tres colores, los gatos rojos o anaranjados y enfrente, cerrando el circulo una masa negro- azul- gris. , y en medio, con su mirada fija en Reina Sofía, un gato de pelos muy largos y copiosos, negros también sus ojos, brillaban reflejando la luna... Con su sola presencia intimidaba, su nombre era Ebano...

Rufino, con la cola en alto y los pelos de la nuca erizados por la tensión del ambiente, se puso en el centro del círculo, como sabio más antiguo debería dirigir esta asamblea.

Trece

Ya habían pasado tres días, Daniela y Ramiro habían empezado a creer que habían sufrido una alucinación colectiva. Daniela en esos días había recorrido la biblioteca buscando lo que Rufino había llamado el portal, mientras que Ramiro por su parte había buscado en la literatura algo relacionado con la historia que les había contado el gato. Pero solo encontró lo que ya sabia de antes, pero nada hablaba de una guerra entre gatos y humanos y menos de colores, a menos que nadie hubiera guardado registro de ello, o de que los humanos nunca se enteraran de las peleas de los gatos, esto nuca había pasado,

Era domingo, habían almorzado comida china, y se disponían a tomar el café sentados en el sofá, cuando unos conocidos golpecitos a la puerta sobresaltaron a Daniela. Supo que seria inútil mirar por el ojo mágico, así que sencillamente abrió la puerta de una. Sólo que lo que vio no se lo esperaba. Ramiro soltó la taza de café que por suerte ya estaba vacía, la que rodó por la alfombra.

- Permiso ¿podemos pasar?
- Sí por supuesto
Dijo Daniela, mientras veía pasar primero a Rufino y a un montón de gatos que la saludaban y se iban acomodando en los sillones, las sillas y en la alfombra alrededor de la mesa de centro.

Rufino tomó la palabra y les pidió a Daniela y a Ramiro que se sentaran

- Les dije que les tendría noticias hoy, pues la verdad es que el jueves cuando hablamos tenía muchas duda de lo que pasaría hoy, pero por lo que ustedes pueden ver las noticias son excelentes, primero quiero presentarles a los gatos que me acompañan

Rufino en forma solemne fue nombrándoles entonces a los gatos que ocupaban toda la sala:

- Él es Neptuno príncipe de una dinastía muy antigua de gatos blancos, su madre es Reina Sofía, ella está ahora con su hija Valeria, la princesa de la marca, explicándole como serán las cosas.

- Es un placer, dijo Neptuno mirándole fijamente, Daniela sintió como si estuviera leyendo sus pensamientos.

- Ella es Escocia, vino de muy lejos en representación de los gatos de Europa, él es Mescal como la flor de los desiertos que representa, este viene de Alaska, le llaman Nik, el es Fusang, su nombre significa sol viene de la china y él es Ebano, su nombre es como el color de los gatos que como él han sufrido por siglos las culpas de sus antepasados, es nuestro líder y vive Siberia.

Rufino con aire cansado fue nombrando a una veintena de gatos, cada vez que ello sucedía Daniela y Ramiro sentían miradas penetrantes de esos ojos inteligentes que hurgaban en sus cabezas buscando respuestas a sus dudas. Rufino continuó hablando:

- Han pasado muchas cosas es estos tres días, hubo momentos en que creímos no lograr entendernos. Sin embargo estamos aquí para mostrarte que te necesitamos Daniela y que tú puedes terminar de ayudarnos a lograr esta unión. Muchas promesas y muchos acuerdos fueron sellados en estos tres días, si aceptas pronunciar las palabras que liberarán al príncipe Lorenzo y unirlo al amor de la princesa Valeria, serás testigo no solo de una unión sino del fin de siglos de separación entre nosotros, por favor ¿aceptas?

Daniela tomó la mano de Ramiro, todavía sorprendida, el la abrazo y sostenida así, Daniela asintió aún insegura, entonces Neptuno hablo brevemente:

- por lo que he visto en sus pensamientos, ustedes han sabido de nuestra historia, también saben cuales son nuestros temores al relacionarnos con la raza humana, pero también he visto en su corazón que son personas buenas y para que nuestros acuerdos se cumplan necesitamos de su ayuda.

