Recorro tu piel.
Tu cabello se enreda entre los besos que te regalo.
La respiración rompe el silencio de la habitación roja.
Tus pupilas bailan fijas a las mías.
No, no tengo miedo.
Nuestros rostros brillan entre las sombras que dibujan las sabanas.
Navegamos por un océano de deseo, mientras la pasión burbujea por tu cuerpo.
Esta noche..
El calor de nuestra piel colisiona.
Con sutileza caminas entre el delirio y la brisa muerta que cae desde las luces apagadas.
Imposible dejar de pensar en ti mientras tu atracción anude mi lengua.
Tu aliento, tu voz suave, las miradas que se pierden entre el romance.
Embriagados de júbilo, intoxicado en tu licor.
Desnúdate, frente a mi, con el corazón flotando entre la espuma.
El tiempo no existe en este jardín.
La locura se adueña de cada neurona que estalla.
Nos fumamos nuestro sexo, acariciamos cada mínimo detalle.
Sensualidad, fragancia exquisita que llena nuestros pulmones mientras nuestros labios esperan el sol salir.
Te mueves como hoja en el viento, sobre mi, y tiritan tus manos sobre mi pecho, al ver nuestras almas fusionarse en uno.
El arte del amor, tu cuerpo el templo donde reposa cada suspiro robado a tus oídos.
Intensidad, suavidad. Jugando a ser libres mientras el sudor recorre el cristal.
Me derrito entre tus piernas y me deslizo en tus dedos.
Imposible borrar las sonrisas.
Mi nombre en tu voz estalla entre las almohadas.
Eres la única flor que florece en invierno.
Tentación, no hay despedidas esta noche.
Éxtasis, el viaje teñido de rosas.
Silencios y exaltación. Exhaustos.
Las ganas se hacen pocas ante una nueva vez.
Nos devoramos a Venus en tu cama.