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Regreso al hogar

Me senté en el medio de la cueva, la jauría estaba completa al fin, aunque cansados los recién llegados se integraron rápidamente a la alegría de los demás. La sombra gris estuvo ausente durante esta especie de festejo en que los que llegaron recién, fueron invitados a cazar y jugar en la cascada, se sentían felices y libres, los que aún recordaban las cosas, pudieron al fin reunirse con sus familias.

Yo los miraba y a pesar que me sentía satisfecha de verlos ahí, la oscuridad ponzoñosa de las muertes causadas por mí, me estaba pasando la cuenta. Abrumada por sentirme ajena y distinta entre estos seres que habían dejado de razonar y consciente que yo no encajaría nunca más en ningún otro lugar. Si hubiera seguido en el pueblo cerca de mis tíos adoptivos, sería la chica de 17 años a la que no le faltaban pretendientes, viviendo en la casa que me heredaron mis abuelos, tenía planes de emigrar a la ciudad, estudiar… pero ahora era una asesina, con poderes extraños, que se comunicaba con sombras y que guiaba a una manada de perros a lo que alguna vez fue su hogar, con una familia canina que ni siquiera podía recordar, no me sentía feliz, sentía ira y al mismo tiempo angustia, pero por sobre todo una absoluta soledad.

Al atardecer la sombra gris apareció de nuevo, le pregunté donde había estado y por qué el resto de las sombras no habían aparecido más. Pero ella sólo nos pidió a mí y a mi hermano que la siguiéramos, mientras el resto se quedaba durmiendo.

Caminamos en silencio por un estrecho y escarpado sendero en la montaña, mi hermano corría ansioso como si supiera perfectamente lo que pasaba, a veces me pareció ver angustia en su canina mirada. Llegamos a una gigantesca roca que era el final del camino, la sombra me pidió que me sentara y comenzó a hablar como siempre directo a mi mente.

- Debes eliminar esta roca y rescataremos a dos de tus hermanos menores que pudieron ser salvados y otros 7 niños más.

- Yo me levanté de un salto y un grito de horror se me escapó, ¡niños encerrados ahí en una cueva como yo! Grité desesperada

La sombra me pidió calma y me explicó que esto era diferente, que los niños estaban bien, que los espíritus los vigilaban les proveían para que pudieran sobrevivir. Se mantuvo en secreto para que nada los dañara, ahora deben tener entre 10 y 13 años, cuando llegaron aquí tenían no más de 3 en promedio. Tu misión es cuidarlos y llevarlos de regreso. Te esperan, les hemos hablado de ti y saben que deben seguirte y que tú los protegerás. Después que estén a salvo, debemos volver a finalizar lo que iniciamos.

Mi mente estaba a mil, había jóvenes ahí dentro, el futuro de mi pueblo, entonces comprendí el sentido de las cosas, había vida, había más como yo, tenía dos hermanos, el júbilo que sentía en mi corazón me hizo sanar todo el dolor de lo que había hecho, podía perdonarme, comprendí por qué la sombra gris me había exigido tanto sacrificio alimentando mi ira, alimentando a la bestia que había asesinado a mis víctimas con perversidad.

Los nueve jóvenes estaban sanos, delgados y pálidos, pero bien, supe cuáles eran mis hermanos sólo con verlos, era mirarme al espejo unos años atrás, su cabello oscuro su piel broncínea, ellos sabían todo, no se les había ocultado la verdad, nos abrazamos y lo que no me había pasado por mucho tiempo ocurrió como un milagro, lloré abrazada a ellos y ellos lloraron conmigo, ahora sí quería viajar a las montañas, ellos se merecían vivir libres y en paz.

Volvimos todos a la cueva, los chicos tenían suficientes alimentos secos para el viaje, nueces, avellanas, harina para hacer pan, la niñas del grupo sabían hacer de todo, más que yo, estaban organizados sólo debía protegerlos.

Mis hermanos abrazaron a los que habían sido sus padres, mi hermano mayor se echó en un rincón y sus ojos rojos dejaron caer lágrimas de dolor, lo abracé y le dije que nunca lo dejaría solo, que daría mi vida por él. Mis otros hermanos lo acurrucaron también.

La sombra me apartó a un rincón y me dijo que saldríamos en la madrugada, que nos quedaba una última cosa por hacer antes del viaje final. Había aprendido suficiente como para no hacer más preguntas, me dormí feliz y desperté renovada.