Fusang, el gato de oriente, se adelanto, puso una de sus patas en las manos de Daniela y le dijo con una voz extrañamente suave:

- ¿Lo harás por favor?
- Sí, claro que sí

Dijo Daniela un poco más segura pero aun aferrada a Ramiro. En ese momento el gato llamado Ebano hablo también y a pesar de su aspecto intimidante, de su mirada aguda y penetrante, su voz sonó serena, profunda, tan agradable que invitaba a escucharle:

- Mucho tiempo ha pasado en que hemos sido la escoria, el mal, lo oscuro, hemos sido sacrificados, maltratados, desterrados, nuestros antepasados hicieron mucho daño al aliarse con humanos ambiciosos y traicioneros, pero ya hemos sufrido bastante y nos atrevemos a pedirle a un ser humano que nos ayude rompiendo todas las reglas que habíamos establecido, solo con la convicción que usted es una persona de corazón puro, que respetara nuestros acuerdos y a la vez entiende y comparte nuestro sueño de unión y libertad.

Rufino le mostró el reloj en la pared que marcaba las 5 de la tarde, habían pasado dos horas desde que los gatos habían entrado en el departamento, y les dijo

- La hora propicia para que se produzca el evento es la hora cero, nos juntaremos en la sala principal de la biblioteca a las 11.30 de la noche, hasta entonces por favor permanece en tu casa, aún hay fuerzas oscuras que debemos vencer, algunos de nosotros les guiarán esta noche.

Catorce

Reina Sofía se acercó a su hija, la observó con ternura, Valeria dormía plácida en su cojín favorito, ya no soñaba con su amor, solo flotaba en un sueño exquisito y reparador, sé sintió acariciada y reconoció las caricias de su madre, despertó completamente y recordando de donde venía ella, la miró ansiosa.

- ¿Realmente quieres hacerlo Valeria?
- Sí mamá, lo amo
- ¿Sabes que corren el riesgo de quedar atrapados allá?
- Sí, Lorenzo me lo dijo, pero no te preocupes, no va a pasar, nuestro amor es verdadero, solo si uno de los dos no amara al otro de verdad, podríamos quedar atrapados
- Debo decirte la verdad hija, nunca te hablé de nada de esto por que no creo en los gatos negros, desconfío de sus deseos altruistas, pero hoy en esa reunión muchas cosas se dijeron, tuve que aceptar los acuerdos, pero temo por ti, temo por todos nosotros, soy tu madre, pero hoy nuestros lasos se rompen. Estarás sola esta noche y realmente espero que ese amor de ustedes sea verdadero y que esto traiga paz entre nosotros.
- No te preocupes mamá, yo estaré bien, creo y confío en mi príncipe, sin embargo si debo enfrentarme sola al mundo oscuro esta noche, que así sea, no solo lo haré por mi amor, también lo haré por ti para liberarte de la carga que llevas por tanto tiempo.
- Hijita, no puedes liberarme, soy guardiana de nuestras tradiciones, si los gatos negros nos traicionan, tu estarás del otro lado y me asusta no poder salvarte.
- Estaré bien, ya verás. Lorenzo te va a encantar.

Quince

La biblioteca estaba completamente a oscuras, Daniela y Ramiro llegaron escoltados por Ebano y Escocia, si los humanos pudiéramos caminar con el sigilo de los gatos pensaba Daniela, que sé sentía torpe intentando seguir a los gatos por los callejones sin luz por donde los llevaron. Introdujo su llave de la puerta de servicio, y caminaron silenciosos hasta el centro del edificio, para su sorpresa Rufino, Nik y Fusang les estaban esperando y en medio de ellos Valeria que miraba a Daniela como si la conociera. Daniela quiso preguntar como habían entrado pero se dio cuenta que la pregunta estaba de más, así es que mejor pregunto:

