Déjenme presentarme en su lenguaje terrestre, soy un átomo de hidrogeno, un electrón, un protón y un neutrón de numero atómico 1 y de peso atómico 1 g/mol, la razón por la cual les escribo es para relatarle a los humanos mis vivencias en el transcurso de mis primeros 2,5 millones de años luz desde mi origen en su acogedor planeta hasta mi reciente vivencia como átomo puro en la galaxia de Andrómeda.

Acontecía el rutinario proceso de corrosión tipo blistering en una antigua refinería del este de Venezuela cuando como producto de la reacción me generaron en estado atómico tal y como me presente en el párrafo anterior, no se sí por la temperatura alcanzada o por el ángulo formado escape sin problemas de la atmósfera terrestre, ohhh que sensación de frió sentí al desprenderme de mi planeta de origen.

Y así pasaron mis primeros 2,5 millones de años luz entre la observación de galaxias, sistemas solares y nebulosas, que sensación de soledad me embargaba claro después de tanto tiempo sin ver tan siquiera otro homologo, me sentía como el ente mas solitario del universo envidiando con toda mi alma a aquellas magnificas moléculas gregarias de mas de 200 átomos de carbono que conformaban los derivados del petróleo.

Y de repente cuando pasaba por Andrómeda me encontró un átomo de Radón (luego el me contaría que me pudo avistar gracias a su sensible detector de resonancia de baja frecuencia) a pesar de que la temperatura llegaba a menos 200 °C.

Y entonces súbitamente comenzó a avanzar a mí lado ese magnifico sujeto quien amablemente me dijo:

- Señor, señor vaya una agradable rareza un átomo de hidrogeno por estos lares...déjeme presentarme mi nombre es Radón y tengo el numero atómico 86, si si le dije,

- Ya se tienes igual numero de protones, neutrones y electrones y de masa atómica 222 g/mol sí no me equivoco.

- Exacto señor y soy mejor conocido como el mas pesado de los gases nobles.

Y así estuvimos intercambiando banalidades hasta que comenzó a decirme cosas de gran significancia para mí.

- Oiga señor hidrógeno para mi es un honor conocer el originador del sistema solar, el primigenio de nosotros, sin el átomo de hidrógeno nada de lo que es actualmente existiría, de no ser por ud y su gran reactividad una vez formado en la primera gran explosión termonuclear conocida como el Big-Bang yo y todas estas galaxias ciertamente no existiríamos.

Yo incrédulo le dije...

- Vaya que sorpresa nadie me había hablado de mi estirpe y de mi reactividad, cuando hasta hace nada me sentía como el mas solo e insignificante ser del universo.

- Solo señor.........me va hablar de eso a mi, fíjese nosotros los gases nobles estamos destinados para siempre a no poder reaccionar con nadie ni con nosotros mismos, estamos condenados a ser termodinámicamente perfectos y ante eso nada podemos hacer, razón por la cual nos hemos de cultivar sobremanera para desarrollar nuestra vida interior que es con lo único que contamos.

- Entonces debe sentirse muy solo dije.

- No señor mi tiempo lo empleo en estudiar y contemplar al universo, tarea esta interminable y apasionante por demás.

Y ante tal filosofía de vida solo me basto reconsiderar mi posición admitiendo que era un afortunado en pertenecer a la estirpe que origino el universo y dotado además con la mayor reactividad de todos los átomos de la tabla periódica.

Y así entonces me llego el momento de despedirme de ese átomo de Radón que con su gran vida interior pudo enseñarme que podía llevar con dignidad su destino de eterna soledad.

Y entonces cambie drásticamente mi trayectoria, hice un giro de 180 grados y me volví hacia destinos mas calidos observando mi posición desde otra filosofía, pensando que todavía me quedaban miles de años luz por delante y jactándome silenciosamente de que gracias a mi existía todo lo que es hoy en día...ahhh y sobre mi sentimiento de soledad pensé... que importa? para eso tengo mi vida interior.