Viajamos un par de días hasta llegar al lugar en las afueras de la ciudad donde estaba la fosa común donde había enterrado los cuerpos de los perros muertos, muchas sombras negras salieron a nuestro encuentro, entonces entendí donde habían estado todo estos días, esperando nuestra llegada, cuidaban sus cuerpos aunque yo no sabía por qué. Ella me lo explicó en ese momento, necesitaban las palabras sagradas de su pueblo y al finalizar debíamos incinerarlos, solo así sus almas ya no sufrirían más y su lúgubre recorrido terminaría por fin.

Pasamos toda la noche hablando la sombra y yo, supe entonces que por ser la mayor debía aprender ahora todo lo que me enseñara, que su trabajo terminaría cuando me dejara en las montañas, me contó que era mi bisabuelo, guía de su pueblo hace muchos años, que había vuelto sólo para ayudarme y que yo debía tomar su lugar ahora, me dijo que debía esperar hasta que el último perro muriera, porque eso sería pronto, los químicos que habían recibido les había infectado la sangre, era irreversible su final y cada vez tenía que hacer el mismo ritual que haríamos al amanecer, después debía guiar a los jóvenes humanos que se habían salvado, para que vivieran en algún lugar poblado, si no eran encerrados y no permanecían sumergidos en el agua como yo lo había hecho, su cambio sería imperceptible, los niños habían sido educados, sabían el riesgo que corrían al cambiar, estaban preparados para la vida a la que yo los llevaría . Volví a llorar esa larga noche, pensando en mis padres, en mi hermano mayor convertido en gran perro negro también en los otros perros. Me explicó que al vivir en calma, sin ira en mi corazón, todos los cambios que había sufrido se irían atenuando, esa noticia me regocijó.

Al amanecer de ese frió día, una fina niebla lo cubría todo, abrí la maleta con las muestras de sangre que había rescatado y esparcí cada tubo en la oscura fosa, canté las oraciones que me había enseñado, hice el ritual de amor a la tierra y al sol, di las tres vueltas alrededor del horrible sepulcro, me detuve mirando las montañas y con mis brazos extendidos y mis manos abiertas usé el poder que ahora entendía e incineré el lugar, el fuego cubrió la gran tumba cóncava, con emoción pude ver que las negras sombras que habían permanecido silenciosas alrededor, comenzaban a elevarse cambiando a gris y luego a un blanco transparente hasta terminar disipándose con la niebla matinal.

El recorrido final hasta las montañas fue de cuitas con mi bisabuelo, mis hermanos no compartieron esta posibilidad, el no quiso mostrarse ante ellos. La despedida fue dolorosa, pero me dijo que estaría vigilante y que vendría a buscar a cada uno de los que muriera, que no me dejaría sola aunque nunca más le vería. Lloré mucho ese día, habían pasado casi dos meses y su amor y sus enseñanzas estaban grabados en mi mente. Desapareció lentamente, aún con el dolor que sentí, estaba preparada para lo que venía.

La montaña era nuestra amiga, nos sentíamos a gusto allí, reconstruimos algunas de las casas, los chicos bajan al pueblo más cercano y conseguían comida, uno de ellos llegó con unas ovejas que le regaló un hombre por ayudarlo en el camino, vivimos bien todo ese tiempo, no fue más de un año hasta que murió el último perro. No volví a usar mi poder después de incinerarlo, recogimos nuestras pocas posesiones y nos fuimos a vivir cerca del pueblo, era difícil adaptarnos, pero la sabia sombra gris, mi bisabuelo, nos guiaría estaba segura y si alguno de nosotros mutaba, nuestra montaña estaría siempre dispuesta a recibirnos

Texto agregado el 05-06-2013, y leído por 306 visitantes. (9 votos)


Lectores Opinan
12-06-2013 Ups Carmencita!! Hay tanto que comentar a cerca de tu historia, primero, tu forma de narrar es envolvente y clara. Además la temática me pareció atípica, digna de una gran inspiración. Sólo puedo felicitarte y agradecer por compartir con nosotros. Te abrazo con cariño. gsap
11-06-2013 Impresionante cuento, por momentos tormentoso e inagotable en su dureza. ***** lagunita
07-06-2013 Un final de película, luego de una agobiante y mágica acción. Me levanto de mi butaca, pero antes aplaudo por esta obra tan entretenida... guidos
05-06-2013 hermosa aventura ,bien narrada, ya me encariñe con la protagonista y su perro. jaeltete
05-06-2013 Eres una excelente narradora, si esto , me hubiese aburrido, no habría llegado al final, asi que debo de agradecer a tu prosa coherente y ágil la historia. un beso rub sendero
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