- Rufino ¿y ahora que debemos hacer?
- Los gatos que estamos aquí, seremos los testigos al igual que Ramiro, tu Daniela, ponte aquí en el borde de este círculo y tu frente a ella Valeria, pero en el centro, donde recibes la luz de la luna por todos los ventanales, ya estamos en la hora, debemos comenzar

Daniela sé sorprendió ante el detalle de la luz de la luna, ella siempre se había fascinado con lo hermosa que era la biblioteca iluminada por el sol, con la claridad tan natural que hacia tan grato leer allí, de noche había estado siempre con luz de las lamparas. Pero ahora la biblioteca iluminada por esta luz mostraba un circulo brillante en el piso que ella jama había visto, y efectivamente los rayos que entraban, por los ventanales que tanto a ella le gustaban, convergían en la misma dirección: al centro del circulo, Valeria así iluminada se veía sencillamente de otro mundo, mágica, hermosa y espectral. Los otros gatos se instalaron fuera del círculo detrás de la gata y Rufino y Ramiro detrás de Daniela, entonces Daniela escucho la voz del viejo sabio directo en su mente:

- Como no hubo tiempo de que aprendieras las palabras, deberás repetir después de mí, no intentes responderme, sólo repite por favor: “este es él circulo de la luna, portal del amor, brilla con su luz, ilumina mi mente, me entrego a la luz con la pureza de mi cuerpo, con la pureza de mi alma, abro este portal por Valeria y Lorenzo, por que el amor contendrá el mal, te rescato Lorenzo de las fuerzas oscuras por el poder de tu amor, enlaza tu cola a la de tu amada, emerge de ese lugar siniestro une tu alma a las nuestras, las hembras de la marca en la frente, te liberan por que así esta escrito, te libero por el poder que me ha sido otorgado, Lorenzo ven aquí”

Daniela, Valeria, Ebano, Nik, Escocia, Fusang, Rufino y el mismo Ramiro, movían sus cuerpos de un lado al otro, balanceándose sobres las patas, atrás y adelante, como en un trance hipnótico, Ramiro trataba de no moverse pero era superior a su voluntad, la voz de Daniela se escuchaba como un murmullo, sin embargo el escuchaba las palabras fuerte en su cabeza como si ella hablara dentro de su mente, cadencioso y rítmico, era como si los cuerpos bailaran al ritmo de su voz. Ramiro no supo cuanto rato habían pasado en este baile extraño, de pronto Daniela se quedo en silencio, se escuchaba solo el ruido de la respiración, Ramiro trato de abrir los ojos pero le fue imposible, se escuchó como un leve crujido que fue creciendo como si el piso temblara y se partiera, Ramiro hizo un esfuerzo para abrir sus ojos lo que consiguió apenas, donde antes estaba el circulo brillante había un orificio negro y la gata no estaba allí, vio Daniela tendida en el piso y se abalanzo sobre ella para alejarla del hoyo que parecía crecer a cada segundo como sin un remolino girara en el centro empujando los bordes. Daniela seguía en trance y repetía los nombres de los gatos una y otra vez, en un murmullo denso, estaba fría tenia el cuerpo sudoroso, Ramiro se sentía agotado, trato de tomarla en sus brazos para salir de allí pero el cuerpo de Daniela estaba como pegado al piso, como si su peso se hubiera multiplicado, el ruido se hizo insoportable agudizándose, Ramiro se tapo lo oídos cayendo sobre Daniela que respiraba pesadamente, no supo si fueron segundos, minutos, horas, le pareció que la dimensión del tiempo se había perdido en esta locura y de pronto todo silencio, agarro a Daniela para sacarla de allí, pero ella como volviendo de otro planeta le indico con su mano hacia el centro de la biblioteca, ya no había hoyo, ni remolino, ni siquiera el circulo brillante en el piso, solo dos gatos lamiéndose la cara, una hermosa gata blanca y gato negro esplendoroso, Ramiro trato de preguntarles si estaban bien, pero los gatos se alejaron maullando como si no le comprendieran, Daniela y Ramiro buscaron a Rufino y a los otros gatos pero solo alcanzaron a ver un par de colas que se escapaban por entre los estantes y la oscuridad. Ramiro encendió las luces del salón principal para ver la dimensión del desastre que luego tendrían que explicar. Daniela sentada en el piso miraba a su alrededor con la boca medio abierta, todo estaba en su lugar limpio y ordenado como ella lo había dejado el día anterior, no había rastro de círculos brillantes, portales a dimensiones oscuras, ni piso roto, todo en calma en la hermosa biblioteca. Se levantó del piso comenzó a buscar entre los estantes llamando a Rufino y a los otros gatos, pero al parecer estaban solos.


