He pensado morirme de cansancio,
de olvido, de dolor o de alegría,
mas lo dudo, no sé si uno al morirse
se muere de por vida.

Morir de amor pensé pero es mejor
morirse de vejez sin tanto ruido.
El corazón no puede darse el lujo
de detenerse porque está vacío.

Rompo el espejo cuando en él me observo,
se muere el otro yo, yo sigo vivo,
pero muy solo ya sin mi reflejo
quedo conmigo mismo.

Leí el poema veinte de Neruda,
y morí de amargura algunos días.
Pude escribir entonces versos tristes
llenos de angustia y de melancolía.

Aunque no crean intenté morirme
deteniendo mis ojos en sus ojos,
ella miro a otro lado y me di cuenta
que morir por morir no es ingenioso.

Mejor me moriré cuando Dios quiera,
cuando me diga "Baja ya tus alas".
Cuando no sueñe más, ni escriba versos,
ni pinte soles en mis noches largas.