Dieciséis

Any estaba feliz, sus padres viajaban de vuelta en ese momento, que bueno haber contado con su madre estas dos semanas, tenia un mes de embarazo y su mama había podido viajar cuando ella se lo pidió y acompañarla en sus visitas al ginecólogo y los exámenes. Pero al parecer ella no era la única contenta, Valeria había encontrado novio y el muy fresco sé había instalado a vivir con ella. Se veían tan lindos penso Any mientras los observa sentados en el balcón con las colas entrelazadas

- ojalá le dure el pololo a esta gata, ahora que voy a tener un bebe la va venir bien tener compañía


Diecisiete

Ramiro y Daniela decidieron vivir juntos, habían pasado cuatro meses desde “aquel acontecimiento”, no se lo habían comentado a nadie, en realidad no se hubieran atrevido a hacerlo, sencillamente si pasó o no pasó, era una tema que ni siquiera se cuestionaban, lo mejor era olvidarlo, fue como un sueño colectivo, pero sueño al fin.

Era domingo y Ramiro había traído sus últimas cosas, así es que terminaron de organizar el closet que ahora sería para dos y se dispusieron a almorzar la pizza que habían pedido por teléfono, por la noche habían invitado a los padres de Ramiro, algunos amigos, también a la señora Mariana su jefa de la biblioteca, se pondrían las argollas de compromiso. Pensaban casarse en febrero, después que Ramiro entregara su tesis, el decano de la U, lo había felicitado y le había ofrecido una cátedra, Ramiro sin duda seria uno de los profesores más jóvenes de la universidad. Pasaron la tarde organizando el encuentro de la noche, a eso de las ocho ya cambiados, con ropa ligeramente más formal, Ramiro sirvió dos copas de champán e invito a Daniela a brindar por el lindo futuro que les esperaba, pero ambos se atragantaron cuando sintieron unos discretos golpecitos en la puerta, se miraron pero Ramiro penso que era solo alguno de los invitados y abrió la puerta sin preocuparse mas, a Daniela se le cayó la copa de la mano, ahora si que no podían estar soñando, en la puerta habían dejado una canasta con un gran rosón de cinta blanca, en ella dos gatitos recién destetados, uno blanco con una manchita negra en la frente, el otro negro con una manchita blanca en la frente, Daniela retiró la tarjeta y la leyó en voz alta, mientras que Ramiro asumiendo, entro con la canasta y la puso en el sofá:

- “A estos pequeños les llegó el tiempo de ser adoptados, confiamos haber elegido la familia correcta para ellos”

Valeria y Lorenzo





Texto agregado el 15-11-2012, y leído por 444 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
03-06-2013 De un tirón, bueno, he hecho una pausa para que los ojos descansaran. Me ha encantado Rufino, su guerra de los colores, y sobretodo como los has relacionado. Los gatos tienen muy buenas vibraciones y tú nos lo has pintado muy bien. ***** granada
03-06-2013 Creo que me parezco a la gata Valeria, jajajaja MujerDiosa
03-06-2013 Amo a los gatos, precisamente tengo a mi gatita siamesa sentada encima mientras te escribo, jajajaa. Lo leeré de a poco para degustar tu cuento mejor. Un beso y un ronroneo.***** MujerDiosa
29-01-2013 =X) salem_the_cat
15-11-2012 Confieso que me guardo una mitad para mas tarde, pero no puedo sino agradecer por el buen momento ^_^******* achachila
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